Para alcanzar esta conclusión, los investigadores recogieron muestras de sangre de 67 personas con enfermedad de Parkinson y otras 36 sanas. A todas ellas, se extrajeron células inmunes de su muestras y se mezclaron con porciones de la proteína alfa-sinucleína, la cual se acumula en los cerebros de las personas con Parkinson y puede dar lugar a la muerte celular.
De esta forma, los investigadores observaron que las células T de las personas con Parkinson respondieron a la presencia de alfa-sinucleína en un grado mucho mayor que los del grupo de control. Además, identificaron cuatro variaciones genéticas que se asociaron con la reactividad de las células T a la alfa-sinucleína.
De hecho, más de la mitad de las personas con Parkinson llevaron al menos una de esas variantes, en comparación con el 20 por ciento de los controles. "Estos hallazgos exponen un biomarcador potencial para esta enfermedad que puede algún día ayudar en su diagnóstico o ser utilizado para evaluar la eficacia de los tratamientos están funcionando", han comentado los autores.
No obstante, se necesitan más investigaciones para aprender acerca de las interacciones entre las células inmunitarias y la alfa-sinucleína. Si bien, una mejor comprensión de esas interacciones puede conducir a información sobre la progresión de la enfermedad, así como posibles conexiones a otros trastornos neurodegenerativos.
Hemos bloqueado los comentarios de este contenido. Sólo se mostrarán los mensajes moderados hasta ahora, pero no se podrán redactar nuevos comentarios.
Consulta los casos en los que lainformacion.com restringirá la posibilidad de dejar comentarios