Franco da a Sánchez su hito: 4 horas 'al mando' de la exhumación desde Moncloa

El féretro de Franco sale de la Basílica
El féretro de Franco sale de la Basílica
EFE

24 de octubre de 2019. 10:50 horas. Un operario realiza cuatro perforaciones en la lápida de 1.500 kilos sobre la que fue enterrado Francisco Franco en 1975. Es el inicio de la 'Operación Exhumación', un operativo que el Gobierno midió al milímetro y que para ellos ha sido todo un éxito. Pedro Sánchez ya tiene en su haber el gran hito de su mandato, ese con el que quiere pasar a la historia al igual que hizo Zapatero derrotando a ETA o Rajoy sacando a España de la crisis económica. Han sido cuatro horas intensas que el presidente en funciones siguió de forma directa desde su despacho. Le radiaron todo.

En Moncloa no pegaron ojo en toda la noche. Prepararon todo con mimo y a las 6 de la mañana ya estaban operativos. Lo primero era pasar a recoger a los familiares de Franco por tres puntos de Madrid que no se han revelado por motivos de seguridad. Desde allí, al Valle de los Caídos. Antes habían llegado los cerebros de toda esta ‘Operación Exhumación’: Félix Bolaños, secretario general de Presidencia y mano derecha de Sánchez, y Antonio Hidalgo, subsecretario. Junto a la ministra de Justicia, Dolores Delgado, mantuvieron un ‘teléfono rojo’ con Moncloa informando al presidente de todo lo que estaba ocurriendo. Junto a él, en el despacho oficial, Iván Redondo, el jefe de gabinete.

En la más estricta soledad, sin cámaras de por medio, siguieron este hito para ellos. Mientras los teléfonos no paraban de sonar, recibiendo mensajes de apoyo y de felicitación que ahora, previsiblemente, el PSOE se encargará de explotar oportunamente durante la campaña electoral. En Moncloa el ambiente es de satisfacción y alegría. Aseguran que llevan un año trabajando y luchando contra la familia Franco y que por fin lo han conseguido.

Exhumar a Franco llevó dos horas. Se levantó la lápida con unos gatos hidráulicos, se desplazó hacia un lateral y se pudo ver qué había. El ataúd de madera estaba erosionado por la humedad, pero los familiares decidieron conservarlo. Dentro hay una caja de cinc herméticamente cerrada y los restos. Ocho nietos lo portaron a hombros y lo sacaron de la basílica. En la explanada lo introdujeron en el helicóptero (sí cabía, todo estaba medido) y desde ahí, a Mingorrubio.

El único pero del operativo fue un “viva Franco que corearon los familiares y que el Gobierno pasó por alto. Nada de banderas preconstitucionales. Bolaños tuvo que emplearse a fondo e incluso tener un rifirrafe con Francis Franco para evitar la colocación en el féretro de la bandera con la que se enterró al dictador. Los familiares habían llegado al Valle con ese emblema, pero el Gobierno les impidió acceder a la basílica con él. La caja fue cubierta por un estandarte con la cruz laureada de San Fernando, que es el estandarte familiar, y sobre él, una corona de laurel con lazos con los colores de la bandera de España, los mismos que portaban los familiares en su solapa. Así lo explicaron fuentes del Ejecutivo.

Los restos de Franco entraron en el cementerio de Mingorrubio a las 14:41 horas. Ya está junto a su mujer, Carmen Polo, y otros ilustres de su etapa como Carlos Arias Navarro y Luis Carrero Blanco. Llegaron en el Super Puma, el mismo que desplaza al presidente del Gobierno o el Rey. Paradojas históricas porque el dictador también llegó por el aire desde Canarias a Marruecos para liderar el golpe de Estado contra la República en el 36. Su último viaje ha sido retransmitido por televisión y ha generado todo tipo de reacciones en un tranquilo barrio donde creen que su paz ya no va a ser la misma.

Mingorrubio, un tranquilo barrio alterado

A las 6:30 de la mañana, con 8 grados en el termómetro, comenzaron los primeros movimientos en Mingorrubio. Decenas de periodistas de todo el mundo (en la zona habilitada se hablaba inglés, francés o portugués) fueron testigos de una operación con la que el Gobierno de Sánchez se ha volcado. No le viene nada mal cuando solo quedan 17 días para las elecciones y cuando la EPA que se ha conocido este jueves no es precisamente buena. Los primeros en llegar fueron los informadores y más de 400 policías que han convertido el cementerio en un búnker. Imposible acercarse si no se portaba una acreditación. Antidisturbios, guías caninos, caballería , motoristas... La Delegación del Gobierno no quería ninguna polémica y blindó el camposanto.

Los vecinos de Mingorrubio fueron amaneciendo sobre las 8. Alguno sacaba a sus perros a pasear, otros salían a correr, un joven cargaba su coche eléctrico ajeno al movimiento, una familia subía a su furgoneta para llevar a sus hijos al colegio... Todo normal en esta barriada de apenas 200 familias más acostumbrada a cruzarse con guardias reales o agentes del CNI (Zarzuela y una sede del servicio de Inteligencia se encuentran a apenas unos metros) que con cámaras de televisión o furgones de la UIP. La tranquilidad matutina solo se vio alterada por dos nostálgicos que aparecieron gritando “viva España y viva Franco”, además de insultar a los periodistas.

El primero en acceder a Mingorrubio fue el sacerdote Ramón Tejero, hijo del golpista, y uno de los dos religiosos, junto al prior Santiago Cantera, que ofició la ceremonia íntima. En ella, por cierto, estuvieron presentes dos representantes del Gobierno, la ministra de Justicia, Dolores Delgado, para dar fe de que Franco era enterrado en su destino final, y el propio Bolaños. Pero no participaron en ella.

Alrededor de Mingorrubio se congregaron unos 200 nostálgicos, de todas las edades y clases, para lanzar vivas a Franco... y a Tejero padre. El protagonista del golpe de Estado fallido del 23-F se paseó por las inmediaciones del cementerio, generando alabanzas diversas entre estos manifestantes que se fueron marchando a casa sin conseguir su objetivo: acceder al lugar donde la familia ha decidido enterrar al dictador. Eran ciudadanos de todo tipo: desde un padre de cuatro hijos llegado desde Fuenlabrada hasta un joven que no había vivido, ni de lejos, lo que fue el franquismo. Algunos, una minoría, portaron banderas preconstitucionales.

Los restos de Franco entraron en silencio absoluto en Mingorrubio. Dentro ya esperaba su familia, que había llegado por carretera. Ahí finalizó el papel del Gobierno. Sánchez ya tiene un argumento más en sus mensajes de campaña. Otra cosa es cuándo volverá la paz a este barrio. De momento el cementerio permanecerá cerrado y custodiado ‘sine die’.

Mostrar comentarios