Actividad paralizada

La noria ya no gira en 80.000 hogares: "Familias enteras vivimos de la feria"

Los profesionales del sector denuncian que su situación laboral está en un limbo con eventos cancelados por todos los pueblos y sin ayudas para sobrevivir a la crisis del coronavirus. 

Jesús (centro) junto a Valen (derecha) y Antonio (izquierda) esperando poder abrir sus atracciones en Hortaleza
Jesús (centro) junto a Valen (derecha) y Antonio (izquierda) esperando abrir sus atracciones. 
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Desamparadas. Así se sienten las 80.000 familias de feriantes que están a la espera de saber si pueden, o no, continuar con su trabajo tras la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. Por ahora, la noria ha dejado de girar, los coches de choque de pitar, el algodón de azúcar de inundar la calle con su olor o la tómbola de invitar a llevarse el oso gigante o la chochona. La crisis en este sector es aún más alarmante porque "los amigos y todos los familiares están en la misma situación de crisis y ¿a quién le pides ayuda para sobrevivir?". Habla Jesús Pereira, un feriante desde que nació -tiene 39 años- y que está a la espera de saber si puede poner en marcha sus atracciones para niños en el madrileño barrio de Hortaleza. Este vicepresidente de la Asociación Cultural de Unión de Feriantes de la Comunidad de Madrid reclama ayudas económicas para un sector que "está en el limbo y sin que nadie se acuerde de nosotros". 

El parque de atracciones de la ciudad abrió esta semana con limitación de aforo y son numerosos los feriantes que se concentraron en Madrid para reivindicar que ellos también quieren trabajar. "La crisis de 2008 ya hizo tambalearse al sector, pero lo de ahora puede acabar con esta forma de vida", asegura Pereira lamentando que muchos de los feriantes no han podido seguir pagando el seguro de sus atracciones o de las furgonetas, lo que impediría volver a montar el negocio en cuestión de días... "si al final nos dejan" porque "lo primero ha sido llenar la nevera". Son muchas las ferias que se han ido cancelando desde los ayuntamientos, para lo que el sector reivindica "montar las atracciones sin necesidad de festejos y respetando siempre las medidas de seguridad necesarias que marquen desde Sanidad porque los primeros que queremos estar seguros somos nosotros, que también tenemos niños y muchos están en la feria".

Cuando se decretó el estado de alarma Pereira estaba empezando a instalar sus atracciones en el recinto de Hortaleza (Madrid). Allí lo tuvo que dejar todo e irse a casa por el confinamiento. Ahora habla con este medio desde ese parque en el que espera que lleguen todos los permisos necesarios para que la noria vuelva a girar. "Si no es así deberían darnos algún tipo de subvención porque ya hemos perdido la mitad de la temporada". Relata que los feriantes trabajan solo unos meses y en ese periodo deben lograr los ahorros suficientes para pasar el invierno. "Si ya no podemos contar con los ingresos de los meses anteriores y el futuro es incierto porque no se sabe si habrá público y si nos dejarán montar todas las atracciones acabaremos trabajando para el diablo (el aire)". 

Nieto de feriante, "mis hijos serán la cuarta generacion", sabe lo que dice cuando habla de que el sector atraviesa una situación "criminal" que nunca antes se había visto. Hasta que se encienden las luces y los clientes empiezan a subir en las atracciones pasan 15 horas de montaje, presentar la documentación... Un mes antes se ha tenido que ir preparando toda la documentación necesaria para poder tener un sitio en la feria (solicitar permiso, pagar tasas, tener un plan de evacuación, un certificado de montaje, un extintor...).

Un año en blanco es "implanteable" para un sector en el que trabajan familias enteras. En su caso sigue al corriente de pagos por si "salta la liebre y podemos empezar a funcionar en menos de 24 horas", pero no es el caso de otros muchos para los que seguir pagando el seguro de una atracción de niños, que puede alcanzar los 400 euros, ha sido imposible . Pereira defiende que "somos un gremio muy luchador y sufrido, acostumbrado a situaciones muy adversas pero esto que vivimos ahora es muy complicado". 

Menos complicado ven abrir las ferias con estrictas medidas de seguridad. Proponen buscar nuevas localizaciones para lograr que se mantenga la distancia social, poner mamparas si hace falta en ciertas atracciones, limitar el aforo, limpiar entre viaje y viaje, poner mamparas si es necesario... son algunas de las ideas que seguro más de uno ha pensado pero que todavía no puede ni poner en marcha porque las luces de las ferias están a día de hoy todas apagadas. 

Pereira no fue el único que se quedó a las puertas de abrir. Fernando Piquera, presidente de la asociación, recibió la noticia del confinamiento en Valencia. Allí tenía todo listo en la churrería que regenta junto a otras atracciones. Según van pasando los años los feriantes ya necesitan más de una para  sobrevivir. "Poner una en marcha cuesta de media unos 600 euros ", asegura Pereira. En el caso de Piquera estar con todo listo para las fiestas de Las Fallas (que después se cancelaron), se le disparó a más de 3.000 euros. A día de hoy, está todo perdido. La situación no deja de ser "una pescadilla que se muerde la cola" porque si "no hay fiestas no prohíben instalar las atracciones pero necesitamos de una inyección económica que respalde los gastos que ya se han tenido", reclaman ambos. 

Feriante desde hace 30 años "desde que me casé" no olvida cómo empezaron a escucharse rumores en Valencia de que tenían que desmontar la feria "hasta que vino la policía y nos dijo que había que cerrar". Reconoce que tuvo la suerte de que "el pedido más grande para los días más fuertes todavía no me había llegado y nada más llegar a Madrid pude cancelarlo". Otros no habrán corrido tanta suerte. Piqueras señaló el día de la manifestación de los feriantes en Madrid que el sector lleva ocho meses "sin facturar" y que la ayuda que están recibiendo los que están dados de alta como autónomos acaba en breve pero "otros muchos no tienen ni eso". 

"Hay mucha gente que todavía no se había dado de alta y la situación es crítica. La gente está acudiendo a Cáritas", asegura, y lamenta que "ahora mismo para el Gobierno no aparecemos en ningún lado, ni hemos aparecido en la desescalada ni en la nueva normalidad y seguimos igual, sin soluciones". Y ese era el lema de una concentracion en la que otro manifestante representó la situación del sector portando un ataúd de poliestireno, para "simbolizar la muerte de la feria". "Lo único que pedimos es trabajar como el resto de españoles puesto que pagamos nuestros impuestos. No queremos caridad", dice el sector.

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