Fráncfort debate la amenaza de Amazon al sector tradicional del libro

  • Rodrigo Zuleta.

Rodrigo Zuleta.

Berlín, 9 oct.- La presencia de Amazon en la Feria del Libro de Fráncfort ha sido, al menos desde el lanzamiento al mercado del Kindle, algo así como una amenaza para parte del mundo del libro, pese a que oficialmente siempre se ha tratado de resaltar que el gigante logístico es también una fuente de oportunidades.

En esta edición, sin embargo, el tono de parte de los libreros ante Amazon parece ser más combativo, como se vio hoy en un debate entre el director administrativo de la Asociación de Libreros Alemania, Alexander Skirpis, y el periodista Dieter Schnaas.

Skirpis ve ante todo un peligro en las tendencias monopolísticas de Amazon, que, según él, amenaza con destruir las pequeñas librerías y las pequeñas editoriales y, con ello, la variedad del mundo del libro.

"Jeff Bezzos (presidente de Amazon) ha dicho que quiere cazar a las editoriales como gacelas. Está claro que quiere que Amazon sea el único intermediario entre el lector y los libros", dijo Skirpsis al comienzo del debate.

"Lo que queremos es evitar la destrucción de las pequeñas librerías y las pequeñas editoriales. En el mundo de Jeff Bezzos, un autor como Franz Kafka no hubiera sido descubierto nunca, porque no hubiera habido campo para un editor tan loco como Kurt Wolff", agregó.

Skirpsis pidió también "reglas claras" para evitar que Amazon tenga ventajas competitivas indebidas.

"Naturalmente, tenemos que ver a Amazon como a un competidor y enfrentarnos con él ofreciendo productos de calidad, pero también necesitamos reglas claras de la política que evite que Amazon tenga ventajas competitivas ilegítimas", dijo.

Schnaas, en cambio, fue escéptico con respecto a una intervención de la política frente a Amazon, cuya política de rebajas es uno de los puntos que molesta a los libreros.

"Las autoridades antimonopolios intervienen cuando los precios son demasiado altos, no cuando son demasiado bajos", dio Schnaas.

Schnaas se refirió además a una tesis del economista austriaco Joseph Schumpeter que sostenía que los monopolios son algo normal al comienzo de una innovación tecnológica y que las ganancias que obtienen son una recompensa al riesgo empresarial de los inversores.

"Puede que Jeff Bezzos quiera cazar editores como gacelas, pero también es claro que está corriendo un riesgo", señaló.

Schnaas, además, confesó abiertamente su desconfianza ante la idea de que la cultura es un bien que debe ser protegido,

"La cultura no es un bien que requiera una protección especial sino un biotopo altamente subvencionado", dijo.

Según él, "el 99 por ciento de los productos que se definen como productos de la cultura" no merecen una protección especial, y dijo que se debería discutir qué es lo que debe ser protegido. "Una cosa es proteger un 'bestseller' y otra cosa, un libro de poemas", dijo.

Skirpsis rechazó tratar de introducir ese tipo de diferencias y recordó casos como el del músico Arnold Schönberger, cuyos estrenos producían protestas tumultuosas por parte de gente que consideraba que lo que él hacía no era arte.

"Hoy sabemos que Schönberg forma parte del canon musical occidental", dijo.

Lo que se sale de la norma, según dijo Skirpsis retomando el ejemplo de Kafka, no entra en el mundo de Amazon, porque allí falta "un editor loco que edite un libro loco y un librero loco que lo recomiende".

También falta el largo aliento de editores que se mantienen fiel a un autor, aunque este tarde en tener éxito.

En medio de la discusión llegó a Fráncfort la noticia del Premio Nobel de la Literatura para Patrick Mondiano, un autor de minorías al que editores en todo el mundo han tratado de promover durante años.

La historia de su editor español, Jorge Herralde, de Anagrama, es un ejemplo de ello. Herralde, según dijo a EFE, descubrió a Mondiano como lector, cuando en España lo publicaban otras editoriales, en las que no tuvo éxito.

Hace diez años, cuando ya nadie lo publicaba en España, leyó en francés otro libro suyo, "Un pedigrí", y resolvió publicarlo "sólo por el placer de hacerlo, aunque no se vendiera nada".

Tal vez se trate de una locura editorial, como la de Kurt Wolff con Kafka, que según Skirpsis, no sería posible en un mundo dominado por Jeff Bezzos y sus algoritmos.

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