Última noche de los monjes con Franco: "Rezamos por los vivos y los difuntos"

Valle de los Caídos
Valle de los Caídos

Los monjes benedictinos de la Abadía del Valle de los Caídos llevan 44 años siendo los custodios de la tumba de Francisco Franco... hasta hoy. Ahora faltan horas para que los restos del dictador sean exhumados y trasladados al cementerio de El Pardo después de un año de trámites administrativos y en los tribunales.  En la última noche de su custodia han continuado con sus rezos -"por los vivos y los difuntos"- en un ambiente ya casi de resignación que llega tras el malestar por no haber podido "entrar a la Basílica".

La niebla quiso ayer ser la protagonista durante toda una jornada en la que se ultimaban los preparativos para que en menos de una hora los restos de Franco pongan rumbo a Mingorrubio. Todo está estudiado al milímetro para que así sea "y digo yo que volveremos a la normalidad el próximo domingo", relata a La Información uno de los monjes minutos antes de empezar el rezo al caer la tarde. "Los hijos de San Benito tenemos mucha paciencia", asegura antes de continuar con sus oraciones intentando olvidar la prohibición con la que se han encontrado de realizar sus reuniones diarias en el coro y teniendo que acudir a la "capilla del monasterio".  Desde hace tres días los únicos que pisan la Basílica por cuya puerta saldrá a hombros de sus familiares el ataúd de Franco son los operarios y agentes de la Guardia Civil.  Esto llevó al prior, Santiago Cantera, a denunciar a la Benemérita. 

Los agentes aseguran que cumplen órdenes. Unas órdenes que ayer impedían a toda persona que no trabajara en las labores de la exhumación de Franco o en el Valle entrar al recinto. Hasta 15 huéspedes de la Hospedería de la Santa Cruz se quedaron de puertas para afuera pese a tener la reserva hecha desde hace ya días para dormir allí. "La Hospedería está cerrada" o "Hoy aquí no se puede entrar" eran las respuestas que se encontraban los que presentaban el DNI y su reserva hotelera en vigor a la espera de saber si su nombre era uno de los que contaba con la autorización. "Puede dar usted ahí la vuelta", obtenían por respuesta.

En la última noche de Franco en el Valle en el hotel de la Santa Cruz desde el que cualquier otro día se ve a los monjes pasear y hablar con los niños que estudian en la Escolania mientras juegan al fútbol sólo ha estado ocupado por nueve personas para las 120 habitaciones con las que cuenta: tres huéspedes, dos técnicos de TVE y cuatro trabajadores del hotel. Anoche esa explanada en la parte posterior de la Cruz estaba custodiada por agentes de la Guardia Civil. 

Hospedería Valle de los Caídos
Hospedería del Valle de los Caídos

Mientras, frente a la Hospedería, la Abadía donde los monjes intentan seguir con su día a día sorteando esos vehículos y a los agentes que tienen tomado el Valle para que todo salga tal y como está planeado.  Todo el operativo, que tendrá un coste máximo de 63.000 euros, comenzará formalmente a las 10:30 horas, cuando se inicien los trabajos de exhumación dentro de la basílica. En su interior solo estarán los operarios estrictamente necesarios para extraer la losa que cubre la tumba, de 1500 kilos, así como un forense, la ministra de Justicia, Dolores Delgado, como notaria mayor del Reino, y 22 familiares del dictador, entre nietos y bisnietos.

Todos pasarán antes por un detector de metales para evitar la entrada de cualquier dispositivo de grabación y el perímetro de la tumba estará cubierta con una carpa a la que solo entrará un familiar y el personal indispensable. La pesada losa se levantará mediante cuatro gatos hidráulicos y un rodillo que permitirá apartarla a un lado. Los técnicos calculan que todo el proceso de extracción dure aproximadamente una hora, aunque podría demorarse hasta tres en función de cómo se encuentren los restos.

El cadáver de Franco se inhumó en noviembre de 1975 en un ataúd doble, con una estructura interna de zinc sellada y otra externa de madera convencional. Si el ataúd de madera se encuentra en buen estado, se empleará ese mismo para su traslado. De no ser así como es previsible, se introducirá el féretro de zinc en otro ataúd preparado al efecto.

Por expreso deseo de la familia, el prior de la basílica, Santiago Cantera, que se ha opuesto en todo momento a la exhumación, bendecirá los restos, antes de ser portado a hombros por algunos de sus familiares hasta el exterior de la cripta, un recorrido de unos 300 metros. Ahí será la última vez que los benedictinos de la Abadía custodiarán los restos del dictador. 

Para el traslado a Mingorrubio habrá preparados junto a la explanada del Valle de los Caídos dos helicópteros de las Fuerzas Armadas, de los habitualmente empleados para el transporte VIP de personalidades, uno de ellos de reserva. Tras un breve vuelo de unos quince minutos, en el que el féretro estará acompañado por uno de los nietos del dictador -Francis Franco-, y la ministra de Justicia, el helicóptero tomará tierra en un antiguo helipuerto de la Guardia Real, muy cerca del cementerio. La familia y el resto de autoridades harán el viaje por carretera.

Allí, y de nuevo en la más estricta intimidad, los restos de Franco serán reinhumados en un panteón donde ya reposa su esposa, Carmen Polo. Una vez Dolores Delgado abandone esa cripta que se ha tenido que reformar en un cementerio en el que cada día no acudían más de 15 personas y en unas horas será el centro de atención de los más de 500 medios acreditados, el Gobierno culmina un objetivo político que se marcó al inicio de su mandato. Franco en breve ya no estará en El Valle de los Caídos.

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