Funcas plantea financiar servicios sanitarios eficientes y no solo efectivos

  • La mejora de la eficiencia en la utilización de los recursos es la clave de las reformas que el modelo sanitario necesita, según la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que propone, como norma general, "comenzar a financiar y utilizar lo eficiente, no sólo lo efectivo".

Madrid, 26 dic.- La mejora de la eficiencia en la utilización de los recursos es la clave de las reformas que el modelo sanitario necesita, según la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), que propone, como norma general, "comenzar a financiar y utilizar lo eficiente, no sólo lo efectivo".

Así se recoge en el último número de la revista Cuadernos de Información Económica titulado "Deberes para la próxima legislatura", en el que se hace un repaso sobre los retos de la sanidad frente a la crisis económica.

Los autores, Juan M. Cabasés, de la Universidad Pública de Navarra; y Juan Oliva, de la Universidad de Castilla-La Mancha, reconocen que el Sistema Nacional de Salud (SNS) "está siendo en nuestro país uno de los estabilizadores sociales clave para que la crisis económica no derive en una crisis social de gran magnitud".

Sin embargo, inciden en la necesidad de mejorar la eficiencia como guía de actuación. "La idea es producir el máximo de nivel de salud con los recursos disponibles".

Para los autores, una prestación o un servicio para ser eficiente debe ser efectivo y seguro, pero además debe haber demostrado que vale, desde un punto de vista social, lo que cuesta, "porque el presupuesto dedicado a esa prestación impedirá dedicar los recursos a otras alternativas".

Esa norma general, no debe ser aplicada solo a nuevas prestaciones, sino también a las ya existentes.

Para ello, proponen identificar aquellos servicios y situaciones donde "desinvertir" suponga un ahorro de recursos sin merma de la calidad asistencial: medicamentos, dispositivos, aparatos, procedimientos o servicios de escaso valor cínico.

En este contexto, el estudio plantea la creación de una agencia de carácter técnico e independiente, que rindiera cuentas directamente al Parlamento y al Consejo Interterritorial de Salud, cuya labor sería orientar sobre la adopción de innovaciones y evaluar las políticas y programas implementados en el medio sanitario.

Para resolver el problema de los impagos a los suministradores, los autores proponen un plan de financiación plurianual que permita la reestructuración de la deuda acumulada en el medio plazo, que podría orientarse en torno a los cinco años.

Esta medida debería ir acompañada de la revisión del modelo de financiación para el gasto sanitario.

El SNS precisa, según el estudio, de cambios estructurales como la puesta en marcha de un Pacto por la Salud, que englobara la prevención de la enfermedad y la discapacidad, y la atención a la enfermedad crónica y a la dependencia.

La corresponsabilidad de los usuarios es otro pilar de un sistema sanitario eficiente, por lo que las actuaciones de abuso moral o consumo excesivo por la gratuidad del sistema han de ser corregidas.

A su juicio, se deberían evaluar propuestas de penalización fiscal de consumos nocivos para la salud e incentivos positivos al consumo saludable, para reducir la necesidad de atención sanitaria.

Respecto al establecimiento de tasas (copago), los autores creen que estas medidas plantean costes de gestión y políticos "elevados" y riesgos para la salud de los usuarios, por lo que han de ser planteadas con cautela y con la exigencia de una evaluación continua de sus resultados desde el punto de vista económico y de salud.

Nuevas formas de financiación complementarias, una mayor coordinación de los niveles asistenciales y entre los servicios sanitarios y sociales y un rediseño del sistema de incentivos para los profesionales sanitarios son otras de las propuestas del estudio.

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