UNA INVESTIGACIÓN DESCARTA QUE EL DECLIVE DE LOS UROGALLOS SE DEBA A PROBLEMAS GENÉTICOS

Un equipo de investigadores, coordinado por la Universidad de Oviedo, ha concluido que el declive de los urogallos no se debe a falta de intercambio genético, tras estudiar un centenar de individuos que viven en los distintos sectores del occidente de la Cordillera Cantábrica.
El hábitat del urogallo cantábrico, ave eminentemente forestal, está fragmentado tanto por los usos históricos del territorio como por modos de destrucción de hábitat más recientes y agresivos.
El estudio, publicado en la revista 'European Journal of Wildlife Research', pretendía comprobar si la fragmentación de dicho hábitat montano se traduce en pérdida de conectividad entre sectores de la población de urogallos, y por tanto si la fragmentación podría ser una causa directa del declive de la población, al comprometerse el flujo genético.
El aislamiento implica pérdida de capacidad de respuesta a los cambios ambientales y, en general, mayor probabilidad de extinción. En la primera mitad del siglo XX se llegó al mínimo estimado de cobertura forestal. Aunque ahora haya más bosque que entonces, la hipótesis de la fragmentación del hábitat se barajaba porque sus efectos tardan décadas en notarse: ahora podríamos estar sufriendo las consecuencias de los niveles forestales más bajos alcanzados hace un siglo.
De ahí que cobrara fuerza la hipótesis de la pérdida de hábitat y el consiguiente déficit de intercambio genético como causa del riesgo de extinción del urogallo, hasta que ahora esta hipótesis se ha descartado.

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