Israel teme que la caída de Bachar al Asad desestabilice su frontera norte

  • Israel teme que la caída del presidente sirio, Bachar al Asad, desestabilice su frontera norte y que el vacío de poder en Damasco conduzca a un nuevo enfrentamiento armado con la milicia de Hizbulá ("Partido de Dios") o a ataques de grupos armados desde el sur de Siria.

Elías L. Benarroch

Jerusalén, 22 dic.- Israel teme que la caída del presidente sirio, Bachar al Asad, desestabilice su frontera norte y que el vacío de poder en Damasco conduzca a un nuevo enfrentamiento armado con la milicia de Hizbulá ("Partido de Dios") o a ataques de grupos armados desde el sur de Siria.

"La frontera norte no está estable, seguimos de cerca todo el tiempo los acontecimientos allí", anotó el jefe de la Fuerza Aérea israelí, Ido Nejushtan, en una reunión en la que evaluaba con otros altos mandos los acontecimientos en la región al finalizar el año 2011, informa hoy el diario Israel Hayom.

Para Israel, el régimen de la familia Al Asad ha supuesto cuatro décadas de no beligerancia en su frontera con Siria y un punto de referencia para presionar al pro iraní Hizbulá cuando la situación empeoraba en la línea divisoria con el Líbano.

Las represión de las protestas antigubernamentales desde mediados de marzo, en las que han muerto más de 5.000 personas según datos de la ONU, y las previsiones de expertos académicos y las agencias de seguridad en Occidente, de que Al Asad ha entrado en la cuenta atrás, despiertan en Israel una gran incertidumbre.

Expertos y comentaristas israelíes evalúan hoy el futuro del régimen y plantean que la única pregunta en estos momentos es "cuánto tiempo más durará Al Asad en el poder" y "qué impacto tendrá para Israel".

Itamar Rabinovich, ex embajador israelí en Washington y principal interlocutor en las negociaciones entre Israel y Siria en la década de 1990, cree que su caída "aún podría llevar algún tiempo" y exhorta a su gobierno a prepararse con antelación para el día de después.

"Damasco no es cualquier ciudad. Es uno de los corazones del mundo árabe, y la caída del régimen de Al Asad puede alterar todo el equilibrio regional", escribe Rabinovich en un artículo que publica hoy en el diario Yediot Aharonot, el de mayor tirada.

Agrega que "la anarquía e inestabilidad en Siria tendrán un impacto en toda la región que podría amenazar a Israel", tanto en el caso de que armamento del ejército llegue a grupos terroristas como en el caso de que Al Asad pueda iniciar un conflicto armado como último recurso por su supervivencia política.

Israel ocupó a Siria la Meseta del Golán en 1967 y, aunque desde 1973 la frontera entre ambos estados ha sido la más pacífica de la región, ambas partes se han enfrentado y mantenido su rivalidad sobre suelo libanés.

En los últimos veinte años, Israel ve en Hizbulá una "segunda cara" de Damasco y la pregunta que se hacen muchos analistas es si la caída de Al Asad fortalecerá o debilitará a la milicia chií con la que tantas veces el Ejército israelí ha combatido desde 1982.

La última vez fue en el verano de 2006, en una guerra tras la captura de dos soldados israelíes por milicianos de Hizbulá que costó las vidas a unos 1.100 libaneses y unos 150 israelíes.

La Inteligencia Militar, organismo encargado de evaluar las perspectivas de guerra o paz, está dividida y algunos altos mandos consideran que un verdadero proceso de democratización en Siria podría conducir, precisamente, a una mayor calma.

Así lo cree el ministro israelí de Asuntos Estratégicos, Moshé Yaalón, quien en un reciente encuentro con periodistas respondió a una pregunta de Efe que "la caída de Al Asad debilitará a Hizbulá".

"Las últimas semanas vemos una situación de guerra civil. La economía acabará deteriorándose y afectará al país. Puede que sea el fin del 'Eje del mal' (Siria-Irán-Corea del Norte, para Israel)", sostuvo.

En su perspectiva de los acontecimientos, uno de los escenarios que no hay que descartar es que la inestabilidad en Siria "conduzca a un cambio en el balance político dentro del Líbano" que acabe debilitando la influencia que hoy tiene el partido chií", aunque insistió en que "aún es pronto" para sacar conclusiones.

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