Israel y el Vaticano, 20 años de relaciones formales y un largo pasado común

  • Las relaciones diplomáticas entre el Estado de Israel y la Santa Sede tienen apenas veinte años, aunque están marcadas por un largo pasado en común de conflicto y lentos acercamientos, y una naturaleza única como representantes de dos religiones monoteístas que emanan de un mismo tronco.

Daniela Brik

Jerusalén, 25 may.- Las relaciones diplomáticas entre el Estado de Israel y la Santa Sede tienen apenas veinte años, aunque están marcadas por un largo pasado en común de conflicto y lentos acercamientos, y una naturaleza única como representantes de dos religiones monoteístas que emanan de un mismo tronco.

Israel como representante del pueblo judío y el Vaticano de la Iglesia Católica iniciaron plenas relaciones diplomáticas a finales de 1993 bajo el papado de Juan Pablo II.

La culminación del Acuerdo Fundamental entre los dos estados, al que se sumaron protocolos posteriores, se produjo tras una centuria de contactos en varios campos, que datan de antes del establecimiento de Israel en 1948.

En el contexto histórico, la desconfianza mutua entre católicos y judíos tiene como trasfondo conflictos como las Cruzadas y la expulsión en masa de comunidades judías en Europa -en muchas ocasiones instigadas por la Iglesia-, además del resquemor respecto a la posición del Vaticano durante el Holocausto.

Aún así, los dirigentes judíos y posteriormente israelíes siempre buscaron el reconocimiento de la Santa Sede por el valor simbólico que representaba, ya que la Iglesia Católica contaba desde hacía siglos con una presencia fundamental en lo que hoy es Israel, además de su respetada posición moral en todo el mundo.

En este camino diplomático, en 1904 el Papa Pío X recibió en audiencia al fundador del movimiento sionista, Theodor Herzl, que se topó con la renuencia teológica papal a sus aspiraciones de establecer un hogar nacional judío en la Palestina histórica, pues "los judíos no habían reconocido a Nuestro Señor".

El temor principal de la Santa Sede era que los Santos Lugares, considerados de interés vital para la Iglesia, quedaran bajo custodia judía.

El Vaticano consideró favorablemente la "Resolución de Partición" de la ONU de 1947, que abrió el camino al establecimiento de sendos estados, uno judío y otro árabe, ya que estipulaba también un "corpus separatum" para el estatus de Jerusalén y sus proximidades.

Desde entonces, la posición vaticana ha variado tímidamente, desde pedir un carácter internacional para la ciudad santa, a exigir que haya "garantías internacionales" para el acceso a los santuarios.

En paralelo, los contactos progresaron a varios niveles.

Cabe destacar el encuentro del canciller israelí Moshé Sharet con Pío XII en 1952, o el primer viaje de peregrinaje de un papa, Pablo VI, a Tierra Santa en 1964, en el que sin embargo, dejó patente el no reconocimiento de Israel.

Entre 1963 y 1978 el Vaticano mostró su apoyo expreso a la causa palestina, y en 1965 el Concilio Vaticano Segundo promulgó una declaración, la "Nostra Aetate", que cambia de forma radical las relaciones entre la Iglesia y los judíos a los que exonera de ser los responsables de la muerte de Cristo.

La declaración anunciaba además el "lazo" entre el pueblo judío y la Cristiandad, al que se sumó en 1986 la visita del Juan Pablo II a la sinagoga de Roma, en la que aseguró que "los judíos podría decirse que sois nuestros hermanos mayores".

Estos gestos cimentaron el posterior y fructífero diálogo interreligioso que el establecimiento de relaciones impulsó, acabando con siglos de distanciamiento entre el mundo judío y el católico.

El incipiente proceso de paz a principios de los noventa y el propio reconocimiento de Israel por parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), llevaron al Vaticano a replantearse su relación con el Estado judío a fin de poder tener un papel en el diálogo multilateral entre Israel y el mundo árabe.

"Hemos cumplido 20 años de las relaciones, y el próximo año será el 50 aniversario de 'Nostra Aetate', dos marcos en los que podemos analizar la relaciones a nivel de Estado, como entre el mundo judío y el cristiano-católico", explicó a Efe Lior Haiat, responsable de prensa para la visita del papa de la Cancillería israelí.

Desde 1993 los lazos diplomáticos entre ambos estados se han ido enriqueciendo y la visita de tres papas a Israel -y a la región- en 15 años, a saber, Juan Pablo II (2000), Benedicto XVI (2009) y Francisco (2014), son interpretados como signo de su fortaleza.

Subcomités mixtos analizan cuestiones que atañen al diálogo bilateral, como asuntos interreligiosos, fiscales y administrativos de compleja resolución.

Precisamente el acuerdo económico, que las partes se fijaron dos años para cerrar, lleva dos décadas bajo enconada discusión.

Y aunque ambos aseguran estar cerca, cuestiones de complejo calado como las propiedades de la Iglesia en Tierra Santa, los privilegios y estatus del clero, o la cesión del Cenáculo para ampliar las festividades de culto de la Iglesia, no terminan de resolverse.

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