José Antonio Marina: "Durante el cortejo todo el mundo miente"

    • Este lunes da comienzo una nueva edición del 'curso de convivencia amorosa'
    • El objetivo es atajar los problemas que puedan surgir en las parejas utilizando la inteligencia para solventarlos
El filósofo español José Antonio Marina en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (Imagen de Archivo)
El filósofo español José Antonio Marina en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (Imagen de Archivo)

¿Crees que una buena relación amorosa ayuda a ser feliz? Seguramente tu respuesta sea un "sí". Y es que, según las encuentas, el 90% de la población responde afirmativamente a esta pregunta. Sin embargo, asegura el filósofo José Antonio Marina, el 50% de las parejas fracasa. Ante esta problemática, el doctor decidió crear una escuela que sirviese a las parejas para dar con la raíz de sus problemas y aprender a tratarlos. Nacían así los 'cursos de convivencia amorosa'.

"No soy un consejero de parejas", subraya el pedagogo. "Este curso es el resultado de profundas investigaciones sobre inteligencia y resolución de conflictos. No tiene nada que ver con muchos de esos 'iluminados' que aparecen a veces en la televisión dando consejos vergonzosos".

Este lunes darán comienzo las clases, que se imparten a través de internet y que tienen cuatro meses de duración. Los destinatarios son aquellas parejas que "empiezan o que quieren que su relación funcione pero que se enfrentan con dificultades", explica Marina y remacha, "porque las parejas que no tienen arreglo o no quieren seguir juntas cuanto antes se separen, mejor".

Antes de dar comienzo al nuevo curso el doctor Marina responde, con la cercanía y sencillez que le caracteriza, las cuestiones de lainformacion.com.

Pregunta. ¿Por qué es necesaria ahora mismo una escuela de parejas? ¿Tan malos somos en esto de las relaciones?

Respuesta. Tenemos un problema, desde el punto de vista privado, yo creo que el más grave que nos ha dejado el siglo pasado, que es que las parejas no se entienden y eso produce una cantidad enorme de desdichas personales, de disfunciones sociales, educativas, económicas.

Las encuestas nos dicen en que alrededor del 90% de hombres y mujeres, en eso estamos todos de acuerdo, piensan que unas buenas relaciones familiares y de pareja son esenciales para la felicidad. Pero el 50%, como mínimo y además va subiendo, fracasa. Algo pasa, porque no es lógico fracasar con tanta frecuencia en algo que reconocemos que es muy importante.

P. Y ese fracaso, ¿a qué se debe? ¿Por qué ha aumentado tanto en el último siglo?

R. No podemos pretender volver atrás porque antes la estabilidad de las parejas tenía unos componentes que no nos sirven ahora. Había un componente de tipo social, una presión de la moral católica, dificultades legales para separarse… No se esperaba gran cosa de la vida en pareja. En este momento, precisamente, la importancia que damos a las relaciones las ha hecho más vulnerables porque esperamos mucho de ellas. Hay parejas pueden tener muchos conflictos pero que tienen un talento especial para salir bien de esas dificultades y entonces son irrompibles.

P. ¿Cómo se pueden resolver esos conflictos? ¿Hay algún mecanismo?

R. Pues fundamentalmente... ¡asistiendo a la escuela de parejas! [Risas] Tenemos que ser conscientes de que los malentendidos en la comunicación se plantean con extrema facilidad. Es decir, yo creo oír una cosa que a lo mejor la otra persona no ha dicho, o la he interpretado según lo que yo esperaba, según mis prejuicios... Además, tenemos dificultades para valorar las cosas que hace la otra persona. Si mi pareja me ha estado preparando el desayuno diez años asumo que es lo que tiene que hacer. Esos pequeños o grandes olvidos resulta que acaban haciendo muy árida la convivencia y una de las personas se puede sentir injustamente tratada.

P. ¿Me puede dar algún ejemplo de cómo enriquecer entonces esa convivencia?

En el curso, uno de los módulos trata el tema de los premios. Cuando tú quieres que una persona haga algo, refuerzas de alguna forma ese comportamiento que quieres que repita. Durante los periodos de noviazgo, todos somos muy hábiles en dar premios a la otra persona. Pero de repente nos entra la pereza, y decimos que ya no es necesario. Hay una especie de 'sabiduría de los premios' que hay que mantener siempre, si quieres mantener la relación, claro.

P. ¿Y cómo se trabajan todos esos mecanismos en el curso?

R. Utilizamos muchos ejemplos prácticos porque si queremos que las parejas hablen de su caso hay peligro y puede ser peor el remedio que la enfermedad. En general las mujeres piensan: 'para que mi relación funcione, tengo que hablar de ella'; la mayoría de los hombres piensan: 'para que mi relación funcione lo mejor no hablar, porque como hable me puedo meter en un lío…' Por ello, lo que hacemos es presentar casos con trozos de película, por ejemplo, para que hablen sobre éstos. Así, están tratando temas que les afectan pero respecto a otros. Ya no se encuentran tan prevenidos, amenazados… Nos ha sorprendido la participación tan alta de hombres que ha habido en el último curso.

P. Sí, porque los hombres parece que son más reacios a este tipo de cosas...

R. Sí, les parece que tratar estos temas, aunque no sean privados, con otra persona es una especie como de reconocimiento de algún tipo de debilidad, de incompetencia. Y no, porque este curso está enfocado en la inteligencia de las parejas para resolver problemas.

P. ¿Hay algún aspecto que dentro de una pareja no pueda faltar para que vaya bien?

R. El primero, valorar que la pareja se mantenga. Si no lo valoras, sepárate cuanto antes. A partir de eso, es importante que haya comunicación; que se refuerce la conducta del otro; y el tema de la sexualidad también es importante aunque no decisivo, salvo en casos muy contados.

P.¿Y qué factores pueden hacer que una pareja sea feliz?

Fundamentalmente hay que conseguir tres cosas: una es el bienestar. Por tanto, suscitar sentimientos agradables, de calma, de alegría… Otra es ser capaz de dar un apoyo emocional continuo que se va a acomodando según las situaciones, y en tercer lugar, necesitamos sentir que progresamos de alguna manera. Que estamos haciendo algo valioso. Todos necesitamos sentir que somos importantes para alguien y que somos capaces de algo. La parejas que cuentan con estos componentes tienen muchos muchos recursos.

Bueno, y también hay una cuarta cosas que insistimos que valoren mucho, de hecho, le dedicamos un móndulo entero a ese tema: el ocio compartido. Son mucho más estables las parejas a las que les divierte, por lo menos, hacer una cosa juntos. Da igual si es jugar al ajedrez, ir a los partidos de fútbol, hacer montañismo, pasear… Lo que sea.

P. Y para esas personas que no tienen pareja, y les gustaría tenerla, ¿hay alguna manera de saber si una persona que conozcan es la adecuada o no?

Todo lo que hemos dicho se podría aplicar también a la búsqueda de pareja. Pero un asunto que suena muy raro, y que tratamos con cierto sentido del humor porque hay que 'desdramatizarlo', es que todo el mundo ha de saber que durante el periodo del cortejo siempre se miente. Eso sí, es importante es que las mentiras no sean muy grandes.

Y… ¿por qué?

Todo el mundo, cuando nos interesa alguien, nos esforzamos en aparecer de la mejor manera posible. Por ejemplo, si a la otra persona le encanta el baile, yo estoy dispuesto a demostrar que soy el bailongo [risas]. No es verdad, porque el baile no me interesa, pero son pequeñas mentiras que no se van a mantener. Por lo tanto, luego va a haber un momento de acomodación en que si se hace bien, se hace de una manera gradual y simpática, no habrá problema. De manera que, durante el periodo de noviazgo, hay que descontar ciertas cosas porque casi siempre suelen ser exageraciones.

-Si estás interesado en matricularte en la escuela de parejas, lo puedes hacer aquí. El plazo de inscripción concluye este domingo, 15 de septiembre. El precio del curso, por pareja, es de 45 euros.

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