¡400.000 jóvenes españoles maltratan física o verbalmente a sus padres!

  • La violencia filioparental ha crecido en los últimos años hasta convertirse en un problema social que sufre más del 10% de los hogares con hijos adolescentes.

    Gran parte de los casos se producen en familias de clase media-alta y muchos padres lo ocultan al sentirse avergonzados, estigmatizados y culpables.

Iñaki Etxarri

Es el 'problema silencioso'. Nadie parece querer hablar de ello, pero está ahí. Quizás porque sea considerado como un estigma vergozante y vergonzoso. Ni siquiera existen estadísticas oficiales, pero las cifras que apunta el Presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia Filioparental, Javier Urra, asustan: "El 13%, y soy muy cauto", de los jóvenes entre 12 y 18 años ejerce algún tipo de violencia, física o verbal, contra sus padres.

Si tenemos en cuenta que aproximadamente en España hay 3,75 millones de chavales entre 12 y 18 años, las cuentas son sencillas. ¡400.000 jóvenes maltratan a sus padres en nuestro país! Y la cifra aumente año a año. Puntos en común con la violencia de género

La violencia filioparental es un problema que se acrecienta con el tiempo y que genera un gran dolor en padres e hijos, pero también en hermanos, abuelos y familiares. Por otro lado, la violencia de género es una lacra que por desgracia no deja de ocurrir. Y si bien, no debe confundirse la una con la otra, no es menos cierto que tienen punto en común, como todas las violencias.

“En ambas violencias mayoritariamente quien lo sufre es la mujer y el agresor mayoritariamente es varón”, explica Javier Urra. “Si un hijo varón agrede a su madre ahora a los 15 años es posible que el día de mañana lo haga con su pareja”, añade.

No estamos hablando de una violencia de género, pero es constatable que un 70% de los agresores son varones, y el 100% de víctimas son mujeres (madres), mientras que padres varones lo son en un 50%.

El que fuera el primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid resalta, además, que "si eres víctima de violencia de género la sociedad se pondrá de tu lado y si lo eres de violencia filioparental la misma sociedad te responsabiliza de ello".El pequeño dictador

El propio Javier Urra ya alertó del problema en un libro que en el año 2006 se convirtió en un auténtico 'best seller' al vender más de 200.000 ejemplares. 'El pequeño dictador. Cuando los padres son las víctimas' nos pone sobre aviso acerca de esta nueva patología social que desborda el ámbito familiar, involucrando al educativo, al social, al sanitario y al judicial.

Igualmente, el programa de televisión 'Hermano mayor', que emite Cuatro desde hace varias temporadas ha visibilizado el problema.

Y lo cierto es que las cifras asustan. Porque si hacemos caso sólo a las denuncias presentadas en los juzgados por padres maltratados por sus hijos, éstas han pasado de 2.000 en el 2008 a cerca de 10.000 el año 2015 y se estima que desde 2007 cerca de 30.000 jóvenes han sido condenados por la Justicia por maltratar a sus padres. Y eso que las denuncias, por el carácter vergonzante que supone para muchos padres reconocer ser maltratados por sus hijos, sólo suponen una mínima parte de los casos reales.La vergüenza de denunciar

La vergüenza de denunciar a un hijo ha provocado que éste sea un problema oculto que las familias viven en silencio. "Cuando nosotros intervenimos", aseguran los expertos, "la primera vez, los padres pueden llevar una media de 18 meses sufriendo malos tratos por parte de sus hijos".

Las conductas más habituales entre los adolescentes que maltratan a sus progenitores son las amenazas, el maltrato psicológico, insultos y humillaciones, lesiones leves como arañazos o bofetadas, empujones, golpes y roturas de mobiliario.

Ante el primer signo de violencia, por mínimo que sea, argumentan los expertos en este tipo de violencia, "los padres deben llamarnos porque nuestra intervención consigue atajar estas conductas ya que los chavales se dan cuenta de las consecuencias que puede tener su comportamiento".

"En muchos casos la causa es el móvil, la tablet, el ordenador o la wifi, que se han convertido en auténticas drogas para los adolescentes", aseguran.Aquí y ahora

Explica Javier Urra que, “aquí y ahora”, es la exigencia infantil y juvenil "que ocasionalmente no encuentra confrontación, por lo que se cercena la necesaria aceptación de la frustración". Y una "sociedad excesivamente permisiva donde en aras de la libertad malentendida, que no quiere asumir responsabilidades elude desde el ser padres y educadores el imponer normas y límites".

Urra explica además que "no son pocos los padres que carecen de criterios educativos, además existe una pérdida de referentes de autoridad menoscabando la de los maestros, policías o ciudadanos cuando en defensa de la convivencia, reprenden a sus hijos".

Además, el psicólogo explica que "al abuso de drogas o alcohol" (por parte tanto de los padres maltratados como de sus hijos maltratadores) "acrecientan el problema, pero no son el problema".Testimonios

Algunio de los testimonios de padres que sufren la 'tiranía' de sus hijos es aterrador: "Tras despertar a su hijo para iniciar la mañana como de costumbre, adoptó actitud muy violenta hacia mí, me empujó con fuerza , echándome de la habitación, rompiendo la puerta y una ventana". La víctima, una madre de cerca de 40 años que rehúye dar su nombre, reconoce que esto ya había sucedido más veces.

"Mi hijo está enganchado al Whatsapp. Si hace algo mal y he de castigarle, lo peor que puedo hacer es quitarle el teléfono móvil. Se vuelve violento cuando lo hago", asegura Juan, padre de Manuel de doce años. "Sólo tiene doce años y no levanta tres palmos del suelo, pero nos tiene absolutamente aterrorizados", dicen por su parte Sergio y Blanca, padres de Lucía.

"No sólo no voy a recoger la mesa sino que me voy a quedar a mirarte cómo la recoges tú, que es tu obligación y para eso me has parido", amenaza David de 11 años. Tiene siete años y ya es un maltratador, la víctima su madre."Hay esperanza"

El psicólogo navarro adscrito a la Fiscalía de menores considera que "pese a todo, inculquemos esperanza, estamos consiguiendo que instituciones públicas y entidades privadas se impliquen ante esta lacra social, erradicando la indefensión, partiendo de que padres e hijos en conflicto son necesariamente parte de la solución, rechazando las ideas deterministas genéticas, erradicando el mito de los padres todo-poderosos. La violencia filio-parental, ni es asumible, ni inevitable", sentencia.

Porque para Javier Urra, "los jóvenes agresores, también sufren y ocasionalmente se deprimen y muestran profunda angustia vital. Que exista abuso, imposición, no quiere decir que no se quiera querer, sino que se ha perdido el respeto", finaliza.

En su memoria de 2013 la Fiscalía General del Estado ya advierte sobre el problema y considera que “los esfuerzos de la Justicia y las entidades públicas de reforma no son suficientes para paliar el problema sin políticas y estrategias de prevención que partan de un replanteamiento general de los valores de educación que deberían inculcarse tempranamente en la familia, la escuela y los medios de comunicación”.

Y es que para Javier Urra, que mantiene el programa recURRA-Ginso para ayudar a familias que tienen este grave problema de la violencia filioparental (cuentan incluso con un campus-residencia para más de 100 jóvenes), "en este mundo de relativismo, donde se quiere confundir lo que está bien y mal, se olvida educar en la conciencia, la moral, la compasión, la ternura, el perdón, es decir, lo esencial. Es por ende que los menores con los que trabajamos parecen sentir que se merecen una vida mejor, plena, entendida como poseer todo aquello que se proponen por el mero hecho de haber nacido sin haber sido consultados".

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