Jóvenes gitanos regresan al aula ante la falta de oportunidades laborales

  • La ausencia de oportunidades laborales está provocando el regreso a las aulas de alumnos gitanos y también un aumento de familias concienciadas con la necesidad de mayor formación para sus hijos, la mayoría de los cuáles, cuando recibe apoyo, consigue acabar sus estudios.

Ana Rodrigo

Madrid, 29 oct.- La ausencia de oportunidades laborales está provocando el regreso a las aulas de alumnos gitanos y también un aumento de familias concienciadas con la necesidad de mayor formación para sus hijos, la mayoría de los cuáles, cuando recibe apoyo, consigue acabar sus estudios.

Ocho de cada diez jóvenes gitanos que participaron en el programa Promociona, que ofrece apoyo escolar a un millar de niños en España, terminaron Secundaria y consiguieron su graduado en ESO y, de estos últimos, el 96 por ciento continuó sus estudios posobligatorios.

Aunque la situación educativa de la población gitana -alrededor de 725.000 personas- ha mejorado notablemente en las últimas décadas, las cifras escolares siguen a gran distancia del resto de la población, según un informe de la Fundación Secretariado Gitano, al que ha tenido acceso Efe.

En primaria se ha logrado que prácticamente todos los niños gitanos estén escolarizados -el 93,2 %-, pero tres de cada diez niños no asiste de forma regular a clase y más de la mitad (el 64 %) tiene un rendimiento inferior al de la media de su grupo.

"Al faltar tanto a clase, los niños tienen un nivel inferior al de sus compañeros, lo van arrastrando en primaria y cuando pasan a secundaria, que es una etapa difícil, que genera miedo y preocupación en las familias, los que llegan con un nivel más bajito, ahí se produce el fracaso absoluto", explica a Efe Mónica Chamorro, responsable de Educación de la Fundación Secretariado Gitano (FSG).

Nueve de cada diez gitanos de más de 16 años no tiene la educación básica obligatoria. Consiguen aprobar la Educación Secundaria Obligatoria el 31 por ciento de los alumnos gitanos, frente al casi el 58,1 por ciento de los no gitanos.

"En primero de la ESO hay más alumnos, en segundo va descendiendo y al final abandonan bastantes, porque ya han repetido varias veces en ciclos anteriores, cumplen los 16 años y si no hay un trabajo intenso de sensibilización con la familia y con los alumnos es el final para muchos de la educación reglada", indica Chamorro.

Por ello, la educadora destaca la importancia de trabajar con jóvenes con cierto compromiso de asistencia a las aulas y con sus familias para elevar esas cifras y argumenta que cuando reciben ese apoyo, los menores responden.

"En el programa Promociona -financiado con el Fondo Social Europeo y el Ministerio de Sanidad- se trabaja con alumnos, que vienen de familias con fracaso escolar, sobre todo de los últimos cursos de primaria y de los primeros de ESO; hacemos un acompañamiento individualizado para hacer que la familia sea autónoma, que no lo son porque presentan ciertas deficiencias".

En esas "clases de refuerzo" se enseñan los tiempos de estudio, la importancia de respetar los espacios, la asistencia adecuada a los centros y se trabaja la motivación, pero también la relación con sus compañeros o las resistencias y miedos de muchas familias.

"Estamos viendo que muchos jóvenes que habían abandonado el sistema educativo están volviendo, han acudido en busca de trabajo y cuando ven que no hay posibilidades de incorporarse al mundo laboral, optan por la formación", indica.

La experta de la Fundación asegura que aunque no se han podido cuantificar todavía estas situaciones, existe "esa tendencia a retomar la formación, en los casos de los que la han abandonado prematuramente".

"Pero también en los padres que tienen niños en educación obligatoria, primaria o secundaria, hay una mayor conciencia de que la formación es necesaria y eso repercute en que hayan mejorado" las cifras de escolarización de los niños gitanos.

Los jóvenes llegan a los programas de apoyo desde los servicios sociales, los colegios y las organizaciones de gitanos.

Paula, una estudiante de 16 años, ayuda como voluntaria a niños de entre 6 y 12 años a hacer los deberes, dentro de un programa que desarrolla la Asociación Promoción Gitana La Rioja.

"Los niños te piden que les ayudes con el francés y la matemáticas, sobre todo, y que les preguntes la lección, porque en su casa no saben hacerlo", indica esta voluntaria a Efe.

Los menores le cuentan que "los de sus clase son muy listos y que no pueden aprender tan rápido las cosas como ellos".

"No son torpes; tengo la sensación de que si no estudian en casa es porque que no tienen un espacio para colocar una mesa de estudio o la luz necesaria para hacerlo", añade la joven, quien explica cuando acaban los deberes, "siempre hay tiempo para jugar en la ludoteca" del Centro Sociocultural "Mistos", de Logroño.

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