Continúa el juicio

Laia fue asfixiada según los peritos, que no aclaran si hubo agresión sexual

Juan Francisco L.O. se enfrenta a prisión permanente revisable por asesinato con alevosía y ensañamiento.

Juicio por la muerte de Laia
Juicio por la muerte de Laia
EUROPA PRESS

Continúa el juicio por la muerte de Laila, la menor de 13 años asesinada por un vecino de sus abuelos en Vilanova i la Geltrú (Barcelona) en junio de 2018. Hoy ha sido el turno de los peritos forenses, que han concluido que murió asfixiada, pero no han podido aclarar si también fue agredida sexualmente, tal y como sostiene la Fiscalía y la acusación, pero niega la defensa.

Los especialistas así lo han declarado ante el jurado popular de la Audiencia de Barcelona que juzga al criminal confeso Juan Francisco L.O., que se enfrenta a prisión permanente revisable por asesinato con alevosía y ensañamiento en el contexto de un delito contra la libertad sexual, y a 10 años de cárcel por agresión sexual a menor de 16 años.

De acuerdo con los peritos, la causa de la muerte de la víctima fue la asfixia, que el procesado habría cometido al estrecharle una correa de perro alrededor del cuello a la vez que la estrangulaba con las manos, dejándole marcas en la piel. "Tenía ganas de hacer daño", ha señalado uno de los profesionales, que ha detallado que la niña tenía también múltiples lesiones propias de quien "se defiende o protege en un intento de parar un golpe o un ataque con arma blanca".

Sin embargo, uno de los detalles que más llamó la atención de los forenses fue una herida que encontraron en la ingle de la menor y que ven compatible con un "apretón", una "manipulación" o una "compresión" similar a las lesiones que examinan en casos de agresiones sexuales. "En relación con las mujeres vivas que exploramos por violaciones vemos este tipo de lesiones, que son compatibles por la zona", ha destacado el responsable de la autopsia, quien ha detallado que les sorprendió la parte del cuerpo en la que estaba y que había sido causada hacía poco tiempo.

"No es lo mismo una lesión en la rodilla que en los genitales (...) Nos llamó la atención porque no la esperábamos", ha precisado antes de agregar que no hubo penetración porque el himen de la menor estaba "preservado", no presentaba lesiones ni desgarros en la vagina y tampoco hallaron saliva ni semen en su ropa interior. Por eso, a pesar de que las pruebas no les han permitido constatar que Laia fuera agredida sexualmente, han puesto de relieve que la niña tenía una herida reciente en su zona íntima, "compatible" con una "manipulación" y que les recuerda a los casos de mujeres víctimas de violencia machista.

A preguntas de la defensa, han subrayado también que si la lesión la hubiera provocado el agresor cuando la menor ya había fallecido o estaba próxima a la muerte, no necesariamente se notarían las marcas, como sí ocurrió con la estrangulación, que se cometió cuando la víctima aún estaba viva. Además de estas lesiones, algunas de ellas compatibles con "hacer callar a alguien para que no chille", la víctima presentaba múltiples hematomas y cortes en el cuerpo, especialmente en la zona del tórax y la cara, cometidos con arma blanca.

Según los peritos, la mayoría habrían sido causados cuando la víctima ya estaba muerta o a punto: "No encontramos nada, no había sangrado ni en la vía digestiva ni vía respiratoria", han aseverado. Por otro lado, los peritos informáticos han revelado que descubrieron pornografía china en el ordenador del acusado y vídeos suyos de contenido sexual.

Asimismo, han puesto de relieve una fotografía de la maleta en la que localizaron el cadáver de la víctima que el procesado habría tomado en 2014 y que se descargó en el ordenador en mayo de 2018, antes del crimen, que se remonta a la tarde del 4 de junio, cuando Juan Francisco, que entonces tenía 43 años, interceptó por las escaleras del vecindario a la niña y la introdujo en su domicilio, según la fiscal.

Una vez dentro de la vivienda, "le tapó fuertemente la boca" para acallar sus gritos de auxilio, le pasó una correa de perro por el cuello y la apuñaló con un cuchillo de cocina al tiempo que la estranguló tras haberla intentado agredir sexualmente, hechos por los que el ministerio público solicita también una indemnización total de 445.000 euros para los familiares.

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