Delphine Boël, que habría nacido en 1968 de una larga relación de su madre, Sibylle de Sélys Longchamps, con Alberto, por entonces príncipe heredero, presentó en 2013 una demanda de reconocimiento de paternidad ante un tribunal de Bruselas.
El exrey, de 81 años de edad, y que ejerció como monarca entre 1993 y 2013, se negó siempre a reconocer que fuera su padre.
A fines de 2014, ese tribunal planteó dos preguntas al Constitucional, que este miércoles zanjó la cuestión en favor de las tesis defendidas por los abogados de Delphine Boël y en contra de las de Alberto II.
Según la decisión del alto tribunal, la demandante podrá contestar que el marido de su madre, Jacques Boël, sea su padre, aunque éste la considerara como su hija durante toda su juventud.
Los abogados de Alberto II destacaron que Delphine Boël había tardado demasiado en presentar su demanda. Sin embargo, el alto tribunal consideró que el plazo de prescripción contemplado por el código civil es inconstitucional.
En septiembre de 2014, los exámenes de ADN revelaron que Jacques Boël no era el padre biológico de Delphine, según su abogada Théodora Baum.
A sus 48 años, Delphine Boël podrá así mantener el caso contra Alberto II, indicó su abogado, Marc Uyttendaele.
Desde su abdicación en julio de 2013 en favor de su hijo Felipe, Alberto es responsable ante la justicia como cualquier otro ciudadano belga, y no goza de ninguna inmunidad.
Alberto II reconoció en 1999 "la crisis" que sufrió su matrimonio en los años 1960-70, pero nunca reconoció que Delphine Boël fuera su hija.
Las fotos publicadas en la prensa belga en las que aparece el exmonarca en compañía de Delphine, cuando era niña, "no demuestran" que sea su progenitor, explicó en 2013 el abogado del Palacio Real, Guy Hiernaux.
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