La cría de cerdos está de moda en Irlanda

  • Con la crisis económica se agudan los ingenios... o se vuelve a viejas costumbres. En Irlanda, donde siglos atrás las familias humildes compartían sus hogares con los cerdos, cada vez son más los ciudadanos -especialmente parados- los que se animan a criar cochinos para consumo propio y así ahorrar, además de conseguir un sabor mucho mejor, según dicen.
Con la crisis, los cerdos vuelven a los salones de las casas irlandesas
Con la crisis, los cerdos vuelven a los salones de las casas irlandesas
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Conor O'Clery | GlobalPost

(Dublín, Irlanda). Los irlandeses ya no crían cerdos en el salón, pero la vieja costumbre de engordar cochinos para consumo propio está volviendo poco a poco a ponerse de moda, como método para combatir la recesión y también para mejorar la calidad del beicon del desayuno."Es muy divertido y no es caro, y ciertamente está de moda", dice Michael Kelly, creador y fundador de Grow it Yourself Ireland, que promueve la autosuficiencia alimentaria. El año pasado él mismo crió dos cochinos, Charlotte y Mildred, en el jardín de su casa de media hectárea en Dunmore East, Co. Waterford.

El número de irlandeses que solicitaron permiso para criar cerdos ha pasado de 190 hace dos años, cuando comenzó la crisis, a 687 en 2009. Según el Departamento de Agricultura de Irlanda, uno de cada cinco de los 2.500 dueños de cerdos que hay hoy inscritos en el país, lo hacen por hobby.

Denis Shannon, que tiene una pareja de puercos en su propiedad de ocho hectáreas a las afueras de Wexford y produce unos 40 cerdos al año, asegura que cada vez hay más gente que quiere comprar cerdos para consumo particular."Hace unos años nadie quería cochinos, y ahora tengo una lista de gente que los quiere antes de que nazcan", afirma.

En Irlanda, existe el estereotipo de "un cerdo en el salón", que proviene del sistema impuesto por los propietarios de fincas hace más de tres siglos, que cobraban más renta a los granjeros que tenían gorrinos. Como el cerdo es un animal limpio e inteligente, la gente pobre del campo no tenía inconveniente en compartir con ellos parte de la casa. Además, hasta hace no mucho era típico tener un cerdo en el patio de las casas rurales para comer los restos de comida y aportar comida a la despensa familiar. Se podían ver incluso en Dublín, donde una cuarta parte del territorio es jardín.

Esta práctica, asociada en parte a la pobreza, acabó por desaparecer con la implantación de los supermercados. En los años boyantes, los irlandeses prefirieron tener en sus jardines jacuzzis y terrazas. Pero ahora que Irlanda figura entre los países PIIGS -acrónimo que hace referencia a los países económicamente más débiles de la Eurozona-, junto con Portugal, Italia, Grecia y España, debido a sus problemas de deuda, los puercos parece que vuelven a campar por los verdes jardines.

El resurgimiento de la popularidad de los cerdos domésticos se debe en parte a la creciente tasa de desempleo, actualmente del 13 por ciento, y también en parte porque "la gente se está fijando en el lugar de procedencia de la comida", dice Shannon. "Se empieza comprando un par de gallinas por los huevos, y el siguiente paso es comprar un cerdo". Entusiasta defensor de la calidad del cerdo que se cría en libertad, Shannon dice que "la carne del cerdo que se cría sin estrés durante ocho meses y se mata correctamente es totalmente diferente al producto que se vende en las tiendas: ésta es rica y oscura".

De hecho, si criar cerdos mejora la calidad de vida de los humanos, también es beneficioso para los gorrinos, que de este modo pueden cavar alegremente la tierra y regodearse bajo la lluvia, en lugar de sufrir el confinamiento permanente en granjas.Esta práctica cobra especial sentido entre quienes no tienen trabajo y tienen un poco de espacio en el jardín, dice Kelly, quien admite que cogió tanto cariño a Charlotte y Mildred que tuvo remordimientos a la hora de llevarlas al matadero.

Un par de cochinos cuestan en torno a 80 euros. Si se suman los gastos de alimentación durante cuatro o cinco meses y lo que cuesta sacrificarlos correctamente, la cifra total asciende a 300 euros. Sin embargo, la carne de primera que generarían esos dos animales tendría un valor de 700 euros.

El número de personas que tienen cerdos sería aún mayor si no hubiese tantos problemas burocráticos, dice Kelly. Para poder llevar cerdos a un matadero para su sacrificio, su propietario debe presentar un número de piara, lo que implica una inspección del Departamento de Agricultura."En términos generales, tener cerdos es un trabajo mucho más laborioso que tener unas cuantas gallinas, algo que también están empezando a probar muchas personas", afirma el fundador de Grow it Yourself Ireland.

Kelly apoya una campaña en Irlanda en contra de la cría intensiva de cerdos en espacios interiores, porque los animales no llegan a ver jamás la luz del sol o una brizna de hierba. El año pasado la organización Compassion in World Farming presentó una denuncia ante la Comisión Europea sobre el incumplimiento generalizado de las normas sobre cría de cerdos en Irlanda. Los activistas acusan a los granjeros de mantener por sistema a los cerdos en lugares cerrados y de cortarles los rabos para impedir que se muerdan entre ellos.

La campaña de denuncia está apoyada por dos de los chefs más famosos de Dublín, Kevin Thornton, del Thornton's Restaurant, y Richard Corrigan, del Bentleys Oyster Bar and Grill. Ambos reconocieron recientemente que ofrecerían más cerdo en sus menús si pudiesen conseguir carne de mejor calidad. Quién sabe, quizás la cría en los patios traseros particulares pueda ser la solución.

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