La familia Kaabne desplazada por Israel de la tierra donde vivía hace 50 años

  • Medio centenar de beduinos de la tribu Kaabne vagan en tiendas de campaña en Cisjordania tras la demolición por Israel de las viviendas en las que vivían desde hace medio siglo en Beit Hanina, en el territorio palestino ocupado de Jerusalén Este.

Ana Cárdenes

Beit Hanina/Bir Nabala (Jerusalén/Cisjordania), 1 sep.- Medio centenar de beduinos de la tribu Kaabne vagan en tiendas de campaña en Cisjordania tras la demolición por Israel de las viviendas en las que vivían desde hace medio siglo en Beit Hanina, en el territorio palestino ocupado de Jerusalén Este.

Desde los años cincuenta parte de la tribu de los Kaabne vivía en Beit Hanina, una estancia a la que pusieron fin esta semana las autoridades israelíes, que demolieron seis viviendas y cinco estructuras para el ganado del que viven estos beduinos palestinos.

"Hasta 1995 vivíamos en la tierra de ahí enfrente, a unos doscientos metros de aquí, pero el Ministerio de Interior nos obligó a mudarnos aquí. Hace un año recibimos una notificación de la Alcaldía que nos instaba a marcharnos y esta semana vinieron y demolieron todo", se lamenta a Efe Mohamad Asin Kaabna, el único de la tribu que permanece entre los escombros.

Sus hermanos, mujer e hijos, se han ido y él ha quedado atrás para limpiar los restos de las demoliciones, bajo amenaza de las autoridades de pagar una multa de 70.000 shékels (unos 14.000 euros) si no lo hace.

"Nosotros somos beduinos. Cuando empezó la ocupación (en 1967) vivíamos en tiendas y la ocupación (Israel) no cuenta las tiendas de campaña como vivienda y solo dio permisos de residencia a los que viven en casas", se lamenta Mohamad.

Los Kaabne tienen un acuerdo con la familia de Beit Hanina propietaria del olivar en el que han vivido los últimos 18 años y en el que han plantado árboles y alimentado a sus 300 ovejas, pero la Administración considera que sus viviendas, varias de ellas de ladrillo, no cuentan con permisos oficiales y, por tanto, debían ser demolidas.

En mayo de 2012 recibieron una orden de demolición, que un abogado facilitado por la ONG israelí Betselem logró parar durante un año, pero el pasado mayo el tribunal dictaminó que se siguiese adelante con la orden y la Policía les dio de plazo hasta esta semana para abandonar el lugar.

"El lunes llegaron los bulldozers y lo demolieron todo", explica Amer, investigador de Betselem, que ha apoyado a los beduinos en el proceso legal, sin éxito.

"El mujtar de la tribu de los Kaabne vive en Ramala, y por eso Israel considera a toda la tribu como residentes de Cisjordania, aunque hayan vivido en Jerusalén toda la vida", explica Amer.

La demolición de las precarias viviendas en las que han vivido durante casi dos décadas ha sido, para Mohamed, "una nueva Nakba" (catástrofe, vocablo árabe con el que los palestinos designan la expulsión y desposeimiento de su pueblo tras la creación del Estado de Israel, en 1948).

"Ver cómo tiran abajo tu casa es como perder un hijo o una hija. Un desastre. Una segunda Nakba. Lo hemos perdido todo. Me siento como un niño que tiene que empezar a construirlo todo desde el principio", dice este beduino de 55 años.

Él, sus hermanos y sus descendientes formaban un núcleo de 53 personas, la mitad de ellos niños y adolescentes, que ha sido desplazado forzosamente detrás del muro que Israel construye en Cisjordania.

Parte de la familia se ha trasladado a Bir Nabala, a unos 500 metros de su antigua residencia pero detrás del muro de hormigón de ocho metros, y otra parte se ha ido a Al Ram, también detrás del muro.

Betselem asegura que hay unos 13.000 beduinos en Jerusalén en la misma situación, amenazados con el desplazamiento forzoso, varios de ellos en las localidades de Jal Ahmar, Aisariya y Abu Dis.

"Buena parte de la población beduina se concentra en la zona en la que Israel quiere levantar el asentamiento E1, que conectará Jerusalén con Malee Adumín y con los asentamientos cercanos a Belén. Quieren vaciar la zona de beduinos y forzarles a vivir en Jericó y otras zonas de Cisjordania", explica Amer.

Al otro lado del muro, en la localidad de Bir Nabala, el hermano de Mohamad, Alí Husein, pasa las horas en una tienda de campaña donada por la Media Luna Roja palestina, donde se acumulan los colchones y fardos de ropa y que la familia ha levantado en un descampado apartado del núcleo urbano, a unos metros de donde antes vivían, pero tras la barrera de cemento.

"Aquí no tenemos nada. No tenemos agua, no tenemos electricidad, no tenemos comida para las ovejas. Nada. Israel lo ha destruido todo", denuncia, angustiado.

Además, explica que la zona donde se han instalado "está en el Área C (bajo control de Israel según los Acuerdos de Paz de Oslo), por lo que puede que la Policía vuelva a venir y lo destruya todo de nuevo".

La ONG internacional de defensa de los derechos humanos Human Rights Watch pidió recientemente a Israel que "anuncie una moratoria de todas las demoliciones de casa 'ilegales' de beduinos" y denunció que Israel hace "demoliciones de viviendas palestinas basándose en leyes y normas discriminatorias que no respetan la dignidad de los beduinos ni las obligaciones del país para con los derechos humanos".

El director en funciones de la ONG para Oriente Medio, Joe Stork, afirmó que "Israel empuja a los beduinos fuera de sus comunidades hacia espacios que cada vez se encogen más, mientras insta a judíos israelíes a mudarse allí".

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