La hostelería del siglo XXI habla en femenino

  • Su importancia va más allá de los datos estadísticos: a pesar de que la mayoría de los cargos directivos de las empresas de hostelería y restauración son hombres, las mujeres ganan peso en un sector en el que luchan por sacar adelante sus negocios a base de creatividad, innovación y esfuerzo.

Mònica Faro

Madrid, 23 mar.- Su importancia va más allá de los datos estadísticos: a pesar de que la mayoría de los cargos directivos de las empresas de hostelería y restauración son hombres, las mujeres ganan peso en un sector en el que luchan por sacar adelante sus negocios a base de creatividad, innovación y esfuerzo.

Según datos facilitados por la Federación Española de Hostelería y Restauración (FEHR), más de la mitad de los empleados del sector son mujeres: en 2012 se registraron 692.600 trabajadoras y 629.500 trabajadores, de un total de 1.322.100.

Sin embargo, cuando se trata de cargos directivos o de titulares de las empresas hay un gran desequilibrio que, según el presidente de la FEHR, Emilio Gallego, "no es representativo de la realidad del sector".

En Madrid, las empresas hosteleras a cargo de mujeres han caído ligeramente con respecto a 2012 y representan un 20,91 % del total, frente al 22,1 % de hace un año.

"El papel de la mujer en el sector de la hostelería es muy importante y las cifras no recogen esta realidad; cuando hablamos de pequeños negocios, la capacidad de decisión y la responsabilidad es paritaria, porque detrás de un negocio familiar siempre hay una mujer", ha afirmado Gallego.

Una realidad que se produce también en las grandes empresas, "con más mujeres sentadas en los consejos de dirección", ha destacado.

El sector ha dado un gran salto en este ámbito en los últimos años, pero las experiencias de las emprendedoras consultadas por Efe reflejan que las dificultades para la conciliación familiar y la lenta incorporación de la mujer al mundo de los negocios exigen un esfuerzo extra.

"Todavía hay muchos prejuicios que generan trabas a las mujeres, sobre todo cuando se trata de negociar; en una feria tienes que precisar que no vas a comer, sino que tienes un negocio de verdad y que te dedicas a ello, y muchas veces no nos hacen ni caso", asegura la fundadora de la empresa de cátering "El Laurel", Elena Cubillo.

Una dificultad que, en su opinión, "la mujer compensa con su actitud luchadora y detallista", que le permite reparar en cosas "que muchas veces no son prioritarias para los hombres, más centrados en el negocio".

Hasta hace pocos años, el papel de la mujer en la hostelería era prácticamente silencioso: a menudo trabajaba a la sombra de su marido o su padre, detrás de la barra, en recepción o la cocina.

"Mientras el hombre estaba preparado para asumir la responsabilidad de un negocio, la mujer priorizaba a su familia, y quizá por eso nunca trató de salir a la palestra", afirma la propietaria del restaurante asturiano "La Llar de Viri" (Candamo), Viri Fernández.

Tras 18 años al frente de su propio negocio, Fernández, miembro de Slow Food y recién ganadora del premio a la Mejor Fabada del Mundo, cree que "el sector de la restauración ha cambiado mucho".

"Cuando empecé era un mundo de hombres; ibas a un evento y sólo había varones, pero afortunadamente esto se está subsanando bastante, principalmente porque en las tareas domésticas los miembros de la pareja van a la par", precisa.

Muy diferente es el negocio de Ana Picó, fundadora de "Oh My Good!", que nació hace dos años como la primera marca española de yogur helado y hoy tiene más de veinte tiendas por toda España.

"El sector de la restauración es muy masculino, pero es posible sacar adelante un negocio y una familia a la vez, con organización, dinamismo y, sobre todo, pocas horas de sueño", afirma con humor esta empresaria, madre de cuatro hijos.

También hay mujeres que han encontrado su vocación hostelera en la literatura, como la propietaria de "Casa de la Torre" (El Toboso), Isabel Fernández, quien hace 18 años decidió embarcarse en un proyecto turístico cultural con la compra de esta hospedería, en la que todo gira en torno a El Quijote y su musa, Dulcinea.

La novela de Miguel de Cervantes y las mujeres que la protagonizan son el germen de un negocio con el que ha desarrollado más de cien actividades culturales y en el que incluso la cocina se inspira en los platos de la época del famoso hidalgo.

La propietaria de la venta, quien se define como un "ama del siglo XXI", resalta que nunca ha tenido dificultades en su negocio "por el hecho de ser mujer", pero sí lamenta que "en algunos casos las mujeres no se escuchen entre ellas".

"Lo que más me enamoró de Don Qujote fue su humanidad, y me gustaría mucho que, tanto hombres como mujeres la practicáramos más a menudo", concluye.

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