La "insatisfecha", "el jefecillo" y el "atleta": rarezas de piscinas públicas vistas por los socorristas

  • Hace dos semanas las piscinas públicas abrieron en España para recibir un promedio de 3000 personas cada día. Para los socorristas, esta afluencia masiva se convierte a veces en un festival de extrañezas. Desde las mamás que creen que los socorristas son las niñeras de sus hijos hasta los que lavan sus bañadores con jabón en la misma piscina. Tres socorristas experimentados cuentan quiénes son esos personajes. Pon atención para que no te toque compartir la piscina con uno de ellos.

Cláudia Vasconcelos

Dos mujeres lavan sus bikinis con jabón y los enjagan en la piscina. Unaadolescente empieza a enjabonarse, un hombre enciende su aparato de sonido a todo volumen mientras se baña…  ¿Una escena cotidiana en un vestuario? ¿Amigos en casa tras una tarde de verano en la playa? No: todo eso ha pasado en piscinas públicas españolas, y son apenas algunas de las excentricidades que presencian boquiabiertos muchos socorristas. Aunque parezca monótono estar todo el verano cuidando a los que se divierten en el agua, la verdad es que un socorrista pasa por buenas y malas aventuras en esta estación.

Consuelo Delgado lleva diez años vigilando la piscina de un pueblo de León; le faltan dedos para contar las rarezas de los usuarios de una piscina pública. “Una vez dos extranjeras estaban lavando sus bikinis en la piscina. Enjabonaban sus prendas y las enjuagaban en la misma piscina, como si fuera normal. Las miraba y me daba la risa porque no me lo creía. Otro día algunos chicos se metieron al agua, pero se olvidaron de sacar el dinero que llevaban guardado en el bañador”, cuenta entre una y otra carcajada.

El presidente de la Asociación de Rescates Acuáticos y Socorrismo Profesional de España (Araspe), Alejandro Reyeros, tiene 37 años de profesión y también se ha visto obligado a llamar la atención a bañistas excéntricos. Pero las imprudencias cometidas por los usuarios son su peor pesadilla.

“Hace unos tres años tuvimos que trasladar al hospital a un hombre que se tiró de golpe en el agua fría y tuvo una hidrocución, un choque térmico, que le provocó una parada respiratoria. Mucha gente sobrevalora sus capacidades y pasan cosas como esta”, señaló Alejandro, que pese a todo considera su trabajo “bastante monótono”.

¿Y cuándo los usuarios de la piscina creen que eres su “socorrista exclusivo”? Carlos Varona, que trabaja desde hace seis años en Madrid, no tiene buenos recuerdos de este tipo de conducta. “Algunos padres creen que eres el monitor de ocio de sus hijos, o lo que es peor, su socorrista particular. Ahora ya me he acostumbrado, pero no permito que los padres lo crean así."

Los personajes de la piscina

En verano cada una de las 1.000 piscinas públicas de Madrid recibe un promedio de 3000 visitantes a diario, pero en medio de esa multitud siempre hay “personajes” recurrentes que multiplican el trabajo de los socorristas – o por lo menos les causan un bello dolor de cabeza. El madrileño Carlos Varona tiene incluso un listado de esos tipos típicos, según la mirada de los socorristas:

"La insatisfecha": la señora a la que todo le molesta;

"Tu jefa": a la que hay que abrirle la sombrilla, colocarle la hamaca donde quiera... Como si no hubiera más vecinas que necesitan ayuda;

"El atleta retirado": típico señor mayor que baja a nadar como si tuviera 20 años y provoca pánico a su alrededor, pues parece que en cualquier momento le da un infarto;

"Las mamás": bajan, sueltan a los niños y se dedican toda la tarde a leer, tomar el sol y hablar, y cuando es la hora de marchar preguntan al socorrista dónde están sus hijos;

"Los jefecillos": niños que le dicen al socorrista lo que tiene que hacer.

“Te pego a la salida”

Un socorrista de una piscina pública dedica la mayor parte de su jornada diaria a concienciar a los bañistas de las reglas de uso del espacio para prevenir accidentes, como no dar saltos mortales, no llevar tu vaso de bebida dentro de la piscina, no querer cruzarla a nado si no estás preparado... Y es que ser la niñera de mucha gente adulta a veces resulta peligroso: no son raros los casos de socorristas amenazados por usuarios que se enfadaron tras haber sido reprochados en público.

“Una vez tuve que llamar a la Guardia Civil porque unos chavales me esperaban a la salida”, admitió Consuelo Delgado. El presidente de Araspe, Alejandro Reyeros, afirma que este tipo de acoso contra los socorrristas es común, aunque él mismo nunca haya sido una víctima. “Eso pasa mucho en las piscinas públicas, no tanto en las urbanizaciones. Lo que recomendamos a los profesionales es tener en cuenta el enfoque inicial cuando va a hablar con la persona que desobedece a las reglas. Hay gente estresada, o que ha consumido alcohol, por eso lo mejor es tener cuidado.

De hecho, por ley todos los socorristas tienen que asistir a clases de psicología para enfrentar jornadas de ocho horas diarias cuidando a la seguridad de más de 3000 personas distintas todos los días. Además de Araspe, otras entidades como Aetsas y la Federación Española de Salvamento y Socorrismo imparten cursos sobre este tema.

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