Trece años después de la catástrofe, que golpeó las costas españolas, francesas y portuguesas, el caso llegó este martes ante la más alta instancia judicial española a raíz de recursos presentados por la fiscalía de La Coruña, en el noroeste de España, y por el Estado francés.
Apelan contra la decisión, tomada el 13 de noviembre por la Audiencia Provincial de La Coruña, en Galicia. El capitán del "Prestige" Apostolos Mangouras, el jefe de máquinas -también griego- Nikolaos Argyropoulos y el entonces director de la marina mercante española José Luis López-Sors, fueron absueltos de "delitos contra el medio ambiente y daños a espacios naturales protegidos".
El capitán había sido únicamente condenado a nueve meses de prisión por "desobediencia grave a la autoridad", por haber rechazado en un primer momento que el navío fuese remolcado mar adentro, como habían decidido las autoridades españolas. El excapitán, hoy de 80 años, no cumplió toda su condena debido a su edad.
Este martes el fiscal Luis Navajas calificó la absolución pronunciada en Galicia en 2013 de "coja" y "notoriamente errónea", en una vista celebrada en el Tribunal Supremo en Madrid.
"El prestigio de España como Estado que defiende sus costas y riqueza económica quedó en entredicho con la sentencia de la Audiencia", afirmó Navajas.
Y pidió su anulación alegando que la Audiencia Provincial gallega no había tenido en cuenta cinco documentos esenciales. Se trata de anotaciones en el libro de navegación del anterior capitán del petrolero, Stratos Kostazos, que había denunciado el mal estado del viejo barco, poco antes de renunciar a salir al mar con él.
El fiscal también pidió una indemnización de 4,3 millones de euros, por los daños causados al medio ambiente. A falta de responsables, la justicia no ha acordado todavía las indemnizaciones reclamadas entre otros por los Estados español y francés.
El "Prestige", un petrolero liberiano de quilla simple con pabellón de Bahamas, naufragó en el Atlántico, frente a las costas de Galicia, el 19 de noviembre de 2002, tras haber sufrido una avería durante una tempestad.
Durante semanas, 63.000 toneladas de fuel se extendieron por las costas españolas, francesas y portuguesas.
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