La ley antibotellón de Madrid cumple diez años sin erradicar el problema

  • El consumo de bebidas alcohólicas en parques y calles de los municipios madrileños, principalmente por jóvenes, sigue siendo un hábito muy extendido pese a la Ley de Drogodependencias y otros trastornos adictivos de la Comunidad de Madrid, conocida como ley antibotellón, de la que mañana se cumplen diez años.

J.C.Fraile Esteve

Madrid, 28 jul.- El consumo de bebidas alcohólicas en parques y calles de los municipios madrileños, principalmente por jóvenes, sigue siendo un hábito muy extendido pese a la Ley de Drogodependencias y otros trastornos adictivos de la Comunidad de Madrid, conocida como ley antibotellón, de la que mañana se cumplen diez años.

Desde aquella fecha está prohibido beber alcohol en la vía pública, pero los jóvenes han seguido haciendo botellón, exponiéndose a una sanción de 300 euros si les pillaba la policía, multa que podían cambiar por cursos o trabajos en beneficio de la comunidad.

Sólo en la capital en 2011, la Policía Municipal levantó 101.100 actas por consumo de alcohol en la vía pública, lo que supone una media de 277 al día, dato facilitado a Efe por el consistorio.

La Comunidad de Madrid ha dado ahora una vuelta de rosca a la normativa y ha endurecido las sanciones, elevando su cuantía a 600 euros (500 si es menor), que recaudan directamente los ayuntamientos, y suprimiendo la posibilidad de hacer un curso para evitar la multa.

Si son reincidentes, la cuantía es mayor y se acogen al pronto pago, la reducción es de un 40 por ciento: 360 euros para los adultos y 300 para los menores de edad.

La modificación de la ley entró en vigor el 16 de julio pasado y en la primera semana la Policía Municipal de Madrid, que ha intensificado el dispositivo para perseguir el botellón, ha tramitado 783 actas, según el ayuntamiento.

La delegada de Seguridad y Emergencias del consistorio madrileño, Fátima Núñez, del PP, considera que "no es desproporcionada" la nueva cuantía de las multas.

"El objetivo es hacer frente a una situación de riesgo de salud de los jóvenes y a un problema de convivencia ciudadana", ha destacado a Efe Núñez.

La concejal delegada madrileña defiende la supresión de los cursos por ser una medida "ineficaz" y porque "se ha demostrado que no era disuasoria".

"Lo importante", ha añadido, "es que entre todos avancemos para que se erradique".

El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Madrid, Jaime Lissavezky, ha criticado la modificación de la ley aprobada por el Gobierno de Esperanza Aguirre y sostiene que para erradicarlo se necesita "un plan real" y no dejarse llevar por "el afán recaudatorio", tras señalar que el botellón es un fenómeno complejo y las multas "no son la solución".

De la misma opinión es el responsable de Medio Ambiente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Madrid, Francisco Caño, quien ha dicho a Efe que las medidas "coercitivas" no disuaden a la gente y que las nuevas sanciones son "demasiado duras".

"Los jóvenes buscarán otros lugares y cambiarán el centro de los municipios por la periferia para seguir bebiendo alcohol en grupo", ha apuntado Caño, quien se ha mostrado en desacuerdo con que "se haga recaer en las familias de los infractores el pago de la multa".

Caño afirma que es en la escuela y en la universidad donde se debe enseñar a los jóvenes a disfrutar del ocio "sin perjudicar su salud" y "respetando el derecho al descanso" del resto de la ciudadanía.

Por contra, el director de La Viña-Asociación Empresarial de Hostelería de la Comunidad de Madrid, Juan José Blardony, ha dicho a Efe que valora el cambio en la ley.

A juicio de Blardony, ahora hay "impunidad" y se consumen bebidas alcohólicas en las calles "en contra de las normas de convivencia y de la legalidad", lo que además afecta a los empresarios, ya que las molestias que causan las personas que hacen botellón generan un ruido y unas molestias que acaban repercutiendo en la hostelería.

El defensor del menor de la Comunidad desde su creación, en octubre de 1996, hasta septiembre de 2001, Javier Urra, que trabaja ahora con padres e hijos en conflicto, ha manifestado a Efe que el botellón tiene una explicación "muy lógica".

"Es barato y una forma de estar en contacto, de estar en el mercado, por lo que siempre ha habido y siempre habrá", ha explicado.

No obstante, Urra cree que las agrupaciones tienen "riesgo" y que "éticamente es reprobable el permitir que haya grandes botellones, porque siempre hay algunos que descontrolan".

En cuanto a los menores de 16 años y el botellón, afirma que "no deben beber alcohol los menores y si beben y se les pilla una botella se debe informar a los padres.

Aunque no está en contra de las multas, opina que cualquier sanción debe tener "un componente educativo".

Pero las multas deberían de ser, a su juicio, progresivas y proporcionales. "Se trata de que la sanción no sea meramente recaudatoria, sino que haga corresponsables a los chicos y a sus padres de que se está metiendo en un problema serio", apunta.

"Siempre he creído un error el afán de beber para divertirse en vez de divertirse para beber", ha concluido.

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