La lucha antiterrorista, una espada de doble filo en Irak

  • La reciente operación militar lanzada contra Al Qaeda en el oeste de Irak ha generado la resistencia, a veces armada, de la población suní, que considera que la intervención va dirigida también a apagar sus reivindicaciones políticas.

Mohamed Siali

El Cairo, 30 ene.- La reciente operación militar lanzada contra Al Qaeda en el oeste de Irak ha generado la resistencia, a veces armada, de la población suní, que considera que la intervención va dirigida también a apagar sus reivindicaciones políticas.

El momento crucial que reforzó las dudas de los clanes tribales suníes fue cuando las tropas iraquíes irrumpieron en la ciudad de Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar, y desmantelaron, hace hoy un mes, una acampada de la población local que pedía reformas legislativas y políticas.

Un portavoz de los manifestantes en esa ciudad, Faruq al Dufairi, dijo a Efe que los clanes tribales apoyaron en un principio la operación militar contra Al Qaeda declarada a finales de diciembre por el primer ministro, Nuri al Maliki, en el desierto de Al Anbar.

"Sin embargo, cuando descubrimos que se trataba de propaganda y que su intención era reprimir las protestas de los suníes, nos levantamos contra él", agregó.

Las manifestaciones suníes, que se convirtieron con el tiempo en acampadas permanentes, estallaron a finales de 2012, cuando miles de personas iniciaron protestas en ciudades de mayoría suní como Ramadi y Faluya para pedir la liberación de los detenidos sin cargos y la anulación de las leyes antiterrorista y de justicia transitoria.

El desalojo de estas acampadas, los posteriores enfrentamientos y la detención del diputado suní Ahmed al Aluani causaron al menos once muertos y derivaron en una crisis política con la dimisión de 44 diputados, en su mayoría suníes.

Según Al Dufairi, la irrupción militar en las ciudades suníes no estaba justificada, porque los miembros de Al Qaeda -que actúa en este país bajo el nombre de Estado Islámico de Irak- ya habían sido expulsados por los combatientes tribales.

Para el activista, "los clanes que combatieron contra los terroristas son los mismos que luchan hoy contra Al Maliki".

Al Dufairi lamentó que, después de que los combatientes tribales impidieran al ejército entrar en Faluya, las tropas recurrieran a bombardear barrios habitados de la ciudad.

Esta semana, el líder de los "Sahwa" o Consejos de Salvación (milicias suníes creadas en 2006 para combatir a Al Qaeda), Ahmed Abu Risha, aseguró haber convencido al Ejército para detener sus bombardeos indiscriminados sobre Faluya y dar tiempo a las tribus para eliminar a los yihadistas de Al Qaeda en su población.

Si prevalece la tensión, vaticinó Al Dufairi, los clanes tribales boicotearán las elecciones generales previstas para este año, porque sería imposible celebrar comicios "en un estado de guerra y de detenciones".

En su lucha contra el Ejército, las tribus están organizadas desde mediados de este mes en el denominado Consejo Militar General, que aglutina a todos los rebeldes en las provincias en conflicto y coordina sus combates contra las tropas gubernamentales.

Un destacado activista de Faluya, Abu Abdalá al Iraqui, insistió a Efe en que no existe ninguna relación entre las fuerzas tribales y el Estado Islámico de Irak.

Según su versión, el grupo terrorista se unió a los clanes tribales en sus combates dos días después de que se iniciase el levantamiento, algo que no fue bien aceptado por las tribus.

Al Iraqui explicó que los bloques tribales obligaron a Al Qaeda a retirarse definitivamente de sus poblaciones después de que esa organización quemase algunas comisarías de la policía local, integrada en general por funcionarios locales.

Por su parte, el primer ministro, el chií Al Maliki, que admite que los suníes tienen "demandas legítimas" pero no acaba de atenderlas, considera que la intervención militar en la provincia de Al Anbar es parte de la lucha global contra el terrorismo y destaca el apoyo internacional a esa operación.

Para muchos suníes, el proceso político en Irak tras la invasión estadounidense de 2003 ha fracasado, y una gran parte de ellos reivindican la autonomía para sus regiones.

En opinión de la analista especializada en Irak Iman Ragab, del Centro Al Ahram de Estudios Estratégicos y Políticos en El Cairo, la crisis en las provincias suníes es de naturaleza política, debido a la falta de integración de las corrientes suníes en el proceso político.

Ragab opinó que la crisis en Irak continuará, "puesto que las coaliciones políticas se establecen por criterios sectarios y no nacionales".

Pese a ello, destacó que podría tener fin si llega al poder un primer ministro que no tenga tendencias sectarias y que enmiende la infrarrepresentación suní en las instituciones estatales.

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