La lucha entre Hezbolá e Israel convertida en un museo turístico

  • Vehículos militares, armas y trincheras de la guerra contra Israel son parte de los atractivos que exhibe Mleeta, sitio conocido también como el Museo de la Resistencia de Hezbolá en Líbano. Ofrece a sus visitantes la oportunidad de conocer de cerca "el estilo único de la resistencia islámica contra el enemigo israelí".
Carlos Organista

"En primer lugar quiero dar la bienvenida a todos ustedes. Me siento honrado de acompañarlos en este importante sitio turístico llamado Mleeta", dice Hassan Nasrallah, líder del grupo libanés Hezbolá, en un vídeo de bienvenida al Museo de la Resistencia.

El parque temático está enclavado en un antiguo bastión muyahidín, en el monte A'mil, al sur de Líbano, donde habrían comenzado los primeros entrenamientos de combatientes libaneses en los años ochenta. Algunas excavaciones en la zona han descubierto los restos de antiguas tumbas y reliquias.

Por 2.000 libras libanesas (un euro aproximadamente) los visitantes pueden caminar entre trincheras, una cueva y otros sitios donde se exhiben armas y restos de vehículos militares dejados por los israelíes tras la ocupación de la zona en 1982.

"Su objetivo es preservar los lugares donde vivían los muyahidines, dando a la gente la oportunidad de estar familiarizado con el estilo de la experiencia única de la resistencia islámica contra el enemigo israelí", describe la página electrónica del lugar.

Al parecer, este museo se concretó luego de otros intentos de Hezbolá para crear un memorial y reivindicar su lucha. Principalmente, tras el primer el primer aniversario de la guerra con Israel, en 2006; cuando montaron una exhibición dentro de un museo en Dahia, llamada "La telaraña", que recibió a miles de visitantes.

Pese a la condena de Israel por ese tipo de sitios, Mleeta abrió sus puertas en 2010 y durante los 10 primeros días lo visitaron más de 130.000 personas, según informó entonces un medio libanés. Tres meses después, la cifra llegó a 300.000, reportó ABCNews.

En la inauguración estuvieron presentes oficiales y representantes del gobierno de Líbano, además del académico y activista estadounidense Noam Chomsky.

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