La lucha juvenil por el cambio en Marruecos tiene rostro femenino

  • Rabat.- La masiva participación femenina en las protestas por el cambio democrático, que ha situado a las jóvenes de este país como la punta de lanza en la ola de revueltas populares árabes, hace que los movimientos sociales en Marruecos tengan cara de mujer.

Rabat.- La masiva participación femenina en las protestas por el cambio democrático, que ha situado a las jóvenes de este país como la punta de lanza en la ola de revueltas populares árabes, hace que los movimientos sociales en Marruecos tengan cara de mujer.

Mientras las activistas de este movimiento explican que su participación en las protestas que reclaman democracia es una necesidad, los sociólogos consideran esta implicación un fruto de las nuevas tecnologías y el indicio de un cambio en la posición de la mujer dentro de la sociedad marroquí.

El Movimiento 20 de Febrero, que surgió a iniciativa de unos cuantos jóvenes a través de la red social Facebook, protagonizó movilizaciones masivas en las ciudades marroquíes los días 20 de febrero y 20 de marzo para reclamar reformas políticas, económicas y sociales profundas en el país.

Gran parte de los protagonistas de los vídeos donde se explicaron las reivindicaciones de este grupo han sido mujeres, y diferentes medios de comunicación las han invitado para hablar en nombre de los manifestantes.

La activista Tifraz Idura, de 24 años, piensa que la necesidad de cambio y de protesta por "la espantosa" situación que vive Marruecos son los factores que la empujaron a militar desde el inicio en el Movimiento 20 de Febrero.

"El 'blogging' y Facebook han sido la primera etapa de mi lucha y estos medios han desempeñado un papel interesante en la madurez de los jóvenes marroquíes", apunta a Efe la joven.

Esta activista residente en Rabat cree que las mujeres marroquíes, frente a la presión social y familiar que sufren en lo relativo a su libertad, "no pueden permanecer inactivas y dejar que los hombres se impliquen solos en el movimiento político".

"Personalmente, no puedo imaginar una iniciativa política sin mujeres, es natural que participemos en la construcción de nuestro país, puesto que creemos en la democracia y en el progreso, y dentro del movimiento no distinguimos entre sexos sino que creemos en el pensamiento abierto", añadió.

Para Sana Hadad, de veinte años, "un militante, sea mujer u hombre, debe involucrarse en cualquier movimiento de masas y dedicarse a organizarlo".

"Como mujer he sufrido presiones de todo tipo por parte de la sociedad, y además somos parte del pueblo marroquí y nos conciernen sus causas", agrega esta activista que pertenece a la coordinadora del Movimiento 20 de Febrero en la ciudad de Tánger (norte de Marruecos).

Hadad, que militó en la Unión Nacional de Estudiantes Marroquíes (UNEM), añade que su implicación en el movimiento "es una necesidad impuesta por la proliferación de la represión, el deterioro de la sanidad y el aumento de los precios de los productos básicos".

Un 62,8 por ciento de las mujeres marroquíes en edades comprendidas entre los 18 y 64 años han sufrido recientemente algún tipo de violencia de género, según una encuesta realizada en Marruecos sobre este fenómeno por el Alto Comisariado de Planificación (HCP).

El sociólogo Noredin Zahi dijo a Efe que la participación de la mujer marroquí en las protestas es consecuencia del cambio demográfico en el país, que consiste en el aumento del porcentaje de hombres y mujeres jóvenes sobre el total de la población marroquí.

El analista explicó que esta implicación se debe también a las transformaciones en el seno de la familia marroquí, que vive el fin del control patriarcal, así como al aumento de la tasa de escolarización de las niñas y al aumento de su presencia en la lucha social para reivindicar trabajo e igualdad económica.

Además, esta generación coincide, a juicio de Zahi, con "la revolución informática que proporcionó redes virtuales de comunicación social que no reconocen la autoridad del jeque ni la prioridad del hombre frente a la mujer".

En conclusión, según Zahi, todos los factores anteriores han permitido a la mujer marroquí "vengarse de la exclusión" y estar presente en el momento del cambio no solo en situación de apoyo, sino también en una posición de liderazgo.

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