La vuelta al mundo con silla de ruedas pero sin dinero

  • "Viajo porque es divertido. Lo haré hasta que me apetezca, puede ser hasta mañana o hasta que tenga 80 años. No me lo planteo".

Macarena Baena

Madrid, 4 feb.- "Viajo porque es divertido. Lo haré hasta que me apetezca, puede ser hasta mañana o hasta que tenga 80 años. No me lo planteo".

Así de sencillo lo dice Albert Casals, un joven catalán de 21 años, a quien se le olvida decir que una leucemia infantil lo dejó en silla de ruedas a los 5 años y que desde que tiene 14 recorre el mundo haciendo auto-stop solo y sin dinero porque le divierte.

De paso por Madrid para presentar su segundo libro, "Sin fronteras", narra su recorrido por más de cincuenta países, algunas veces en condiciones extremas, con la misma naturalidad con la que otros hablan de sus fines de semana en una casa de la sierra.

"Mañana me voy de viaje", dice, y explica que la editorial Ediciones Roca le ha ofrecido un billete de avión de ida y vuelta Madrid-Barcelona para promocionar su libro, pero les ha dicho que la vuelta la prefiere a Asturias.

"Desde allí ya veré hacia dónde voy". "No sé. Ya veré. Nunca sé".

A lo largo de la entrevista con Efe, es difícil darse cuenta de en qué momento Albert deja su silla de ruedas para sentarse en otra silla y en qué momento se sube a una mesa para ver un mapa colgado en unas de las paredes de la editorial.

Extremadamente ágil, delgado, con cara de niño, unos grandes ojos azules y el pelo teñido de rojo, Albert asegura que nunca planifica sus viajes, solo elige un destino. Y sale de su casa con su inseparable silla de ruedas y una mochila en la que lleva algo de ropa, un saco de dormir y una tienda de campaña.

Desde que acabó el bachillerato, Albert planifica su vida de una forma muy sencilla: "un año viajo y el otro lo paso en Cataluña"; allí estudia Filosofía, inspecciona edificios abandonados, juega a videojuegos -de los que es un gran aficionado- o lee fantasía y ciencia ficción. "Hasta que quiero irme y me voy y luego hasta que quiero volverme y me vuelvo", explica.

En 2009 Albert Casals publicó su primer libro, "El mundo sobre ruedas", en el que, en su habitual tono de humor, narraba su paso por casi toda Europa, el sureste asiático, Latinoamérica y Japón, un viaje que acometió en solitario.

Dos años después, decidió embarcarse en una nueva aventura y, de nuevo haciendo auto-stop y sin dinero, salió de su casa de la localidad catalana de Esparraguera rumbo a Sudamérica, África y Asia.

Pero esta vez sí hubo un gran cambio en su viaje. Lo hizo en compañía de Anna, su novia e inseparable compañera de aventuras desde hace dos años. Cuando viajan juntos es ella la primera que se cansa, pero reconoce que Albert le ha contagiado su ilusión y ahora ve la vida de otra manera.

A la pregunta de si no tiene la sensación de compartir su vida con un "marciano", Anna responde que eso es precisamente lo que le enamoró de Albert: "Me gusta, es diferente".

Albert tiene su propia filosofía de vida, no le asusta el futuro y está convencido de que se puede ser muy feliz y vivir sin dinero.

"Se me ocurren cinco o seis maneras", y cita entre ellas vivir en una ecoaldea o en una comuna autosuficiente; vivir con redes de intercambio que no utilizan el dinero para nada; ocupar edificios y reciclar comida en supermercados...

Recién llegado de Nueva Zelanda y tras ocho meses de viaje, Albert no se plantea narrarlo en otro libro porque, en esta ocasión, su aventura tendrá forma de película bajo la visión del cineasta catalán Marcel Barrena y la productora Umbilical.

Durante el viaje Anna llevaba una cámara y el equipo de Barrena grabó la salida desde Barcelona y la llegada a Nueva Zelanda.

Para entender la manera de vivir y pensar de Albert basta con saber que mientras que para él lo más impactante de este último viaje ha sido la gente que ha conocido, Anna no duda en responder que fue cuando Albert casi se muere por una severa reacción alérgica.

Albert asegura que su silla no le limita en absoluto y que siempre se encuentra con gente que lo ayuda y con la que comparte e intercambia vivencias.

Claro que la silla, explica, tiene que ser "de las baratas" y de hierro para poder soldarla en cualquier lugar del mundo.

A la hora de emprender un viaje Albert sólo elige un destino, pero nunca sabe los lugares intermedios que tendrá que atravesar hasta llegar. Además, no le gusta buscar información antes de viajar para no crearse "ideas preconcebidas"

Empieza su año casero, y ya ha empezado a darle vueltas a su próximo destino. "Donde más ganas tengo de ir es a la costa este de África, ir por ejemplo desde aquí hasta Madagascar o algo así, y también Centroamérica que casi no lo he visto, eso sería divertido". ¡Buen viaje!

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