La zona croata de Kamenjak, resguardo de la biodiversidad mediterránea

  • La costa croata del mar Adriático conserva varios oasis de extraordinaria biodiversidad como el cabo Kamenjak, en el extremo sur de la península de Istria, pese a ser un destino turístico muy popular necesitado cada vez más de una mejor protección ecológica.

Vesna Bernardic

Premantura (Croacia), 3 mar.- La costa croata del mar Adriático conserva varios oasis de extraordinaria biodiversidad como el cabo Kamenjak, en el extremo sur de la península de Istria, pese a ser un destino turístico muy popular necesitado cada vez más de una mejor protección ecológica.

En torno al promontorio de Kamenjak, lleno de bellísimas playas que durante el verano se llenan turistas europeos, habita uno de los 10 mamíferos con un alto peligro de extinción, la foca monje (monachus monachus), de las que en todo el mundo quedan tan solo entre 300 y 500 ejemplares.

Después de siglos de brutal extinción, este pacífico animal, indefenso y cariñoso evita la presencia del homo sapiens, pero su presencia en el Adriático ha sido registrada últimamente justo en torno a Kamenjak, que le ofrece cuevas de entrada submarina.

En el cabo también hay un gran número de mariposas, insectos, anfibios y lagartos, pájaros, orquídeas y muchas plantas medicinales como salvia, romero, tomillo, laurel, mirto y enebro.

Se conservan las huellas fosilizadas de diversos dinosaurios, a las que se llega por un sendero de 600 metros con maquetas de dinosaurios y otros seres del Jurásico en tamaño natural.

El cabo de Kamenjak, en el extremo sur de la mayor y más norteña península croata de Istria, tiene una treintena de bahías y playas de gran belleza, incluidas dos cuevas sobre el mar y 11 islotes no habitados.

"Aquí venimos por tercer año consecutivo. La vivencia de la naturaleza es única, sobre todo en primavera", cuentan a Efe los jóvenes turistas eslovenos Mojca y Damir, que recorren la zona en bicicleta.

Se puede ir en coche por un camino no asfaltado, pero los lugares más interesante pueden visitarse solo a pie o en bicicleta.

"Hemos visto más de 50 especies de mariposas diarias, gran número para una región pequeña de solo unas 375 hectáreas", explica la bióloga Nina Skoko de la "Casa de la Naturaleza", un museo sobre la biodiversidad y su protección situado en Premantura, cerca de la entrada a la Zona natural protegida de Kamenjak.

"Las mariposas son unos bioindicadores, ya que su presencia, especialmente algunas especies, requiere gran limpieza ecológica", añade.

Entre las 198 diversas aves conocidas, 50 son sedentarias y el resto son migratorias, como las cigüeñas negras, que aquí suelen tomar un breve descanso para merendarse algún lagarto o el amenazado sapo verde (bufo viridis), mientras que el sedentario skanjac, busardo ratonero que se ve con frecuencia, prefiere cazar pequeños mamíferos.

En las cuevas de Mala y Velika Kolombarica anidan palomas y el vencejo endémico, "smedja chiopa".

Las plantas más características, además de la salvia que cubre toda la zona, son las orquídeas, cuyas 30 diferentes especies existentes, incluidas dos endémicas (la serapia istriaca y serapia pulae) en primavera ofrecen un fiesta florida.

El cabo Kamenjak es uno de los yacimientos más ricos de Europa en fósiles rudistas, moluscos que abundaban durante el Jurásico y que se extinguieron al mismo tiempo que los dinosaurios.

Además de alrededor de una decena de huellas de dinosaurios que pueden verse en Kamenjako, en la cercana isla de Fenoliga o "La Isla de lo Dinosaurios" hay 146 huellas fosilizadas, en su mayoría de saurópodos de alrededor de 3 metros de altura y 11 metros de longitud, que caminaban sobre cuatro patas y dejaban huellas ovales.

Las huellas de tres dedos fueron dejadas por los terópodos, carnívoros rapaces que se movían sobre dos patas.

En el mar habita otro animal en extinción, la tortuga boba (caretta caretta), que puede morirse al tragarse objetos de plástico que los turistas echan al mar, el delfín mular (tursiops truncatus), conocido aquí como el "buen delfín", y entre los más pequeños, los caballitos de mar y varias otras especies protegidas.

Un serio problema es la reducción de la posidonia oceánica, planta acuática esencial para el ecosistema marino, dañada por la pesca de arrastre y las anclas de botes y yates.

"Hay cada vez más turistas. Las anclas no están reguladas, los yates tiran basura. Pedimos mejor protección. Además, habrá que cerrar posiblemente la entrada para coches e introducir trenecillos turísticos", explica Nina.

La mejor temporada para visitar Kamenjak es entre mayo y junio, cuando las orquídeas y otras plantas están en flor, el mar ya invita a bañarse y las playas aparecen impolutas.

Mostrar comentarios