Las voces de los intelectuales de la primera mitad del siglo XX en la BNE

  • Las voces de Azorín, Juan Ramón Jiménez, Pío Baroja, Ramón Menéndez Pidal, Santiago Ramón y Cajal o Miguel de Unamuno son algunas de las grabaciones históricas que se reúnen en la Biblioteca Nacional en una exposición de las matrices del Archivo de la Palabra del Centro de Estudios Históricos realizadas en 1931.

Madrid, 20 may.- Las voces de Azorín, Juan Ramón Jiménez, Pío Baroja, Ramón Menéndez Pidal, Santiago Ramón y Cajal o Miguel de Unamuno son algunas de las grabaciones históricas que se reúnen en la Biblioteca Nacional en una exposición de las matrices del Archivo de la Palabra del Centro de Estudios Históricos realizadas en 1931.

La exposición, que se abre mañana al público en el Museo de la Biblioteca Nacional de España, reúne también las voces de otros intelectuales españoles de la primera mitad del siglo XX como Niceto Alcalá Zamora, Manuel B. Cossío, Serafín y Joaquín Álvarez Quintero y Ramón del Valle-Inclán.

Estas matrices, que se encuentran depositadas en el Museo Nacional del Teatro de Almagro (Ciudad Real) y que nunca se habían visto en Madrid. fueron conservadas por Tomás Navarro Tomás, que fue director de la BNE durante la Guerra Civil y artífice de la salvaguarda de éste y de otros patrimonios bibliográficos, según informa la Biblioteca Nacional.

Navarro publicó un folleto en 1931 para dar cuenta de la formación de un Archivo de la Palabra en el Centro de Estudios Históricos, a la manera de otros centros que se habían ido creando en Europa, en el que aseguraba: "de los discos que el Archivo impresione se guardará una muestra precintada e intacta y una matriz galvanoplástica que asegure la conservación de las inscripciones registradas".

El exdirector de la BNE describía en su texto las primeras grabaciones realizadas por esos diez intelectuales y escritores, y cómo coincidieron en su extrañeza al oír su voz grabada, hasta el punto de que más de uno no quiso escucharse.

Estas grabaciones históricas tuvieron un recorrido complicado por los efectos de la Guerra Civil, pero en la actualidad están disponibles al público gracias a las publicaciones de la Residencia de Estudiantes y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que las recuperaron en 1990.

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