Latinoamericanos están bien dotados contra infartos, pero deben prevenir

  • El cardiólogo argentino Daniel La Greca advirtió durante el Congreso Venezolano de Cardiología que se celebra en Caracas que si bien el latinoamericano cuenta con genes y una alimentación que le ayuda a contener los infartos, la falta de prevención está aumentando los números rojos.

Caracas, 5 ago.- El cardiólogo argentino Daniel La Greca advirtió durante el Congreso Venezolano de Cardiología que se celebra en Caracas que si bien el latinoamericano cuenta con genes y una alimentación que le ayuda a contener los infartos, la falta de prevención está aumentando los números rojos.

La Greca, vicepresidente de la Fundación Cardiológica Argentina, brazo educativo de la Sociedad Argentina de Cardiología, explicó en una entrevista con Efe que los latinoamericanos "comparten con los países de Europa que miran al Mediterráneo" una buena predisposición genética contra los infartos.

"Tenemos genes que nos protegen de infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV) y además tenemos acceso a las frutas, al sol, a un clima que favorece la actividad física", dijo, al contratar eso con sitios como los países del Báltico, comen pescado, pero mantienen una dieta "hipergrasa".

"El latinoamericano, en realidad, sus genes, están mejor que los estadounidenses, pero vamos de mal en peor", aseguró La Greca.

El cardiólogo, con más de 30 años de ejercicio de la profesión, señaló que "la cantidad de casos de hipertensión en el mundo va en aumento (...), pero en países donde las políticas de salud son muy fuertes, la incidencia va bajando".

"Jugando, jugando", gracias a un método en el que los niños hacen que sus padres se midan la presión arterial, dijo La Greca, se han detectado casos de hipertensos en Argentina que no tenían idea de que la llamada "enfermedad silenciosa" estaba endureciendo y dañando sus arterias.

"Hay que tomar en cuenta que la perspectiva latinoamericana es peor que la europea, porque estamos en desarrollo, porque nos cuesta mucho vivir, porque estamos estresados, porque no tenemos las necesidades básicas cubiertas", recordó el especialista.

La Greca echa mano de un estudio publicado en junio de 2011 en la revista científica Circulation, que da cuenta de que el mundo entero está afectado por la hipertensión y ubica a la mayor parte de América Latina en "riesgo intermedio" de muerte por infartos y ACV.

"En el mundo 12 millones por año se mueren por enfermedad coronaria y 10 millones por ACV por año, y a eso se suman todos los que quedan discapacitados, o sea que el 50 % de las causas de muerte en el mundo occidental se deben a que se tapan las arterias", indicó.

Pero, para el especialista argentino, la gran novedad en cuanto a la hipertensión tiene que ver con la reciente constatación de que el tratamiento farmacológico tradicional contra la enfermedad no ha sido, ni de lejos, una solución.

"No podíamos controlar la hipertensión porque la mayoría de las drogas que usábamos generalmente traían muchos efectos adversos y no tenían el poder suficiente y aunque la presión bajaba, no sucedía lo mismo con sus consecuencias y sus muertes", apuntó La Greca.

El cerebro es uno de los "órganos blanco de la hipertensión" que ha sido beneficiado con los últimos descubrimientos científicos, pues ahora se sabe, dijo el especialista, que el deterioro cognitivo está ligado estrechamente a la presión alta.

"La hipertensión es la causa número uno de deterioro cognitivo y los cardiólogos pensaban hasta hace poco que este era un problema del neurólogo", resaltó La Greca, quien aclaró que estas fallas de memoria son comunes en personas que han sufrido presión alta durante 30 o 40 años.

"No me refiero al deterioro cognitivo o demencia que padece o puede padecer un paciente después de sufrir un ACV, hablo del que fue hipertenso durante años y que fue produciendo lesiones en la sustancia blanca", explicó.

El primer consejo de La Greca es que no se debe esperar a que el síntoma aparezca y subraya que los primeros "escalones" para evitar la enfermedad silenciosa es bajar el peso, bajar el consumo de sal o sodio y dejar el tabaco.

"Cuando se corrige todo esto, y no alcanza para bajar la presión, entonces, solo entonces, el médico debe recurrir a las drogas para tratar al paciente", indicó.

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