Los asunceños recuperan su río para sobrellevar el intenso verano

  • Agobiados por un verano particularmente caluroso, los asunceños han recuperado su río como lugar de refresco y esparcimiento y no dudan en zambullirse en las aguas del Paraguay pese a las advertencias de que no son aptas para bañarse.

Julia R. Arévalo

Asunción, 24 ene.- Agobiados por un verano particularmente caluroso, los asunceños han recuperado su río como lugar de refresco y esparcimiento y no dudan en zambullirse en las aguas del Paraguay pese a las advertencias de que no son aptas para bañarse.

El acceso al río se ha visto facilitado por las obras de la nueva y ansiada costanera, una avenida que pretende descongestionar el tráfico de la capital y que fue inaugurada oficialmente en diciembre, aunque no está acabada y las obras se reanudaron después de las vacaciones navideñas.

Desde la avenida, que comienza a los pies del Palacio de López (presidencial), bordea la Bahía de Asunción y terminará enlazando con los accesos a la ciudad, sus habitantes pueden entrar a las arenas de la playa del Paraguay.

No importa que apenas sea una franja de cien metros, que la arena ya esté llena de basura, que las grúas sigan trabajando al lado, para los capitalinos que tienen que trabajar en este mes de enero y no pueden permitirse pagar una pileta (piscina), la única opción es el río y sus playas en la costanera y alguna que otra en las localidades vecinas.

A algunos tampoco les asusta que las aguas sean "no aptas" para el baño, según alertaron en días pasados el Ministerio de Salud y la Secretaría del Ambiente (SEAM), que detectaron coliformes fecales y otros contaminantes en la mayoría de las playas del río que da nombre a este país sudamericano, así como en el lago Ypacaraí.

Una malla fácilmente traspasable y un cartel de "prohibido bañarse" apenas disuaden cuando el calor aprieta y la Guardia Marina sólo interviene para sacar a quienes se internan a más de diez metros de distancia de la ribera.

"Está prohibido por la SEAM, pero de igual forma la gente ingresa (a las aguas), incluso a altas horas de la noche", comentó a Efe, resignado, el guardiamarina de la Prefectura General Naval Faustino Cáceres, quien junto a un equipo de 50 hombres patrulla las aguas del Paraguay.

El Gobierno intentó mantener cerrada la costanera al reanudar las obras este enero, pero la ciudadanía hizo caso omiso y las autoridades tuvieron que rendirse a la evidencia: desde el pasado sábado permitieron el acceso los fines de semana y habilitaron actividades y vigilancia policial.

Caminatas, paseos en bicicletas alquiladas, exhibiciones de aeromodelismo, remontar barriletes, hacer deportes o simplemente disfrutar de la playa bajo sombrillas son algunos de los atractivos para las familias que pasan el fin de semana en Asunción.

"Me gusta, es muy lindo y ojalá que muy rápido terminen las obras", dijo a Efe la asunceña Gladys Servín, quien visitó el lugar por primera vez junto a sus tres hijos.

Ambra Velázquez, de 16 años, pidió a las autoridades que las obras acaben ya -debían haber terminado en junio pasado- y que doten al entorno de mayor seguridad.

"Va a ser más lindo y va a haber mucha más gente", abundó.

La aglomeración de gente algunos fines de semana, los más calurosos, trajo consigo problemas de suciedad y también de seguridad y ya se reportaron varios asaltos en la zona, próxima a una barriada pobre del centro capitalino.

Tradicionalmente, los asunceños con recursos económicos "emigran" los fines de semana a uno de sus destinos veraniegos favoritos, la ciudad de San Bernardino, con su variada oferta de hoteles y servicios turísticos y sus hermosas vistas al lago Ypacaraí y a sólo 50 kilómetros de Asunción.

Pero el lago, inmortalizado por Julio Iglesias en su versión, una tradicional guarania paraguaya de Demetrio Ortiz, está cerrado al baño y la recreación acuática desde que, en septiembre pasado, el Gobierno alertó de la presencia de algas tóxicas que aún hoy siguen contaminando sus aguas.

Mientras "SanBer", como se conoce popularmente a la pequeña localidad frente al lago, se recupera, muchos paraguayos han descubierto las bondades de la ciudad de Encarnación y las magníficas playas de su espléndida costanera.

A 370 kilómetros de Asunción, los hoteles de la tercera urbe de Paraguay no dan abasto para albergar a los 50.000 visitantes -muchos de la vecina Posadas, en Argentina, al otro lado del río- que la nueva "capital de verano" de Paraguay recibe semanalmente.

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