Los pescadores de la isla atacada por Corea del Norte permanecen atrapados en Seúl

  • Después del ataque de Corea del Norte a Yeonpyeong, la gran mayoría de los 1.400 residentes de la isla huyeron a tierra firme. Ahí viven desde entonces en un estado de limbo. Un mes más tarde siguen sin atreverse a volver a su isla y tampoco encuentran trabajo.
Los habitantes de la isla de Yeonpyeong fueron evacuados a tierra firme.
Los habitantes de la isla de Yeonpyeong fueron evacuados a tierra firme.
Getty Images
Steven Borowiec, Ciudad de Gimpo (Corea del Sur)
Steven Borowiec, Ciudad de Gimpo (Corea del Sur)

Al principio durmieron en el suelo de un pabellón municipal. Ahora el Gobierno surcoreano ha reubicado a mil de ellos en casas vacías sin muebles de la Ciudad de Gimpo, un suburbio de Seúl. Para esta comunidad de pescadores, la pregunta ahora no es si van a volver a ser atacados, sino cómo sobrevivir lejos de casa, en un entorno ajeno y suburbano.

Las probabilidades parecen alinearse en su contra. Sus viviendas temporales están en una zona de escaso desarrollo, con grandes obras en los alrededores y sin la densidad y la agitada vida urbana de Corea del Sur. Todo lo contrario: abundan las grandes fincas, la estación de metro más cercana está a 20 minutes en coche y apenas circulan los autobuses. Los evacuados de Yeonpyeong vivirán allí al menos dos meses.

Choe Nam-bu, un empleado de restaurante de mediana edad, lleva dos días en Gimpo y se siente incómodo en su nuevo hogar. "No quería venir aquí, pero sentí que no me quedaba más remedio. Quiero regresar, pero el Gobierno nos tiene que asegurar que será seguro", dice.

Gimpo es una de las comunidades artificiales de Corea del Sur. La población del país se concentra fuertemente en Seúl, por lo que el Gobierno ha diseñado varias ciudades satélite para descongestionar la capital. Pero estas comunidades no han logrado arraigarse todavía debido a su lejanía de los puestos de trabajo y la falta de servicios.

Precisamente la falta de atractivo del lugar es una de las razones por las que han acabado allí los habitantes de Yeonpyeong. La urbanización pertenece a Land and Housing Corporation, una empresa de propiedad estatal fuertemente endeudada que se ha hecho cargo de muchos grandes proyectos urbanísticos que no han logrado captar residentes.

En Gimpo se pueden ver numerosas viviendas vacías, y mientras vivan allí los desplazados tendrán que pagar un alquiler."Estamos haciendo cuanto podemos para ayudarles a sobrellevar el invierno", declaró un representante del Gobierno a la agencia de noticias Yonhap.

Además de tener que pagar un alquiler, el aburrimiento parece ser el mayor problema de los desplazados de la isla, que no tienen ni servicio de televisión ni de reparto de periódico. "No tenemos información de lo que está pasando en el mundo", se lamenta el anciano pescador Jo Heung-jun. "Estaríamos más contentos si tuviésemos alguna manera de mantenernos al día de lo que está ocurriendo. Ni siquiera sabemos si va a haber otro ataque. Mi corazón me dice que regrese, pero mi cabeza dice que no".

La gente de Yeonpyeong expresa en general su deseo de volver a la situación anterior al ataque, cuando eran autosuficientes en la isla. "Trabajo para comer. Lo hago todo con mis manos. Al haberme ido de allí no hay nada, ni una sola cosa, que pueda hacer. Eso es algo muy duro", dice Jo.

El Gobierno y los desplazados han tenido algunas dificultades para llegar a un acuerdo de compensación por los daños producidos por el ataque y para cerrar un plan de futuro para la isla y sus gentes.

Los evacuados piden que el Estado les facilite todo lo necesario para vivir en tierra firme, incluida una vivienda permanente y una fuente de ingresos permanente. La mayoría de las capacidades y experiencia laboral de los vecinos de Yeonpyeong no son fáciles de absorber por un mercado competitivo como el surcoreano.

Los vecinos no podrán volver a pescar hasta que la situación se considere estable. Además, si la pequeña población de la isla acaba dividida, los pescadores no tendrán muchos clientes para comprar su mercancía.

De los 1.400 habitantes de Yeonpyeong, menos de 100 permanecen en la isla. Una pequeña cantidad vive en unos apartamentos facilitados por el Gobierno de Incheon, la metrópolis cercana a Seúl.

El Gobierno ha anunciado que entregará un único pago de 2.640 euros por cada adulto y 1.330 por cada menor de 18 años.Muchas compañías privadas han donado productos esenciales, como calentadores, zapatillas y ropa interior.

Erguido, con las manos detrás de la espalda, Park Jang-hoon hace cola una tarde a la espera de que le entreguen unas bolsas del Gobierno para tirar la basura. Lleva puesta una pesada chaqueta oscura y las botas típicas de los pescadores. Su rostro está ajado por la edad y la exposición al aire libre.

"Este no es un lugar para quedarse mucho tiempo. En casa tenía trabajo y rutina, pero aquí no lo tengo. No estoy viviendo como debe de hacerlo un humano. Todo lo que hago es esperar a que me den cosas", reconoce.

Algunos evacuados además no tienen una casa a la que regresar. La de Park se incendió. "No puedo expresarlo con palabras. Toda nuestra casa está destruida".

El ataque destrozó 29 casas y dejó daños en 80. El Gobierno se hará cargo de la reconstrucción: los propietarios de viviendas irrecuperables recibirán cerca de 9.000 euros, y los que registraron daños tendrán 3.000 euros.

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