"Los que murieron durante el terremoto tuvieron más suerte"

  • Esta madrugada se ha cumplido un año del terremoto de 6,3 grados que sacudió la región de los Abruzos, en el centro de Italia. Miles de personas perdieron todo lo que tenían, hoy continúan viviendo en albergues, roulottes o cuarteles a la espera de una vida mejor.

Un año tras el terremoto de Los Abruzos
Un año tras el terremoto de Los Abruzos
lainformacion.com

"La ciudad está muerta. Las iglesias han sido reconstruidas con cartón piedra para que hoy salgan bonitas en la televisión", explica Evelina Cruciani, que tras un año de peregrinación por diversos campings y vagones de tren, lleva cinco meses viviendo en una caravana frente a su casa.

Hoy se cumple un año del temblor que sacudió la región de los Abruzos. A las 3,32 de la mañana un terremoto de 6,3 grados acabó con la vida de 308 personas y borró la identidad de una región que lucha por resurgir de sus escombros.

"Todavía hay muchísimos problemas", explica el periodista Gianluca Mancuso a lainformacion.com, "más de 2.000 personas están todavía en albergues, cuarteles, etc. En nada empieza el verano y la presencia de estas personas comenzará a pesar ya que los albegues se encuentran en la costa, son principalmente turísticos".

El jefe de Protección Civil, Guido Bertolaso, aseguraba este lunes a los medios de comunicación que se había hecho "todo lo posible" y afirmaba que pese a "que todavía quedan miles de personas fuera de sus casas, pronto tendrán un lugar donde vivir".

Sin embargo, los "terremotati" se sienten desamparados, hace un año que escuchan promesas que les aseguran que "pronto" volverán a sus casas o tendrán una nueva, pero el ansiado momento nunca llega.

Miedo a entrar en casa

Tras el sismo, varios técnicos evaluaron los desperfectos en los edificios para su reconstrucción, sin embargo la mayoría de los habitantes de la región se quejan de que todavía no se ha hecho nada.

"Tengo miedo, me han dicho que es necesaria la restructuración de la casa pero ni siquiera me han dicho cuándo la harán", explica Evelina, una mujer de 60 años que se ve obligada a pasar las noches en una roulotte aparcada en el jardín de su edificio.

Su barrio ofrece una imagen dantesca, vecinos que suben a sus casas a poner lavadoras, a guardar los alimentos en la nevera, a lavarse... pero no son capaces de pasar la noche allí. Varias roulottes y tiendas de campaña son el único hogar en el que se sienten seguros.

El terremoto deshizo hace un año la familia de Ivana Cantatore. Sus hijos se vieron obligados a irse a vivir con sus parejas para estar cerca de sus trabajos. Y ella, tras pasar por una tienda de campaña, un albergue y un hotel en la costa, hoy se encuentra viviendo sola en un albergue en L'Aquila.

Según los técnicos su casa necesitaba una reestructuración de carácter leve pero se muestra convencida de que la lluvia y la nieve de este año habrán hecho mella en las estructuras del edificio. "No han movido una piedra desde el 6 de abril", asegura, "no tenemos ni idea de cuándo empezarán las obras aunque si soy sincera no creo que la hagan, no hay dinero" explica una Ivana emocionada.

Ciudadanos de identidad perdida

"Sólo tengo una cama, para comer tengo que ir hasta el comedor social, ponerme a la cola, nos tratan como a deportados. Estamos militarizados", lamenta Sonia Sacco, una maestra de 47 años cuya casa, según los técnicos, era necesario reconstruir completamente. Desde el 6 de abril Sonia se encuentra viviendo en un cuartel.

"Estamos como hace un año pero con el conocimiento del dolor. Después de este tiempo nos damos cuenta de la tragedia que estamos viviendo y de que no volveremos a ver nunca nuestra ciudad".

Ante el espíritu pesimista de los habitantes de los Abruzos desde varias entidades se tratan de enviar mensajes de apoyo. "No todo puede ser resuelto en poco tiempo", aseguraba el lunes Bertolaso, "se necesitan 20 años para asegurar todo aquello que corre un riesgo. Es necesario que todos nos remanguemos".

Sin embargo, para muchos "aquillani" ese largo plazo resulta demasiado doloroso: "Tengo 47 años y creo que no volveré a ver el Aquila tal y como era" explica Sonia, "me han dicho que tenga confianza, que esté tranquila, que tenga paciencia, pero ha sido necesario que viniesen un montón de psicólogos para ayudarnos. La cabeza no te funciona más. No tienes una vida propia, estás dentro de una habitación, controlada, mostrando un carné para cualquier cosa..."

De hecho, son los problemas psicológicos el problema principal al que parece que se enfrentan ahora los habitantes del Aquila. "Se necesita tener paciencia y tener la cabeza en orden porque si nos dejamos vencer por la depresión no conseguiremos salir de ésta y sin embargo es una batalla que hay que combatir", explica Evelina.

Aunque esta mujer admite que a veces las cosas no son tan fáciles: "Ha muerto mucha gente tras el terremoto. Hubo ancianos que sobrevivieron a las tiendas de campaña, a los albergues pero que cuando llegaron a tener una casa prefabricada, todas iguales, blancas, sin vida... Dieron las gracias al Señor y cerraron los ojos".

Miles de velas en toda Italia se han encendido esta noche para recordar a las víctimas de un temblor que truncó hace un año la vida de los habitantes de los Abruzos. Tal vez esa luz sea capaz de encender los ánimos de una población desolada.

"Los que murieron durante el terremoto tuvieron más suerte porque nosotros estamos viviendo una realidad en la que no tenemos identidad, no tenemos nada", asegura Sonia entre lágrimas.

Fotogalería: Tras el terremotoVídeo:Después del temblorGráfico: Las réplicas del terremoto

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