Los talibanes de Afganistán cambian de táctica y apuntan más alto

  • Los últimos ataques a la OTAN en Afganistán, incluido el perpetrado por unos 20 combatientes talibanes a la mayor base de la OTAN en en el país sugiere a algunos observadores que los guerrilleros están intentando cambiar sus tácticas y pasar de utilizar sólo hombres-bomba para autoinmolarse a misiones más coordinadas. Los ataques también plantean la posibilidad de que los insurgentes estén tratando de llevar la lucha hasta la capital, pese a que EEUU y sus aliados de la OTAN se están preparando para ampliar su ofensiva este verano en la provincia sureña de Kandahar, un bastión talibán.
Jean MacKenzie | GlobalPost

(Kabul, Afganistán).Los talibanes están cumpliendo su amenaza de lanzar una ofensiva contra las fuerzas extranjeras.

El pasado martes un terrorista suicida en Kabul atacó un convoy de la OTAN cerca de su centro de entrenamiento de la contrainsurgencia a las afueras de la capital, matando a cinco soldados estadounidenses y uno de Canadá, además de 12 afganos.El ataque ha colocado a su peor enemigo, EEUU, sobre la barrera psicológica de los 1.000 militares en activo muertos desde que comenzó la guerra de Afganistán en 2001.

Pero las cifras globales encierran otra cifra muy significativa: más de la mitad de las muertes se han producido en los dos últimos años.Y el ritmo está aumentando. En lo que va de año han muerto más de 130 militares de EEUU, según la página web especializada en estos temas iCasulaties.org. Apenas pasa un día sin que la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) difunda un comunicado de prensa anunciando alguna baja.

El aumento de las tropas y de las ofensivas anunciadas por el presidente Barack Obama en su discurso de diciembre pasado sobre una nueva estrategia para Afganistán parecen ser las causantes de gran parte de las bajas. Una importante operación ("Moshtarak" o "Juntos") lanzada en la provincia de Helmand en febrero todavía está produciendo víctimas mortales entre los militares internacionales y los civiles afganos, así como también entre los insurgentes.

Los recientes ataques en Kabul parecen ser la respuesta talibán a otra ofensiva propuesta por EEUU en Kandahar, que podría desarrollarse este verano. Bautizada inicialmente como “Operación Omid [Esperanza]”, la ofensiva en Kandahar ha sido degradada ahora a un “proceso” destinado a aportar una “creciente oleada de seguridad” a una de las ciudades más problemáticas de Afganistán.

La feroz resistencia local a la idea de Omid ha obligado a los militares de EEUU a reducir sus planes hasta que se vislumbren más demostraciones de apoyo.Mientras tanto, los talibanes han lanzado una ofensiva por su cuenta.

A principios de mes, los líderes talibanes advirtieron de que pronto empezarían a atacar a las fuerzas extranjeras y a los afganos que cooperan con ellos. Establecieron el 10 de mayo como su particular Día D.El 13 de mayo las empresas de seguridad en Kabul enviaron alertas a sus clientes advirtiendo que cinco terroristas suicidas habían entrado en la capital y estaban buscando objetivos “blandos” (objetivos no militares o desprotegidos).

El mensaje fue enviado a los teléfonos móviles hacia las 10 de la noche del jueves, al inicio del fin de semana, cuando gran parte de la comunidad de expatriados (el más blando de los objetivos blandos) está fuera de de la ciudad.La mayor parte de ellos permanecieron dichosamente ajenos a la amenaza, así que no pasó mucha factura a las actividades normales de un jueves por la noche en la capital. No se denunciaron incidentes, y los extranjeros que conocían la amenaza la ignoraron creyendo que se trataba de un intento de intimidación psicológica.

El ataque del 18 de mayo causó un revuelo momentáneo, pero los atentados suicidas están convirtiéndose en algo tan frecuente en Kabul que la mayor parte de sus habitantes simplemente se encogieron de hombros y continuaron con su vida habitual.Fue el ataque contra una base de la OTAN en Bagram el que logró atrapar la atención de la gente.

Kabul parecía una ciudad sitiada. Durante toda la jornada los helicópteros sobrevolaron la ciudad, haciendo estremecer las ventanas y haciendo difícil seguir una conversación.Las fuerzas de seguridad afganas redoblaron su presencia, estableciendo controles de seguridad que entorpecieron el tráfico y pusieron a prueba el temperamento de los ciudadanos. Ésta no es la primera vez que Bagram es objetivo de los insurgentes.

En febrero de 2007, durante una visita del entonces vicepresidente de EE UU Dick Cheney, un terrorista suicida explotó su carga explosiva frente a la puerta principal de la base, matando a 23 personas e hiriendo a otras 20. Cheney resultó ileso. En 2009 un ataque con cohetes en la base mató a dos militares.Pero ésta es la primera vez que los insurgentes intentan un ataque complejo sobre un objetivo militar tan importante.

Mientras algunas voces especulan sobre si el ataque a Bagram supone un cambio radical en las tácticas talibanes, a muchos otros les preocupa la magnitud de la acción. Un ciudadano de Kabul, que tuvo que atravesar caminando media ciudad ese día porque las calles estaban atestadas de coches parados en los controles de seguridad, reconoce que respiró con alivio y disgusto cuando llegó finalmente a su destino. “Va a ser un largo y cálido verano en Kabul”, asegura.

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