Luis López Rueda, mucho más que un médico para Juan Ramón, su confidente

  • Laura Ramírez.

Laura Ramírez.

Huelva, 6 dic.- El nombre, Luis López Rueda, no significará nada para muchos, sin embargo ocupó un lugar destacado en la vida de Juan Ramón Jiménez, ya que de una relación médico paciente llegó a una amistad que le hizo gran confidente del poeta y su cauce con la realidad de los más necesitados.

En esta relación, en su trabajo como sanitario en el Moguer de principios del siglo XX, abunda en diciembre la iniciativa "Documento del mes" que organiza el Archivo Histórico moguereño y que, como ha sido tónica habitual durante todo el 2014, ha estado relacionado con la figura del nobel y su obra "Platero y yo" de la que se cumple el centenario de su primera edición.

De esta forma, la sala de consultas del Archivo exhibe hasta final de mes una serie de documentos que contribuyen a conocer y profundizar, y de alguna forma, reivindicar, el papel que esta persona jugó en la vida del poeta.

Fue médico personal de la familia del nobel, con la que además mantuvo lazos de parentesco al casarse con Manuela Jiménez Rengel, siendo la primera hija del matrimonio también llamada Manuela, ahijada del Andaluz Universal, explican desde el Archivo.

Tras obtener en la Universidad de Sevilla la Licenciatura en Medicina y Cirugía, ejerció en Moguer como médico particular y titular de la Beneficencia y Asistencia Pública Domiciliaria, una responsabilidad a la que se suman años más tarde los cargos de Subdelegado de Medicina del Partido, Inspector Municipal de Sanidad de Moguer y Médico de Sanidad del Puerto de Huelva.

Tuvo mucho que ver el médico en el conocimiento que el nobel tuvo de los más desfavorecidos, de la realidad social de ese momento, ya que durante el periodo que Juan Ramón pasó en Moguer entre 1905 a 1912 el poeta le acompañaba para hacer las visitas a los enfermos del pueblo como recuerda el propio nobel en una conversación mantenida con Ricardo Gullón en la que el poeta afirma:

"Empecé a escribir Platero hacia 1906, a mi vuelta a Moguer, después de haber vivido dos años con el jeneroso Doctor Simarro. El recuerdo de otro Moguer unido a la presencia del nuevo y mi nuevo conocimiento del campo y de la jente, determinó el libro. Entonces yo iba mucho por el pueblo con mi médico Luis López Rueda y vi muchas cosas tristes".

Este comentario sobre la relación que el poeta mantuvo con su médico se completa con las alusiones al doctor Don Luis que Juan Ramón hace en capítulos de "Platero y yo", como "Las tres viejas" o "La perra parida".

Dos referencias en las que el nobel destaca la cruda realidad de los pobres en una época en que las diferencias sociales y las carencias materiales de muchas familias aún formaban parte del paisaje.

Entre los documentos centenarios que pueden admirarse se encuentran su solicitud para la plaza vacante de médico de la Beneficencia; una comunicación de la Junta de Gobierno y Patronato de Médicos Titulares con el nombramiento de Luis López Rueda como médico titular de esta localidad o la petición del propio facultativo al Ayuntamiento moguereño para que se abonen quinquenios en el ejercicio de su profesión.

Además pueden verse también interesantes fotografías como la que muestra a Juan Ramón con Luis López Rueda y sus hijas en el exterior de la parroquia de Almonte, en un viaje al Rocío, una imagen del médico en la azotea de su casa de la calle Burgos y Mazo con vista a la plaza del Cabildo, y una foto de estudio del gran doctor y amigo personal del poeta.

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