La Mannschaft presenta un equipo cada vez más internacional

Con nueve futbolistas jugando en campeonatos extranjeros, Alemania nunca había tenido una selección tan internacional, una circunstancia que no siempre es bien acogida en el país, tanto deportiva como políticamente.

Sin la lesión de última hora de Antonio Rüdiger, defensa de la Roma que se rompió los ligamentos la rodilla el pasado jueves, Alemania no hubiese sido el equipo con más jugadores en la Bundesliga. Una anomalía inédita.

Austria, con 14 jugadores en el campeonato germano, superaba a la Mannschaft, pero la baja de Rüdiger y su sustitución por Jonathan Tah del Bayer Leverkusen, permitieron a los alemanes empatar con sus vecinos.

Hay que remontarse a 1992 para encontrar el récord precedente: entonces, antes de la Ley Bosman que abrió el mercado a los jugadores europeos, ocho integrantes de la Mannschaft estaban entonces expatriados, mientras que en el Mundial-2010 de Sudáfrica, Alemania presentó una selección 100% 'Made in Germany'.

Los buenos resultados de la selección alemana desde el Mundial-2006 explican el interés creciente de los clubes extranjeros por los jugadores germanos.

Ello no impide al redactor jefe del potente semanario Sport Bild, Alfred Draxler, criticar esta situación el pasado jueves en la web del diario hermano Bild, el más leído en el continente.

"Los 'legionarios': bueno para Jogi (Löw), pero fatal para la Bundesliga", tituló su artículo.

Una crítica que se une a las del partido populista AfD contra una selección que cada vez más cuenta con jugadores surgidos de la inmigración, aunque esto no le impidió a Löw llamar a Tah, de padre marfileño y madre sierraleonesa.

En el punto de mira de Draxler está la poderosa Premier League inglesa, 'podrida de dinero' y contra la que la Bundesliga no tendrá medios para luchar.

De hecho, "Inglaterra no cuenta con ningún 'legionario'", incide el periodista, que en cambio olvida el efecto más bien pobre que todo ese dinero derrochado ha tenido en el palmarés de los clubes y de la selección inglesa.

Tres jugadores concentrados en Evian (este) juegan en el campeonato inglés: Mesut Özil (Arsenal), Bastian Schweinsteiger (Manchester United) y Emre Can (Liverpool) y solo los dos primeros son titulares cuando están en forma.

En el once ideal de Löw, habría que añadir al madridista Toni Kroos y, eventualmente, al delantero Mario Gomez, del Besiktas turco.

Sin embargo, la base del equipo sigue jugando en la Bundesliga... y más concretamente en el Bayern Múnich.

Los responsables de la Mannschaft salieron al paso de las críticas del Sport Bild: "Lo que es bueno para Alemania es tener jugadores en los grandes equipos, poco importa que sea en Alemania o fuera", declaró Thomas Schneider, adjunto de Löw, el viernes.

Incluso el supuesto efecto negativo de este exilio para la Bundesliga es discutible.

"La marcha de jugadores al extranjero también puede dar oportunidades a los jóvenes futbolistas alemanes de tener una oportunidad en sus clubes y llegar antes a la Bundesliga", insistió Schneider.

"Así es el mercado y hay que aceptarlo", concluyó.

Tampoco hay que olvidar que jugadores que en su día se exiliaron han regresado a su país, como André Schürrle, que dejó el Leverkusen para irse al Chelsea en 2013 y que regresó al Wolfsburgo en 2015.

"Cuando marchas al extranjero, en una experiencia adicional, se progresa. También ayuda a los equipos el tener (jugadores que han conocido) diferentes influencias, entrenadores distintos, extranjeros", declaró el delantero.

Como siempre, este tipo de polémicas desaparecerá rápido a poco que Alemania tenga éxito en la Eurocopa. ¿O es que alguien recuerda que Bierhoff, el último jugador en dar una Eurocopa a Alemania en 1996, jugaba para el Udinese?

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