Una mezquita gay en Sudáfrica celebra la diversidad en la nación del arco iris

Incluso en un país liberal como Sudáfrica, el imán Muhsin Hendricks, que fundó en Ciudad del Cabo la primera mezquita abierta a los homosexuales, genera curiosidad con su proyecto de promover una comunidad musulmana sin discriminación.

Nieto de un imán, Muhsin Hendricks siempre soñó con tomar el testigo, pero cuando supo que era homosexual, pensó que este sueño se le escapaba de las manos.

"Me divorcié a los 29 años, después de haber estado casado durante seis", Hendricks.

"Fue en ese momento en que me dije: 'Ya no más de doble vida. Tengo que ser honesto conmigo mismo'", agrega.

Después de asumir su homosexualidad, decidió seguir desafiando los prejuicios al crear en 1996 el grupo "Inner Circle" (Círculo Interior), una comunidad que apoya a todos los musulmanes que se sienten rechazados por su orientación sexual.

Cinco años más tarde, abrió su propia mezquita, un templo que fue bautizado como "la mezquita abierta" o "mezquita del pueblo".

Al principio la sala de rezo estuvo albergada discretamente en casa, pero hoy ya cuenta con un edificio en el barrio de Wynberg.

Allí, homosexuales y lesbianas puede rezar tranquilos y también recibir su bendición cuando deciden casarse.

"Decidí formar parte de una comunidad en la que me siento bienvenido, donde puedo tener una relación sana con Dios y no me siento constantemente considerado como un pecador", celebró Zaid Philander, uno de los miembros del grupo.

En comparación a otros países de la región, la nación del arco iris, nacida tras la caída del régimen del apartheid, es un remanso de paz para los homosexuales y las personas transgénero.

En Sudáfrica se reconocen desde 2006 los derechos de las personas homosexuales a casarse, frente a un entorno regional donde en muchos países ciertas preferencias sexuales pueden ser un crimen.

Esto en el papel, ya que en la realidad, muchos homosexuales y lesbianas siguen siendo discriminados, a veces sufren agresiones e incluso violaciones "correctivas".

En la comunidad musulmana de Ciudad del Cabo, que cuenta con cerca de 300.000 miembros, la iniciativa de Muhsin Hendricks generó, previsiblemente, un revuelo.

"¿Cómo se puede ser homosexual? Eso está prohibido", asegurá con certitud el venerable Yusuf Pandy, imán de la mezquita de Mowbray.

"Es nuestro deber de imán o de musulmán ir a hablarles y decirles :'No, no se puede ser así'", agregó.

El proselitismo, a veces va más allá de las palabras y en varias ocasiones, "la mezquita del pueblo" sufrió ataques iniciados por fieles tradicionalistas.

"Nuestra principal dificultad es que el mensaje transmitido a la comunidad sobre la problemática de los homosexuales viene de clérigos totalmente homófobos", constató amargamente Abdul Karriem Matthews, uno de los responsables de "Inner Circle".

Pese al qué dirán, Muhsin Hendricks es positivo y quiere creer que el grano de tolerancia sembrado en el corazón de su comunidad, va a germinar y que su mezquita va a ser reconocida un día por los otros imanes y por sus fieles.

"Con la comunidad musulmana, hay una relación de amor-odio", resumió. "A veces, les gustaría lanzarme desde lo alto de la montaña, pero otra veces aprecian que haya un imán listo para trabajar con la gente que ellos no quieren acoger", contó.

En la "mezquita del pueblo", el rezo de los viernes se parece al de cualquier otro templo. Aunque si se mira con atención la tradición separación de hombres y mujeres allí no rige.

"Yo no considero mi comunidad como un enemigo", insistió Muhsin Hendricks. "Yo más bien la veo como falta de información. Y eso es precisamente lo que yo quiero ofrecer", concluyó.

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