Pablo, el bloguero cuidador de los cuidadores de alzheimer

  • Hace dieciséis meses estaba cambiando pañales a su madre enferma de alzheimer. Hoy, Pablo A. Barredo tiene miles de seguidores en su blog "Diario de un cuidador" y está a punto de constituir una fundación, la primera en el mundo dedicada exclusivamente a la figura del cuidador y del excuidador.

Teresa Díaz Poblete

Madrid, 20 sep.- Hace dieciséis meses estaba cambiando pañales a su madre enferma de alzheimer. Hoy, Pablo A. Barredo tiene miles de seguidores en su blog "Diario de un cuidador" y está a punto de constituir una fundación, la primera en el mundo dedicada exclusivamente a la figura del cuidador y del excuidador.

Con esta fundación, que adoptará el nombre del blog, Pablo cumple un "sueño" con el que pretende dar "un poco de luz y esperanza" no solo a los cuidadores de enfermos de alzheimer y otras demencias, sino también a los que lo fueron y tienen problemas para reincorporarse a la vida normal, ha señalado en una entrevista con Efe.

Cuidador 24 horas al día, 7 días a la semana y 365 días al año durante 5 años de forma ininterrumpida. Esta es la carta de presentación de este comunicador audiovisual que un día con 33 años decidió dejarlo todo para atender a su madre.

Reconoce que se ha convertido en la "voz" de los cuidadores. "Yo tenía una paginita y un blog pero no sabía que iba a tener tantos seguidores (más de 287.000)", asegura Pablo, que todos los días recibe cientos de correos electrónicos.

"Me escribe mucha gente y me dicen que están en los cincuenta y que han estado veinte años cuidando a alguien y ahora se encuentran con que no pueden reincorporarse al mundo laboral".

Con las 43.800 horas de experiencia adquiridas en la atención a su madre, este bloguero entiende "la dureza y la realidad de los cuidadores y la gran necesidad que hay de que exista una institución dedicada a ellos, a protegerles, a luchar por sus derechos y a ofrecerles un poco de luz y esperanza".

Una realidad muy dura -insiste- mientras cuidan y después de cuidar, que se encuentran muy desprotegidos.

Un cuidador renuncia a su vida al cien por cien. En su caso, a tener pareja, a ver a sus amigos, a salir. "A cosas tan tontas como poder decir bajo un momento y me tomo un café o una caña; esto a veces es un mundo".

Una carga demasiado pesada, que muchos cuidadores intentan sobrellevar abusando del alcohol y del tabaco y automedicándose.

La mayoría de excuidadores toman ansiolíticos. De hecho, se estima que el 10 % acaban institucionalizados o suicidándose debido al desgaste físico y mental y a que les cuesta reincorporarse a la sociedad.

Confiesa que él mismo ha estado en ese punto hace unos meses. "Acabas con un desgaste, con una sensación de vacío tremenda. Anulas completamente tu vida y luego piensas qué hago ahora con mi vida, cómo la reconstruyo".

Dos intentos de suicidio lo atestiguan. Pero afortunadamente ha podido "salir del pozo" y reconstruir su vida, razón por la cual se siente un afortunado.

No le ocurre lo mismo a "muchísima gente" que "vive una realidad durísima, una situación precaria a nivel económico y no tienen una salida a la que se puedan aferrar".

Pablo lamenta el abandono al que el cuidador está sometido a nivel social. "Parece que no puede quejarse, pero a la larga quien es la víctima principal de la enfermedad, aparte del enfermo, es el cuidador, que carga desde el principio al final con la responsabilidad".

¿Quién cuida al cuidador?. Esa es la pregunta del millón. Para este bloguero, debería cuidarlo el Gobierno, dándole apoyo, pero también el entorno más cercano, los vecinos del barrio, de la escalera y, por supuesto, la familia. "Tienen que darle un poco de tiempo para oxigenarse".

Pero si la figura del cuidador está "silenciada", el excuidador "es el gran y absoluto abandonado por todos". "¿Quién se acuerda del excuidador una vez fallecido el enfermo?", se pregunta Pablo.

Para sacar del olvido a ambos es por lo que está creando su fundación, de forma totalmente altruista, con todos sus ahorros. "Lo poco que me dejó de herencia mi madre, lo voy a volcar en este proyecto".

Muchas ideas le rondan a Pablo por la cabeza para ayudar a los excuidadores. "Si les ofrecemos la posibilidad de formarse, de titularse, aprovechando su experiencia, podríamos darles la opción a aquellos que quieran continuar dentro de este campo" de tener una salida laboral.

Una posibilidad que, según cree, ahorraría dinero al Gobierno. "Conozco muchos excuidadores que viven de ayudas y subvenciones para mayores de 40 años porque no tienen un trabajo, cuando la mayoría de ellos lo que quieren es seguir en activo".

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