La visita del papa argentino, que no había sido anunciada, tuvo un carácter estrictamente privado y se celebró sin cámaras de televisión o fotográficas.
Con esos gestos el pontífice argentino quiere "defender el valor y la dignidad de la vida en cualquier situación", explicó en una nota el Vaticano.
En varias ocasiones el papa ha criticado las prácticas médicas para acortar el final de la vida, incluso cuando las personas están en un coma irreversible, así como la eutanasia.
El papa visitó la "Casa Bruno Buozzi", hogar en el que viven 33 ancianos y la "Casa Iride", especializada en atender a personas en estado vegetativo.
Se trata de visitas que el papa realizará cada mes para manifestar su cercanía y solidaridad a los más pobres e indefensos.
Francisco suele criticar la llamada 'cultura del descarte', que abandona a los ancianos.
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