Piernas y brazos nuevos contra la barbarie de las minas en Afganistán

  • Tres décadas de guerra en Afganistán han dejado diseminadas en el país minas y bombas que cada año causan amputaciones a cientos de personas, que se ven obligadas a recurrir a las prótesis para recuperar la normalidad en sus vidas.

Fawad Waziri

Kabul, 11 ene.- Tres décadas de guerra en Afganistán han dejado diseminadas en el país minas y bombas que cada año causan amputaciones a cientos de personas, que se ven obligadas a recurrir a las prótesis para recuperar la normalidad en sus vidas.

El principal proveedor de prótesis en Afganistán es el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que gracias a los siete centros ortopédicos que posee repartidos por el país -el primero fue abierto en Kabul en 1988- ha ayudado a unas 120.000 personas.

En un principio, el CICR sólo aceptaba a víctimas de la guerra, pero en 1994 abrió sus puertas a todo aquel que necesitara una prótesis, sin importar la causa de la amputación.

El director del centro de la capital afgana, Najmuddin, explicó a Efe que cada año fabrican en su sede unos 15.000 brazos y piernas ortopédicos y unas 1.200 sillas de ruedas, que son distribuidos luego al resto de instituciones de CICR en Afganistán.

Según Najumddin, el 95 % de los trabajadores del centro, unas 700 personas, son antiguos pacientes y se ocupan tanto de la línea de producción, como del tratamiento de las personas ingresadas y del proceso de rehabilitación.

Entre esos empleados se encuentra el doctor Farid Ahmad, al que le falta una pierna y que aseguró que los pacientes se sienten más cómodos cuando son tratados por trabajadores que tienen sus mismos problemas, "pues les comprenden y se muestran más tolerantes".

El doctor Ahmad aclaró, además, que la Cruz Roja no solo se ocupa del tratamiento de las víctimas, sino que se encarga de enseñarles un oficio que se adapte a las necesidades del mercado laboral para que puedan rehacer sus vidas.

"En estos momentos hay registradas en nuestros centros unas 8.000 personas, a las que hemos enseñado diferentes oficios, como el de sastre o carpintero", aseguró el médico, que aclaró que también se les da apoyo económico para que puedan abrir su negocio.

Una de las antiguas pacientes que eligió trabajar en el centro en el que recibió ayuda fue Munira Habid, de 34 años.

"Sé lo que duele ver a otros caminando mientras tú solo puedes permanecer sentada observando, así que decidí comenzar a trabajar aquí para ayudar a mi gente", relató Habid, rodeada de su material de trabajo, que incluye alicates, destornilladores y martillos.

Habid lleva 17 años en el centro de Kabul fabricando brazos y piernas ortopédicas similares a las que le fueron colocadas tras pisar una mina.

Las minas antipersonas y las bombas sin detonar son una de las principales causas de amputaciones entre los pacientes que acuden a los centros del CICR.

La ocupación soviética en los años 80, la posterior guerra civil hasta el ascenso de los talibanes en 1996 y la ocupación de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN desde 2001, han dejado cientos de miles de artefactos explosivos diseminados por todo Afganistán.

Según el Centro de Coordinación de Acción contra las Minas de Afganistán (MACCA), durante ese período las minas y bombas causaron 4.165 muertos y 17.554 heridos, mientras que en 2005 el Gobierno afgano elevó a 100.000 el número de víctimas, sin aportar detalles.

El MACCA contabilizó también entre 2007 y 2011 73.668 minas que habían sido localizadas y desactivadas en suelo afgano, aunque datos de 2013 revelaron que quedan todavía por limpiar 4.876 campos de minas, que abarcan un territorio de unos 545 kilómetros cuadrados.

Esas minas siguen causando cientos de heridos al año en Afganistán.

"Entré en un campo de minas cuando, de repente, explotó una de ellas que me dejó gravemente herido. Hasta que me desperté en el hospital no supe que había perdido mis piernas", afirmó Momen, de 35 años, desde el departamento de rehabilitación del centro de Kabul.

Momen lleva dos semanas acudiendo a fisioterapia para aprender a caminar con sus nuevas extremidades.

"Me estoy ejercitando con las piernas artificiales y me da la sensación de que volveré a caminar sin ningún problema", aseguró.

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