Polémica por errores ortográficos en México reabre debate de crisis educativa

  • La polémica desatada por los 117 fallos ortográficos detectados en los libros de texto para el próximo ciclo escolar exacerbó el debate sobre las lagunas educativas en México, entre ellas los bajos niveles de lectura y la necesidad de integrar una visión más crítica del mundo.

Alberto Cabezas

México, 5 ago.- La polémica desatada por los 117 fallos ortográficos detectados en los libros de texto para el próximo ciclo escolar exacerbó el debate sobre las lagunas educativas en México, entre ellas los bajos niveles de lectura y la necesidad de integrar una visión más crítica del mundo.

Mientras el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Emilio Chuayffet, consideró "imperdonables" los errores y culpó de ellos al Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), expertos consideran que la controversia es falsa y esconde problemas mayores del sistema educativo mexicano.

En pocas semanas 25 millones de estudiantes de educación básica comenzarán en México el curso 2013-2014 y recibirán en distintos niveles 1.238 libros gratuitos que forman parte del catálogo oficial.

En diciembre pasado fueron detectados errores ortográficos que, por falta de tiempo, no pudieron ser subsanados y están repartidos en los libros elaborados por la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg).

En total, son 238,3 millones de ejemplares de los que se distribuirán 233,8 millones, mientras el remanente quedará en almacenes para reposición y reserva.

Chuayffet deslindó a la actual Administración, encabezada por Enrique Peña Nieto, del asunto y dijo que los libros fueron aprobados con todo y errores por el Gobierno de Calderón.

El director General de la Conaliteg, Joaquín Díez-Canedo, dijo esta semana que no vale la pena buscar a los responsables de los errores porque "podría tratarse de un corrector de estilo 'freelance' que gana 3.000 pesos (235 dólares)".

En declaraciones al diario Milenio minimizó los errores: "Un libro puede tener 75.000 palabras, o 100.000 en promedio. ¿Cuánto son 117 errores en 117 palabras de 100.000? (...) Es decir el 99,9 % es correcto, y eso es un grado de exactitud importante".

A futuro, la SEP pretende que la Academia Mexicana de la Lengua se integre a un comité de revisión de los libros de texto.

En declaraciones a Efe, el escritor y editor mexicano Juan Domingo Argüelles se mostró crítico con tal remedio.

"Los académicos no están para eso. Son los menos adecuados. Lo que se necesita son buenos correctores de estilo, y eso existe en México", apuntó este ferviente promotor de la lectura con 13 libros publicados sobre el tema, el último de ellos "Estás leyendo y no lees" (Ediciones B, 2012).

En su opinión, los libros de texto gratuitos de la SEP "no deberían existir" porque llevan a una "estandarización del conocimiento" y con ellos el alumno carece de "una visión crítica del mundo".

En el mundo actual "hay que utilizar las herramientas como internet para promover la lectura y eso no lo han querido o no han sabido hacerlo" ni los profesores ni los funcionarios educativos en México, señaló.

Sobre la polémica de las faltas de ortografía, Argüelles dijo que es "intrascendente hasta cierto punto viendo la situación que tenemos", con 53,3 millones de ciudadanos en situación de pobreza (45,5 % del total), y varios más en situación de vulnerabilidad.

Estos días algunos se han comportado "como si nunca hubiera habido faltas y errores en los libros" de texto gratuitos, cuando en realidad eso no es nuevo y la atención debería estar en mejorar las prestaciones del sistema educativo en su conjunto.

Con él coincidió el escritor y académico de la lengua mexicano Ignacio Padilla, para quien en realidad tener casi 120 errores en los más de un millar de libros oficiales es más bien algo "para presumirse en el mundo" y "motivo de orgullo".

En su opinión, lo ocurrido estos días es "un tipo de polémica más política que cultural" que debe ser puesta en su "justo punto".

Padilla considera que "se debe aceptar que la enseñanza de la lecto-escritura, no solo la pasión por el libro, está en manos de un magisterio sin vocación, sumamente corrompido, sumamente negligente y con poca disponibilidad para la transformación y poco interés en el alumno".

Ello ha hecho que la lectura quede en manos "de los padres de familia", quienes "no leen", lo que pone al país ante un panorama "sumamente negativo" y que no va a mejorar en al menos veinte años.

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