Xi se refería al proyecto de ley que regula de forma más estricta el funcionamiento de las organizaciones de caridad, las asociaciones comerciales y las instituciones de investigación presentes en China.
Ese proyecto, que seguramente se convertirá en ley antes de fin de año, preocupa a las organizaciones extranjeras presentes en China.
Tanto más cuanto que últimamente el gobierno chino endureció la represión contra los militantes de la sociedad civil, inquietando a las ONG, que temen que se reduzca su campo de acción.
"Mientras sus actividades sean beneficiosas para el pueblo chino, no limitaremos ni prohibiremos sus operaciones", dijo Xi en una conferencia ante empresarios estadounidenses.
"Por su parte, las ONG que operan en China deben respetar las leyes chinas y desarrollar actividades conformes a la ley", agregó el presidente chino.
En los últimos meses, los medios de prensa chinos acusaron a ONG extranjeras de "atentar contra la seguridad nacional" e intentar fomentar "revoluciones de color" contra el Partido Comunista en el poder.
Según el primer borrador del proyecto de ley, las ONG extranjeras tendrán que estar "asociadas" al menos a un organismo dependiente del gobierno chino.
Por otra parte, las ONG tendrán que entregar un "programa de trabajo" detallado de sus actividades que tendrá que ser validado por la policía.
"El proyecto es hostil a una gama de actividades y al futuro de una sociedad civil independiente", estimaba hace unas semanas Isabel Hilton, fundadora de la ONG China Dialogue.
Bajo la dirección de Xi, el Partido Comunista reforzó el control de las voces disidentes, deteniendo a decenas de militantes opositores o de ONG.
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