¿Quién inventó la oración del Avemaría? Relato histórico-político-humorístico

    • ¿Cómo se creó el Avemaría? ¿Quién lo escribió? ¿Cuándo? ¿Por qué se popularizó por todo el mundo tanto como el Padrenuestro de Jesús?
    • En fechas tan tradicionales como la Inmaculada, repasamos la historia de esta oración a través de un relato lleno de historia y de buen humor.
'Inmaculada Concepción'. Barcelona (MNAC - Museu Nacional d´Art de Catalunya)
'Inmaculada Concepción'. Barcelona (MNAC - Museu Nacional d´Art de Catalunya)

¿Quién inventó la oración del Avemaría? ¿Dónde y cuándo se pronunció por primera vez? ¿Por qué se extendió tanto su uso? Se trata de uno de los textos más antiguos y más populares que conoce la Humanidad.

En fechas cercanas a la Inmaculada Concepción, que se celebra el 8 de diciembre, el Avemaría se repite una y otra vez por todo el mundo.

(Te interesa leer: Qué es la Inmaculada concepción y por qué es una fiesta tan popular en España)

Movido por la curiosidad, he recopilado algunos datos y los he transformado en un relato que combina ficción, historia y política...con una pizca de humor. Espero que guste, ilustre o, al menos, haga sonreír.RELATO HISTÓRICO-POLÍTICO-HUMORÍSTICO DEL AVEMARÍA

Doña Escolástica de Spottorno y Díez-Hernán del Valle, baronesa de Realengo, murió en Ronda en el último tercio del siglo pasado poco antes de cumplir las 91 primaveras.

Tras heredar una fortuna de dimensiones proporcionales a las de su apellido, consagró 56 años de viudedad a aliviar el sufrimiento de pobres y menesterosos, a ejercer la representación pública del Bingo Católico de Beneficiencia y a alternar con múltiples amistades.

Le acompañaba siempre su veterana asistenta, Expectación López, la cual desmerecía a la baronesa en abolengo, pero igualaba en edad y superaba en incontinencia verbal.

Ambas fallecieron con apenas meses de intervalo, lo que el amigo íntimo y secreto pretendiente de la noble señora, el doctor jubilado Primitivo Llerena-Canalejas y Cortés, atribuyó a la "falta de simbiosis neuronal", es decir, a que el cerebro de una fue perdiendo riego sanguíneo al verse privado de los estímulos de la otra.

Uno de estos chorros vivificadores lo constituía el cotidiano rezo del Santo Rosario, pía costumbre que doña Escolástica y Expectación practicaron todos los días y cuyo pausado discurrir propiciaba las discusiones más largas e intrascendentes que haya conocido la historia de la dialéctica.

"Expectación, se ha saltado un avemaría", "doña Escolástica, no me he saltado nada: vamos por tercer misterio y me toca empezar a mí", "no, niña -coontratacaba la baronesa- vamos por el cuarto... otra vez estás en Babia, Expectación", "como sigáis en este plan, cojo el bastón y me marcho", terciaba el doctor Llerena-Canalejas. "Pues márchese... así no tendré que aguantar los comentarios de la gente sobre usted y la baronesa", rechistaba la emérita asistenta. Entonces se oía bramar a Escolástica: "¡Te callas ya, Expectación! Y sigue por el cuarto".Nueve misas de difunto

Mientras aguardaba el comienzo de una de las nueve de misas de difunto que se celebraron por el alma de estas dos mujeres, el frustrado doctor Llerena trató de calcular el número de avemarías que rezaron señora y criada durante los 71 años de vínculo contractual: 365 días x 71 años x 5 misterios x 10 avemarías completaban casi 1 millón 300.000 oraciones. E inmediatamente le vino la siguiente reflexión a la cabeza: "con lo que discutían estas dos cotorras durante los rosarios, nunca se les ocurrió preguntarse quién se inventó el avemaría. Y a mí tampoco".

Primitivo se propuso saciar su curiosidad, para lo que consultó a don Fermín Jaureguízar (O.P), sacerdote bibliotecario del palacio episcopal, experto catador de pacharán y confesor de la baronesa durante los últimos 35 años.

El padre Jaureguízar le explicó que las dos partes que componen la más antigua oración mariana cuentan con varios siglos de diferencia. La primera y más antigua, que recoge el saludo del arcángel Gabriel a la Virgen, nace del evangelio de San Lucas, por lo que se ha dado por hecho que la Iglesia primitiva la recitó a modo de jaculatoria desde los primeros siglos de nuestra era.

"Pero hay algunos detalles menos conocidos", continuó don Fermín: el texto de San Lucas no cita el nombre de la Virgen en el momento de la salutación. Esta fue una idea de Severo, patriarca de Antioquía a principios del siglo VI (aunque luego destituido por hereje).Testimonio de las 'ostraca'

En unas 'ostraca' (trozos de cerámica, procedentes de jarras, vasos o cuencos) halladas entre las ruinas de Luxor (Egipto) se puede leer la frase: "Dios te salve, María". A estas breves palabras del arcángel, que se supone ya entonces recitaba buena parte del pueblo cristiano, se le añadieron otras no menos populares, a saber, las que pronunció la prima de la Virgen, Santa Isabel, al recibir la visita de María: "bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre". San Juan Damasceno, fallecido en el 749, ya comentaba estas frases en sus homilías. Asimismo, Urbano IV, papa del siglo XIII, añadió el nombre "Jesús" al final de la primera parte de la oración.

"¿Y la segunda parte?", inquirió Primitivo. "Se terminó de configurar después del siglo XV", aclaró el sabio dominico, "pero ya siglos antes concluía con alguna petición, aunque no idéntica a la que hoy usamos habitualmente". Está documentada la frase "ahora y en la hora de nuestra muerte" en el breviario de un cartujano que vivió en el año 1350. Dos siglos después, con ocasión de la reforma litúrgica del Concilio de Trento, Pío V fijó la fórmula definitiva que usamos hoy en día.La muerte del doctor Llerena

El doctor Llerena-Canalejas elogió la abisal cultura de don Fermín y se marchó a casa pensando: "Ahora sí que me puedo morir tranquilo". Lo cual sucedió no mucho después.

Le sobrevino un colapso al enterarse de que Luis Fernando Spottorno, díscolo sobrino-nieto de la baronesa, había invertido parte de la herencia de su tía abuela en pagar su propia campaña para alcalde de Ronda, como candidato de la Liga Comunista Revolucionaria.

"Luisito" escogió el siguiente eslogan electoral: "Vota a Luis Fernando: conciencia de clase obrera". El "shock" agravó en Primitivo una antigua úlcera sangrante. Murió a los pocos días. En sus manos inertes, don Fermín colocó el mismo rosario que sostuvieron doña Escolástica y Expectación en idéntica tesitura. Con ellas se encontró el galeno nada más atravesar las puertas del Paraíso. Hablaron de la Virgen, por supuesto. Ni una palabra de Luis Fernando.

Sigue @martinalgarra

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