Recuerdan en México la llegada del Sinaia, buque emblema del exilio español

  • A sus 88 años, Isabel Rosique recuerda nítidamente la mañana en la que, hoy hace 75 años, llegó al puerto de Veracruz a bordo de un buque, el Sinaia, una nave emblemática que marcó una de las páginas más importantes del exilio español.

Agustín de Gracia

Veracruz (México), 13 jun.- A sus 88 años, Isabel Rosique recuerda nítidamente la mañana en la que, hoy hace 75 años, llegó al puerto de Veracruz a bordo de un buque, el Sinaia, una nave emblemática que marcó una de las páginas más importantes del exilio español.

Rosique, a quien en México la llaman "la española" y en su Barcelona natal "la mexicana", fue uno de los 1.599 refugiados españoles que, a bordo del Sinaia, decidieron viajar a México al final de la Guerra Civil, cargados de frustraciones e ilusiones, y como en el caso de Isabel, aquí se quedaron para siempre.

"Me acuerdo de todo", dice Isabel a Efe al hacer memoria sobre la mañana del 13 de junio de 1939, el día que, después de una travesía de diecinueve días, desde la costa de Francia, el Sinaia atracó en el puerto mexicano de Veracruz.

"Me acuerdo que nos hicieron desayunar temprano, pero nos tuvieron dentro del barco hasta las 12 del día. Mi madre estaba desesperada", comenta Isabel Rosique.

Al igual que ella, representantes de la colonia española en México se juntaron hoy en Veracruz para conmemorar la fecha en la que el Sinaia, considerado como el barco emblema del exilio español, inauguró un trasiego de exiliados españoles que dejó una marca indeleble en la historia de México.

En buques como el Sinaia, el Mexique o el Ipanema, y por otros medios, llegaron a México más de veinte mil exiliados españoles, hasta 1942, que nutrieron el mundo cultural e intelectual de México con una riqueza de ideas que todavía hoy se recuerda con gran aprecio en este país.

"Seguimos teniendo los mismos ideales, de democracia y libertad, una determinada ética y una determinada manera de actuar", sostiene la presidenta del Ateneo Español en México, Carmen Tagüeña, quien junto a sus padres y su hermana llegó también exiliada a México, en 1955.

Representantes de esas familias se hicieron presentes hoy en el Instituto Veracruzano de la Cultura para recordar la fecha con una serie de conferencias sobre la llegada del Sinaia y el aporte de exilio español en México.

Como recuerda Isabel Rosique, el Sinaia, en su travesía, paró en Madeira y después en Puerto Rico, pero sus pasajeros no pudieron bajar del vapor, aunque por lo menos en el último lugar la gente se volcó al puerto para expresarles su solidaridad.

Recuerda con cariño las palabras de Antonio Zozaya, "un viejito con barbas", que cumplió 80 años durante la travesía y que pronunció un discurso entrañable para despedirse de España, y también el hecho de que entre los pasajeros se encontraban integrantes de la Banda Madrid.

"Todas las noches tocaban", sostiene la anciana, dando muestras de una gran memoria, con un castellano cargado de modismos locales, hija de un impresor que fue militante de Esquerra Republicana y que, al igual que muchos exiliados, pudo rehacer su vida en México, y aquí mismo murió.

El Sinaia completó su travesía después de que el entonces presidente mexicano, Lázaro Cárdenas, aceptara acoger a miles de exiliados españoles. Son familias que se quedaron en México negándose a volver a España hasta que no muriera el dictador Francisco Franco.

Así le pasó a los padres de Isabel Rosique, pero ella misma sí pudo volver a su Barcelona natal, la primera vez en 1979, y de ese viaje todavía recuerda que al pisar suelo español de nuevo notó que "la piedra era muy dura".

"Aquí la siento más ligera, más suave, pero (entonces) sentí que había llegado a mi lugar", sostiene.

Con cinco hijos, siete nietos y tres bisnietos, Isabel Rosique, que reside en la capital mexicana, sabe que morirá en México, pero ha pedido que cuando fallezca sus hijos traigan sus cenizas a Veracruz y las tiren al mar.

"Tienen que echarlas al agua, y a ver si llegan para allá", dice.

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