Reincorporarse a la "normalidad" tras un tumor cerebral

  • Reincorporarse a la normalidad, dentro de unas limitaciones, es el principal deseo de las personas que han tenido un tumor cerebral. Hasta un 70 por ciento de estos pacientes tendrán secuelas que les impedirán volver a su vida de antes si no reciben ayuda y aquí la neurorrehabilitación juega un papel esencial.

Teresa Díaz

Madrid, 10 jun.- Reincorporarse a la normalidad, dentro de unas limitaciones, es el principal deseo de las personas que han tenido un tumor cerebral. Hasta un 70 por ciento de estos pacientes tendrán secuelas que les impedirán volver a su vida de antes si no reciben ayuda y aquí la neurorrehabilitación juega un papel esencial.

Pacientes y especialistas médicos han incidido hoy en la importancia de esta terapia rehabilitadora con motivo del Día Internacional del los Tumores Cerebrales, de los que cada año se diagnostican en España alrededor de 3.500 nuevos casos y es la segunda causa de muerte en niños de 0 a 5 años.

"No hay daño cerebral demasiado leve para ser ignorado, ni demasiado grave para perder la esperanza", una frase de Hipócrates que Leticia hace suya después de que hace tres años le detectaran un tumor cerebral que le ha cambiado "radicalmente la vida", ha asegurado en un acto en el Hospital Ramón y Cajal, organizado por la Asociación de Afectados por Tumores Cerebrales en España (Asate).

Con 34 años y madre de dos hijos, que en aquel momento tenían 3 y 5 años, esta ingeniera de Caminos ya no ejerce porque le han reconocido la discapacidad debido a las secuelas que arrastra.

Su tumor, un glioblastoma no operable y con un alto grado alto de agresividad, ha sido tratado con quimioterapia y radioterapia. Cada ocho meses vuelve a aparecer un nuevo foco, al que se ataca como si fuera el tumor inicial.

Aunque aún no está curada, Leticia ya se ha sometido a sesiones de neurorrehabilitación. "Acudí pensando en una recuperación y una reinserción porque notaba que la cabeza me iba mucho más lenta, no era igual de ágil que antes y quería recuperar capacidad".

Y para ello se puso en manos de los especialistas de la Fundación Dacer (Daño Cerebral), que le dieron "pautas para poder recuperar el control".

Leticia no tiene "ni mucho menos la vitalidad que tenía antes" y su capacidad está "muy mermada", aunque no tiene secuelas motores (problemas para caminar o para mover los brazos), pero sí lentitud para procesar la información que recibe y para entender.

No obstante, esta paciente se considera muy afortunada porque su marido y sus hijos "han dado todo lo que han podido y más" para ayudarla en una enfermedad que no solo tiene un gran impacto en el afectado sino también en las familias.

Éstas son un pilar fundamental, un "agente activo" en el proceso de recuperación, para lo cual es importante que reciban estrategias de estimulación precoz, ha asegurado Lorena Rodríguez, vicepresidenta de la Fundación Dacer.

La rehabilitación tiene que empezar en el propio hospital, el lugar en el que se deben sentar las bases de la recuperación.

Pero no siempre ocurre así. La sanidad pública no ofrece esta prestación de manera específica para pacientes de tumores cerebrales.

"Es más sencillo que te rehabiliten de un accidente de esquí que de un tumor cerebral. No creo que sea ni medio razonable", ha subrayado Oscar Prieto, presidente de Asate, organización que reivindica la financiación de este servicio, que genera un gasto elevado para los afectados.

El doctor Luis Ley, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Ramón y Cajal, ha explicado que las secuelas van a depender del tipo de tumor y de su localización, aunque ha reconocido que hay pérdidas temporales de funciones y capacidades, que mejoran con la rehabilitación.

Este especialista ha señalado que dentro del paciente hay una persona que espera tener esperanza de vida, pero también calidad de vida. Y ahí entra el neurorrehabilitador.

Por su parte, la doctora María Ángeles Vaz, del servicio de oncología médica de este hospital, ha destacado los "importantísimos" avances que se están produciendo en el conocimiento molecular de los tumores cerebrales -lo que está ayudando a clasificar mejor los tipos y subtipos y afinar en los tratamientos-, así como en la "búsqueda infatigable" de nuevos fármacos.

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