Los problemas de salud han empujado al Papa Benedicto XVI a anunciar que dejará su cargo el 28 de febrero. A las 20:00 horas de ese día, la Sede de Roma, la Sede de San Pedro, estará vacante y se convocará un cónclave que elegirá al nuevo Pontífice Supremo. Una pregunta queda en el aire: ¿por qué ha elegido el 28 de febrero para ceder su puesto al frente de la Iglesia católica?
El 28 de febrero es un día que está marcado en rojo en el calendario histórico del catolicismo. Ese mismo día, pero en el año 380, el emperador romano Teodosio decretó el Edicto de Tesalónica, por el que el cristianismo católico se convertía en la religión oficial del imperio.
Fue una fecha clave para la Iglesia Católica porque a partir de entonces, el cristianismo creció con muchísima más fuerza y rapidez. Pasó de ser perseguido a ser protegido e incluso a ser perseguidor en ocasiones. ¿Ha elegido Benedicto XVI la misma fecha para que su renuncia aparezca justo en ese día tan señalado?
Benedicto XVI es un Papa amante de la teología y la historia como ha demostrado a lo largo de los años. Está claro que conoce el Edicto de Tesalónica y la importancia que tuvo. Quizá ha buscado que su renuncia voluntaria, un hecho desconocido en la Iglesia desde hace 700 años, cuando hizo lo propio Celestino V, sea la contraposición a aquel edicto.
El 28 de febrero del año 380, el cristianismo se convirtió en un poder en sí mismo; el mismo día de 2013, un Papa renunciará a su cargo y a ese poder porque no tiene fuerzas para ser la cabeza de la iglesia. Del poder a la humildad, todo en un mismo día separado por casi 20 siglos de historia.
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