Solidarios en acción: Una mano para la educación de los niños indígenas de Costa Rica

  • Los niños indígenas costarricenses deben caminar por trayectos montañosos de varios kilómetros cada día para asistir a clase. Además, tienen que enfrentarse a la barrera del idioma -en sus casas no hablan español- y las necesidades económicas de sus familias. Muchas de ellas no tienen ni para comprar un cuaderno a sus hijos. Ante esta situación, muchos menores abandonan las aulas con frecuencia, algo que ha motivado a una asociación de estudiantes universitarios del país para prestarles ayuda.
Obstáculos indígenas
Obstáculos indígenas
lainformacion.com
Karen Fernández Monterrosa

Las comunidades indígenascostarricenses son de las más pobres del país. Un difícil terreno, las distancias a pie, el idioma -el 50 por ciento de los indígenas no habla español- y el poco acceso a los servicios básicos son tan sólo algunos de los obstáculos a los que se enfrentan sus pobladores cada día.

Por ello, la Asociación Costarricense de Estudiantes Universitarios (ACEU) lleva seis años, ayudando a los niños de estas comunidades a continuar estudiando. Hasta el momento ha trabajado en dos cantones donde se concentra la mayor cantidad de residentes indígenas. Se trata de Talamanca -en el Caribe costarricense- y Chirripó -la montaña más alta de Costa Rica, con 3.820 metros en el cantón de Turrialba-. Los estudiantes de las escuelas Patiño, Cerro Azul y Namaldi han sido los principales beneficiados.

Los niños de la escuela Cerro Azul -de entre seis y 17 años- deben caminar como media unos tres kilómetros, por los márgenes de los ríos Chirripó y Namaldi y otros trayectos por la densa y empinada montaña, lo que les representa unos 40 minutos para acceder al centro educativo. Sin embargo, cuando llega la temporada de lluvias, la situación se complica, pues debern realizar el recorrido sólo por la montaña y el tiempo se incrementa hasta tres horas, explica Karen Navarro Vargas, directora del centro educativo.

"Los padres de mis estudiantes se dedican a la venta de hoja de Yute para subsistir y ésta se comercializa los miércoles y fines de semana, por lo que ese día simplemente no asisten a clase. La situación económica que viven es tan difícil que no les queda otra opción", comenta la educadora.

Por ello, agradece enormemente la ayuda que ACEU les brinda a estos menores desde San José -la capital costarricense- para iniciar y continuar con sus estudios de primaria y secundaria. "Muchos de ellos no tienen ni para adquirir un cuaderno y gracias a iniciativas como ésta [de ACEU] de dotarlos de una ayuda económica, uniformes y útiles escolares, ya pueden asistir y prepararse para un mejor futuro",  agrega.

BARRERA IDIOMÁTICA

La legislación costarricense establece que en aquellas regiones donde predomine otra lengua distinta al español se debe impartir la enseñanza en su idiomapredominante (bribrí, cabécar, maleku, entre otros) y dar lecciones de castellano como materia adicional. Sin embargo, "esto se ha convertido en un impedimento para conseguir educadores para estos menores pues son pocos los docentes capacitados para el cargo", explica Denis Tenorio, director del proyecto de la asociación universitaria.

"Ese desconocimiento de la cultura y el idioma contribuye además al desgano estudiantil. Por eso nos propusimos incentivarlos y apoyarlos para que reciban las lecciones en su idioma, que se puedan preparar más como personas y accedan a un mejor futuro educativo", añade Tenorio.

Los pocos maestros disponibles para brindarles educación surgen de otros pobladores que salieron de sus comunidades años atrás para estudiar y regresan a ellas para llevar oportunidades a los más jóvenes, pero la demanda está creciendo más aceleradamente que la oferta.

DISCRIMINACIÓN DE LAS NIÑAS

Aunque se trata de mantener un trato igualitario entre los estudiantes beneficiados, la situación de discriminación que viven las niñas indígenas no ha pasado desapercibida para la asociación de estudiantes y su director admite la intención de favorecerlas especialmente.

El aislamiento y abandono en el que viven estas poblaciones hace que en ellas predominen "leyes" establecidas por los jefes de las comunidades indígenas, lo que muchas veces va en contra de los derechos fundamentales básicos que funcionan en el resto de Costa Rica.

"Y como las necesidades económicas son muchas, la educación no es prioridad, por lo que los padres prefieren, sacar a sus hijos de la escuela e incorporarlos a las labores agrícolas desde muy temprana edad para que contribuyan al sustento familiar", explica Tenorio.

"El machismo se convierte en otro obstáculo importante y una vez concluida la primaria los progenitores prefieren buscarles un esposo a sus hijas que contribuya con la manutención familiar o, en el mejor de los casos, dejarlas en casa cuidando a sus hermanos menores y ayudando en las labores domésticas", afirma el gestor del programa.

BECAS PARA PALIAR EL ABANDONO ESCOLAR

La Asociación de Estudiantes Universitarios trabaja desde el año 2005 en el apoyo y promoción de la educación en comunidades indígenas de Costa Rica.

Pero la tarea no es fácil. La asociación trabaja todo el año en la búsqueda de padrinos que con su contribución económica ayuden a mantener a los menores en el sistema educativo.

Este año la ACEU ha otorgado cerca de cien becas que consisten en ayuda económica mensual para motivar a los padres a mantener a los menores de entre seis y 17 años en el sistema educativo.

"Lamentablemente, Costa Rica no ha escapado a la crisis económica y hemos visto disminuido en un 50 por ciento las ayudas que percibíamos", explica el director del programa.

Dependiendo del periodo del año en el que se encuentren y de las necesidades materiales que vayan surgiendo, así se destinan los recursos económicos que se obtienen.

La comunicación constante entre los empleados y voluntarios de la asociación con las directoras de las escuelas beneficiadas permite una coordinación adecuada para elegir a los candidatos a las becas y conocer con exactitud sus características.

También se trata de ayudar con material didáctico a la institución educativa y, en ocasiones, con reparaciones en su infraestructura.

Además, cuando se acerca el fin de año, se recolectan juguetes para repartirlos entre los estudiantes para premiar así el esfuerzo y permanencia en los estudios.

"Los últimos años les hemos organizado un paseo a un parque de atracciones ubicado en San José. Muchas de las veces, ésta es la primera oportunidad en la que los menores y sus padres salen de sus comunidades indígenas ubicadas en el centro de la montaña. Ahí, luego de disfrutar todo el día de los juegos, se les brinda un almuerzo y se les entregan los regalos", manifiesta Denis Tenorio.

En el tiempo que lleva funcionando el programa, la Asociación Costarricense de Estudiantes Universitarios ha ayudado a unos 700 menores indígenas, algunos de los cuales ya han concluido sus estudios.

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