Solo el 25 % de los residuos electrónicos se tratan en plantas autorizadas

  • Solo el 25 % de los residuos electrónicos domésticos (televisores, lavadoras, frigoríficos, ordenadores) son procesados en plantas autorizadas, mientras que el resto termina en chatarrerías, zonas residenciales, descampados y almacenes, según un estudio difundido hoy por la asociación de consumidores OCU.

Madrid, 30 oct.- Solo el 25 % de los residuos electrónicos domésticos (televisores, lavadoras, frigoríficos, ordenadores) son procesados en plantas autorizadas, mientras que el resto termina en chatarrerías, zonas residenciales, descampados y almacenes, según un estudio difundido hoy por la asociación de consumidores OCU.

Como parte de una investigación que también realizó hace dos años esta misma organización, se ha seguido el rastro a 16 residuos electrónicos para comprobar si se reciclan en lugares autorizados y se ha constatado que la situación ha empeorado.

Según la OCU, está fallando el sistema de gestión de residuos; en teoría, el mismo está diseñado para que el consumidor no tenga que pagar cuando lleva un aparato viejo al punto limpio o lo deja en un establecimiento al adquirir uno nuevo.

El paso siguiente es que el aparato vaya a la planta de reciclaje donde se separan los materiales contaminantes y se recuperan los "valorizables", pero "la práctica es muy diferente", denuncia la organización.

La OCU apunta problemas en todas las fases de recogida y reciclaje: trabas en la entrega, robos en los puntos limpios, cobros por recoger el residuo, desplazamientos innecesarios, envíos directos a chatarrerías, incluso paso de residuos por plantas de reciclado autorizadas sin recibir tratamiento.

La organización denuncia además que el sistema sólo beneficia al fabricante, que cobra siempre, pero solo paga cuando el aparato se recicla.

Añade que los fabricantes cargan en el precio en cada aparato nuevo un dinero para el futuro reciclado sin que aparezca desglosado en la factura y solo pagan al sistema que gestiona los residuos de forma colectiva o SIG lo que se ha reciclado.

Por tanto, además de "engaño" al consumidor se está produciendo un delito ambiental, ya que muchos residuos acaban triturados en lugares no preparados para ello y liberan sustancias peligrosas.

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