Tailandia tardará por lo menos un mes más en dejar de ser rehén del agua

  • Las aguas que continúan haciendo estragos en Bangkok podrían tardar un mes más en despejarse del todo y llegar al mar. Mietras tanto, y aunque esto ocurra, los habitantes de la capital tailandesa seguirán siendo "rehenes" de la catástrofe natural que se ceba con el país desde agosto.
Bangkok afronta el peligro de las inundaciones que han causado 381 muertos
Bangkok afronta el peligro de las inundaciones que han causado 381 muertos
Patrick Winn, Bangkok (Tailandia) | GlobalPost

Un mes. Ese es el tiempo que las aguas que inundan Bangkok podrían tardar en despejarse y llegar al mar.

Y, aunque la primera ministra de Tailandia, Yingluck Shinawatra, declaró ayer que se había superado el peligro de que empeoren la inundaciones, los habitantes de la capital tailandesa seguirán siendo "rehenes" de la catástrofe.

Desde el mes de agosto las intensas lluvias monzónicas no dejan de caer en las montañas del norte de Tailandia, enviando cascadas de agua hacia el sur e inundando las provincias en torno a Bangkok.

Ahora, la gravedad terrestre hace que las aguas fluyan hacia la capital, situada en un terreno llano y con una población de 10 millones de habitantes. El corazón económico y político de Tailandia está rodeado de agua, protegido tan sólo por diques de cemento e improvisados muros hechos con sacos de arena.

Pero si estas defensas fallan (y puede que lo hagan, según advierte el gobierno), incluso el centro densamente poblado de la capital podría quedar cubierto con aguas.

La situación ha generado el pánico en Bangkok. Tiendas y casas están rodeadas de sacos de arena. Los más acaudalados han huido hacia las zonas de playa. Quienes no pueden marcharse se dedican a llenar su despensa de comida y a comprar todo lo que encuentran en los supermercados.

En los distritos de oficinas que están a nivel más bajo, donde ya han comenzado las inundaciones, los empleados han cambiado los zapatos Oxford y los tacones por chancletas.

"Tenemos miedo de que la gente en Bangkok se muera de hambre, no de que se ahogue", asegura Bhichit Rattakul, ex gobernador de la ciudad y director del Centro de Prevención de Desastres de Asia. "La gente que no tenga nada que comer o agua para beber (por desabastecimiento) se encontrará en una situación difícil".

A medida que las aguas avancen los centros de evacuación se llenarán y el comercio se frenará, pero lo más probable es que se produzcan más muertes por ahogamiento y electrocución que por hambre.

El gobierno de Tailandia lleva días advirtiendo a los ciudadanos para que hagan acopio de provisiones. Las autoridades han decretado cinco días de vacaciones para que la gente pueda buscar refugio en provincias más secas.

El impacto de las inundaciones variará mucho según los distritos. Bhichit admite que en algunas de las zonas más activas de la capital, como la arteria principal de Sukhumvit Road, las consecuencias serán probablemente mínimas. "Como mucho podría llegar el agua hasta las aceras", dice. Pero en otras zonas el agua podría alcanzar el metro y medio de altura.

Pero las consecuencias más duras todavía están aún por venir.

Mucho después de que las aguas lleguen al mar, la economía de Tailandia, la segunda mayor del sureste asiático, continuará sufriendo. Según Reuters, más de 800.000 casas han sido destruidas y casi 650.000 personas se han quedado temporalmente sin trabajo.

"La última vez que vi mi casa, el agua me llegaba hasta la cintura. Y fuera el agua me cubría hasta el pecho", asegura Anuwat Sumploy, un vendedor de arroz de 33 años que vive en Rangsit, una ciudad en el extrarradio de la capital.

"Me siento totalmente perdido. No tengo palabras para explicarlo", dice Anuwat, que se refugia en un centro de evacuación junto a su mujer, su anciana madre y un hijo de dos años. "Se supone que tengo que cuidar de mi familia ¿sabe? Hemos perdido muchísimo, y sentado aquí pierdo aún más. Mi casa está inundada, y en donde hay agua hay mosquitos y porquería. Pero yo sólo quiero regresar allí", admite.

Anuwat y otros millones de evacuados no podrán volver pronto a sus hogares. Según el gobierno, las inundaciones de Bangkok podrían durar entre dos y cuatro semanas. En cuanto el agua comience a bajar de nivel, muchas personas volverán a sus casas inhabitables, a vehículos que no arrancan y a fábricas echadas a perder.

Las consecuencias económicas de la catástrofe son alarmantes. Se calculaba que la economía de Tailandia crecería este año un 5 por ciento. Ahora, Moody's calcula que las inundaciones acabarán costando 65.000 millones de dólares en pérdidas y harán que el PIB anual del país crezca sólo un 2,8 por ciento.

La inundación de más de 10.000 fábricas tiene consecuencias en lugares remotos. Los fabricantes de automóviles japoneses, que dependen de fábricas de ensamblaje en Tailandia, han visto cómo su producción se reduce en 6.000 vehículos al día. Incluso fábricas de Toyota en EEUU que necesitan piezas fabricadas en Tailandia han tenido que recortar las horas de trabajo de la plantilla.

Y como en Tailandia se produce una cuarta parte de los discos duros de todo el mundo, las fábricas de los MacBook de Apple podrán sufrir carestías, según ha reconocido su presidente, Tim Cook.

Además, existe la posibilidad de que las inundaciones continúen produciéndose una y otra vez en el futuro. El enorme crecimiento de Bangkok en las últimas décadas ha multiplicado el número de casas y tiendas que se levantan sobre el suelo blando y fangoso de la región. La jungla que antaño rodeaba la capital minimizaba las inundaciones por el agua que baja de las montañas.

Pero toda esa vegetación ha sido sustituida por edificios de apartamentos y fábricas. Con las defensas naturales disminuidas, la congestionada capital tan sólo está protegida por las reservas, presas y estaciones de bombeo gubernamentales.

Los detractores de la nueva primera ministra equiparan esta crisis ala del huracán Katrina en EEUU: un desastre natural que además está mal gestionado por el gobierno nacional.

El abanico de alertas emitidas estas semanas por el gobierno continuan balanceándose desde la tranquilidad al pánico. Casi el 90 por ciento de los encuestados por el Assumption College aseguran sentirse "confusos" por las informaciones que da el equipo de coordinación de las inundaciones, que encabeza la propia Yingluck Shinawatra.

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