Tras la tempestad, el derribo

  • Francia demolerá entre 1.300 y 1.500 viviendas de su litoral atlántico tras las inundaciones provocadas por el temporal Xinthia.
La tormenta Xinthia derribó entre 1.300 y 1.500 viviendas en Francia - EFE
La tormenta Xinthia derribó entre 1.300 y 1.500 viviendas en Francia - EFE
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Sara Acosta

Las inundaciones que entre los meses de febrero y marzo dejaron cientos de casas anegadas en el sur de Francia y de España, estarán seguidas de una decisión inédita hasta ahora en la gestión de riesgos naturales. El país galo tiene previsto anunciar esta semana el derribo de entre 1.300 y 1.500 viviendas levantadas en terreno inundable, es decir, inhabilitadas para la edificación por riesgo de catástrofe natural.

La medida llega después de que el temporal Xinthia arrasara el 28 de febrero cientos de viviendas y dejara 53 muertos en los departamentos de Charente Maritime y Vendée, en el sur de la costa atlántica de este país.

La catástrofe, inédita por su virulencia, levantó la polémica sobre los excesos urbanísticos en el litoral del país. Los expertos achacan la deriva a una serie de errores en toda la cadena de ordenación del territorio. El crecimiento exponencial de la demanda turística en la zona y los beneficios económicos para la región empujaron a la administración a relajar la verificación de los permisos de construcción en zona inundable, muchos de ellos inexistentes, incompletos o mal formulados, según ha trazado la prensa gala.

Ahora, el derribo programado, que para muchas familias se trata de su vivienda principal, augura enfrentamientos jurídicos con la Administración, ya que estas casas se levantaron dentro de la legalidad.

Un estudio realizado tras a catástrofe arroja un balance de 770.000 viviendas amenazadas en Francia por riesgo de inundación. De ahí que haya surgido un nuevo debate, sobre la ampliación de la distancia entre la construcción de viviendas en el litoral y el mar, o la adaptación de las futuras construcciones a la subida del nivel del mar.

Para el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, la opción está clara. "Donde exista riesgo mortal, nadie habitará", explicó hace quince días durante una visita a la zona devastada. Sin embargo, si sus palabras se aplicaran al pie de la letra, un total de 713 casas deberían derruirse.

Así, muchas voces recomiendan seguir el ejemplo de Holanda, que ha hecho de ganar terreno al mar un eje de su política de urbanización, o de Nueva Orleans tras el paso del huracán Katrina. En ambos casos, la urbanización en zona inundable no ha quedado prohibida, sino que la planificación urbanística prevé casas mejor adaptadas al paso del agua, como su construcción sobre pilares. El principal escollo a esta medida es su elevado coste.

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