Un hospital en ruinas, símbolo de la debacle económica de Sudán del Sur

  • Con las ventanas desvencijadas, sin medicamentos y saturado de pacientes, el hospital militar de Yuba vive una odisea para continuar su labor debido a las medidas de austeridad del Gobierno sursudanés, un año después de independizarse de Sudán.

Marvis Birungi

Yuba, 13 jul.- Con las ventanas desvencijadas, sin medicamentos y saturado de pacientes, el hospital militar de Yuba vive una odisea para continuar su labor debido a las medidas de austeridad del Gobierno sursudanés, un año después de independizarse de Sudán.

La suspensión de la producción de petróleo, por disputas con Jartum sobre el tránsito del crudo sursudanés por el vecino del norte, ha acabado de hundir la ya débil economía de Sudán del Sur y las duras políticas adoptadas para superar la crisis han afectado sobremanera al centro.

Sin apenas fondos públicos ni equipamiento, parte del cual se lo llevaron los soldados sudaneses al salir del territorio sureño, las ventanas de la sala de operaciones del hospital se caen a trozos, mientras que en otras partes del edificio simplemente han desaparecido.

Las treinta camas de la sala quirúrgica, ocupadas en su mayoría por heridos en los enfrentamientos de abril entre las tropas de Sudán y Sudán del Sur, se apoyan en haces de juncos. Algunos pacientes, con las piernas, brazos y cabezas vendadas, no tienen un lecho en el que descansar y son atendidos fuera por los médicos.

Ring Gai Akoi, una víctima del bombardeo lanzado por los aviones sudaneses, yace en una cama con una mosquitera llena de polvo.

"He estado aquí durante casi tres meses. Mi tratamiento ha tomado mucho tiempo porque los médicos dicen que no hay suficientes medicamentos para curarme rápidamente", dijo a Efe Akoi, cuya espalda y pecho presentan quemaduras.

Junto a Akoi, un soldado que luchó con el Ejército nacional en la zona fronteriza en disputa de Heglig, rica en petróleo, grita mientras los médicos tratan de sujetarlo a la cama y comentan que ha quedado traumatizado por el conflicto.

El enfrentamiento por Heglig, que fue ocupado durante diez días por las fuerzas sursudanesas, estuvo a punto de derivar en un conflicto armado a gran escala entre los dos países, que han protagonizado frecuentes crisis desde la independencia de Sudán del Sur.

El hospital militar de Yuba, construido por Sudán en 1964, fue administrado conjuntamente por el Movimiento Popular de Liberación de Sudán (MPLS), que dirige ahora Sudán del Sur, y las Fuerzas Armadas sudanesas desde la firma del acuerdo de paz en 2005 hasta la independencia.

Desde el nacimiento de Sudán del Sur hace un año, el encargado del hospital es el Ejercito sureño, que por falta de dinero no ha podido efectuar ninguna mejora.

El doctor Kuor Deng, director del hospital, explicó a Efe que el centro no ha sido renovado desde entonces y denunció que partes del techo están cediendo, muchas ventanas tienen agujeros y los marcos de las puertas se caen.

"Solo hay ocho médicos y pocas enfermeras para tratar a cientos de pacientes por día", se lamentó el médico, que señala que la zona principal del edificio está prácticamente vacía por falta de equipamiento.

En todo el país tan solo hay tres grandes hospitales y la proporción es de un médico por 500 pacientes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que sitúa a Sudán del Sur entre los peores países en ese campo.

Según Deng, los equipos informáticos y la mayoría del material fueron retirados por los soldados de Sudán al abandonar el país el año pasado después de la independencia.

El hospital cuenta con dos salas de cirugía y opera a al menos dos pacientes al día. Aunque se trata de un hospital militar, muchos civiles acuden a él para ser tratados de enfermedades comunes como la malaria, la fiebre tifoidea y la diarrea.

Los civiles son tratados de forma gratuita, pero el hospital normalmente se queda sin medicamentos, ya que solo se suministran suficientes provisiones para los soldados.

Junto a la sala de operaciones se aprecian varios muros a medio construir de un metro de alto, que un día se convertirán en el nuevo centro de diagnóstico.

Para Deng, las medidas de austeridad adoptadas por las autoridades han retrasado el proyecto, que está siendo construido por una empresa sudafricana y contará con equipos médicos donados por Estados Unidos.

Pese a la ayuda de otros países, hasta que el Ejército sureño no disponga de dinero para terminar la construcción del edificio, tanto los médicos como los pacientes tendrán que esperar en este espacio ruinoso.

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