Un monje italiano se arriesga a ser expulsado de Siria por criticar violencia

  • El antiguo monasterio de Mar Musa se ha colado en la política siria, al exigir el régimen de Damasco la salida del país del monje italiano que dirige el centro por sus críticas a la actual situación de violencia y sus llamamientos a la reconciliación.

George Bagdadi

Damasco, 10 dic.- El antiguo monasterio de Mar Musa se ha colado en la política siria, al exigir el régimen de Damasco la salida del país del monje italiano que dirige el centro por sus críticas a la actual situación de violencia y sus llamamientos a la reconciliación.

La reciente publicación de un mensaje en el que el jesuita Paolo Dall'Oglio instaba al diálogo y a aceptar el pluralismo y la libertad de opinión, ha levantado ampollas en las autoridades sirias.

Dall'Oglio, que llegó hace tres décadas a Siria para refundar este monasterio católico y trabajar por el diálogo interreligioso, afirmó que el papel de los cristianos en la crisis es "fomentar la reconciliación", así como lograr "un acuerdo que tenga en cuenta las razonables demandas de todas las partes".

"La reconciliación requiere algunas condiciones fundamentales (...), la más importante de ellas aceptar el pluralismo, la libertad de opinión, y el respeto a la dignidad de los ciudadanos y sus derechos básicos", decía su mensaje, publicado con motivo de la llegada de la Navidad en la revista mensual "Popoli".

Su intento de mediación para acabar con la división en el país no fue bien recibido por el régimen del presidente Bachar al Asad, quien afirma que detrás de las protestas en su contra hay "grupos terroristas" y una conspiración internacional.

Por su parte, los opositores denuncian una sangrienta represión de las manifestaciones y la ONU ha cifrado en más de 4.000 los muertos desde el inicio de la revuelta el pasado mes de marzo.

En medio de esta situación, Dall'Oglio, que considera Siria y el monasterio de Mar Musa su hogar, trata de sortear las dificultades, aunque esto implique ciertas concesiones.

El religioso aseguró a Efe que ha propuesto a las autoridades sirias comprometerse "menos con la política y la cultura y más con los asuntos religiosos" para evitar su expulsión del país.

La decisión gubernamental, que todavía no se ha formalizado y está a la espera de que la haga oficial el obispo de Homs, ha despertado una amplia campaña de apoyo al monje en las redes sociales, tanto por parte de cristianos como de musulmanes.

El jesuita goza de respeto en Siria porque ha convertido el monasterio de Mar Musa, construido en el siglo XI y abandonado en el XIX, en un ejemplo de hospitalidad y vida monástica oriental, y, lo que es más importante, en un centro de diálogo interreligioso.

Pese a su intención de no inmiscuirse en política, Dall'Oglio no duda en exponer sus opiniones sobre un posible conflicto armado y confesional en Siria o sobre la intervención extranjera, que considera "un grave error".

"Rechazo la idea de una guerra civil confesional, así como la lucha armada en todas sus formas. El diálogo es la única vía", señaló el monje durante su conversación con Efe.

Los temores a un conflicto armado y a la violencia confesional, de la que ha advertido la Liga Árabe, se extienden en un país en el que la mayoría de la población es suní, pero los gobernantes son alauíes (una rama del chiísmo) y hay minorías cristianas y drusas.

El monje, a la espera de que se confirme o no su expulsión de Siria, se dedica estos días al rezo y el recogimiento espiritual para rogar por la reconciliación y la paz en el país.

Todavía no ha perdido la esperanza de que la orden sea revocada ya que considera que su sitio está en ese aislado monasterio, situado en un promontorio rocoso 90 kilómetros al norte de Damasco y al que para acceder es necesario subir 343 escalones.

Después de tres décadas en el país, Dall'Oglio se muestra firme en su deseo de quedarse aunque para ello deba evitar ciertos comentarios: "Prefiero permanecer en silencio en Siria que hablar desde el exilio", dijo.

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