Limusinas, descapotables, con cúpula... Estos son algunos de los modelos de papamóvil que podemos encontrar en la gran flota de vehículos del Vaticano, todos ellos adaptados a las necesidades de cada Papa. El último modelo en entrar en el garaje del Vaticano ha sido un Mercedes G 500 Cabriolet., porque Benedicto XVI quería un coche para el buen tiempo.
En el último papamóvil, estrenado por Benedicto XVI hace menos de cinco años, destaca el color blanco místico de su carrocería a juego con todos los detalles, incluida la tapicería, también de este color, clave en la simbología cristiana. El blanco es uno de los símbolos de la Resurrección: el color de la túnica de Jesucristo.
A diferencia de las limusinas, típicas de los Jefes de Estado, el Santo Padre tiene que subirse a su particular papamóvil por la parte trasera, a través de unos estribos en forma de dos escalones.
Además del trono preparado especialmente para Benedicto XVI, a una mayor altura para que los fieles puedan verle desde una mayor distancia, en la parte trasera también cuenta con una plataforma en la que el Papa puede viajar de pie.
El Santo Padre continúa una larga tradición con el papamóvil que empezó el Papa Pío XI, el primero en recibir un Mercedes-Benz como coche oficial en 1930. Era una limusina. Desde entonces, la flota del Vaticano se ha ido ampliando con regularidad según las necesidades de cada Pontífice.
Este cabriolet se une a los modelos Clase S y Clase M, todos ellos con una protección especial que se ha ido mejorando desde el atentado que sufrió Juan Pablo II el 13 de mayor de 1981.
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